La nueva Ley de Emprendedores de Argentina empezó su andadura este mes de junio, con el objetivo de reproducir el Progama Yozma (iniciativa en hebreo) de Israel, una plan que fue precursor de la tranformación del país en una de las mecas de los emprendedores.
La Ley de Emprendedores tiene como eje principal facilitar la creación de empresas con un mínimo de burocracia. Pero lo más novedoso es la asociación del Estado y de empresas privadas para financiar proyectos de alto impacto. Los analistas consideran que la normativa provocará un despegue de las inversiones de riesgo en el país.
«Esta ley genera una competitividad que se había perdido con respecto a la región. En la actualidad armar una sociedad en Argentina es un dolor de cabeza: requiere nada más y nada menos que 17 trámites distintos y puede tardar de tres a seis meses», explica Ariel Arrieta, co-fundador de NXTP Labs, uno de los fondos de inversión de nueva generación en Argentina.
El sector agrícola, financiero, las energía renovables o la tecnología forman parte de los sectores donde se genera mayores expectativas de negocio.
«Más allá de simplificar lo burocrático, lo principal que tiene la ley es que habilita fondos públicos para armar un fondo de fondos que permita incentivar el mercado, algo crítico para apoyar a la industria de Venture Capital y que facilita la inversión en nuevas empresas», añade Arrieta.
Los inversores privados que aporten fondos a estas nuevas compañías tendrán importantes incentivos fiscales, pudiendo desgrabar hasta el 75% del valor invertido.
Hay actualmente en Argentina unos 300 fondos de inversión de alto riesgo que están apostando a startups de alto impacto y con gran potencial de crecimiento. Se calcula que la nueva ley generará 560 nuevas empresas de alto impacto.