Helena Viñes forma parte del Grupo de Expertos Técnicos en Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, que está integrado por 32 expertos y representantes de instituciones europeas. Todos ellos trabajan para articular un sistema financiero que haga frente al cambio climático y apueste por el desarrollo sostenible. Viñes aplica sus conocimientos en BNP Paribas AM, donde trabaja mano a mano con las empresas para conseguir la integración de factores ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) en la toma de decisiones de inversión y en la gestión de riesgos. En una entrevista con Funds Society, destaca que, en los últimos años, ha apreciado un cambio significativo en la actitud de las firmas, que, actualmente, se muestran mucho más concienciadas.
Viñes revela que el Grupo de Expertos de la CE está dividido en cuatro áreas y ella integra la de Taxonomía. Por ello, su labor está centrada en desarrollar una lista de actividades que puedan ser consideradas sostenibles desde un punto de vista medioambiental, así como un estándar para la emisión de bonos verdes a nivel europeo.
Además, trabaja para mejorar la directiva europea en relación al reporte de la transparencia y la información de las empresas respecto a factores no financieros que tienen relación directa con el cambio climático. Su cuarta y última misión consiste en “definir unos criterios mínimos y de trasparencia para los índices hipo carbónicos y los índices de impacto climático positivo, así como los criterios de transparencia para los índices ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno)”.
Precisamente su labor en BNP Paribas AM se centra también en este último objetivo. “Trabajamos mano a mano con las empresas. De hecho, contamos con un programa de diálogo muy detallado a través del cual fomentamos dicho contacto y que empleamos para entender cómo integran criterios ASG en el día a día de sus actividades”, relata.
El equipo de Viñes se reúne principalmente con aquellas compañías que forman parte de las carteras de sus fondos, pero también con las que, por la naturaleza de su actividad, tienen una mayor exposición a determinados riesgos sociales o medioambientales, como, por ejemplo, aquellas que se dedican a la producción de aceite de palma.
“El factor concreto en el que normalmente tenemos que ahondar más es la ‘G’ de este acrónimo, es decir, el relativo al buen gobierno”, revela. Consultada sobre si se encuentran con algún otro obstáculo a la hora de tratar con las firmas, asegura que, cuando comenzó esta labor, hace ya más de ocho años, “sin duda era mucho más difícil”. En concreto, el acceso era más complicado, el diálogo menos fluido y muchas empresas, sobre todo americanas y asiáticas, “estaban cerradas en banda”.
Sin embargo, “ha llovido mucho desde entonces” y, asegura, ha habido “un cambio significativo”. Actualmente, tienen mucho más acceso a nivel directivo y el diálogo es fluido. Incluso, muchas de las empresas que antes les cerraban las puertas les piden ahora que compartan información y que realicen presentaciones a sus Consejos de Administración con el fin de mejorar su compresión sobre estos criterios y ver qué necesitan sus inversores.
“Por ejemplo, el director general de Repsol viene a vernos prácticamente una vez al año, lo que viene a ilustrar cómo de diferente es el nivel de acceso y de interlocución en general y concretamente en las grandes multinacionales, que ya están mucho más habituadas a entablar un diálogo con inversores europeos sobre estos temas”, cuenta Viñes.
Aun así, admite que queda trabajo por hacer, ya que hay empresas en las que el nivel de interlocución es “más forzado” y sus respuestas son todavía insatisfactorias. “Esto suele darse con más frecuencia en empresas estadounidenses donde la praxis habitual para entablar un diálogo sobre ciertos temas más peliagudos suele darse a través de la presentación de una resolución previa”, revela.
En el caso de España, Viñes hace hincapié en que, en el último año, ha habido “un cambio cualitativo y cuantitativo en el interés” de las empresas, probablemente, como resultado de la legislación europea que va a venir.
“Creo que queda patente que muchos de los grandes grupos financieros españoles hace tiempo que se han dado cuenta, pero ahora quizás lo que estamos viendo es que se está acelerando el proceso y están empezando a dotar más recursos y a crear equipos dedicados. Es solo cuestión de tiempo”, sentencia.