En una inspección llevada a cabo por la OCIE (oficina de inspección de cumplimiento de la SEC, por sus siglas en inglés) sobre 26.600 transacciones y un total de 1.250 millones de dólares realizadas por parte de 10 broker-dealers, se detectaron irregularidades en lo referido a los controles obligatorios que las firmas deben llevar a cabo en las ventas a particulares de productos estructurados.
En concreto, los incumplimientos detectados entre enero de 2011 y diciembre de 2012, fechas a las que se refiere la alerta, están relacionados con los controles que deben realizar las entidades para determinar la conveniencia de recomendación de este tipo de productos a un determinado cliente y con los protocolos de supervisión de estos procesos dentro de la propia firma.
El objetivo del regulador es que las firmas sean conscientes de la importancia del diseño de controles efectivos y de su implementación. En este sentido, especifica “esta alerta persigue incrementar la notoriedad de las debilidades existentes y que las firmas las tengan en cuenta cuando diseñen sus protocolos de actuación”.
Al revisar la documentación de compradores reales -incluyendo datos sobre aversión al riesgo y objetivos de inversión, edad y aprobaciones por parte del cliente para operar opciones- el equipo pudo identificar el tipo predominante de compradores implicados en cada entidad. También se revisaron las ventas posteriores –para analizar plazos y precio de venta antes de su madurez- y la frecuencia con que cada firma se desvió de las políticas internas referidas a adecuación de recomendaciones a clientes.
La SEC detalla algunos ejemplos, como que en cuatro oficinas de una misma entidad se habían vendido más productos estructurados a inversores con objetivos de inversión claramente conservadores que a clientes con perfiles agresivos y objetivos de especulación -tanto más, como que los primeros compraron hasta 96 millones mientras que los segundos sólo 11- o que, en dos de las firmas, se habían vendido estos productos a ancianos o a gente de la que no constaba la edad.
La alerta recuerda que FINRA anima a las entidades a asegurar que sus representantes tienen una base lógica para creer que “el cliente tiene conocimientos y experiencia en temas financieros suficientes como para esperar –de manera razonable- que sea capaz de evaluar los riesgos de la transacción recomendada y puede asumir el riesgo financiero de dicha posición”, como parte de su obligación de adecuar la oferta de productos complejos al perfil del cliente. La normativa de FINRA también obliga a los brokers-dealers a inspeccionara y controlar a sus colaboradores y puede sancionarlos si fallan en su tarea evitar violaciones de la normativa por parte de una persona que está bajo su supervisión.