Jason Trepanier, responsable de distribución internacional de Natixis Global AM y experto en regulación, entiende muy bien el carácter dual de la normativa. “La regulación es necesaria: es algo con lo que tenemos que lidiar”, porque “necesitamos tomar conciencia sobre la protección al inversor asegurándonos de que realmente entiende cómo funcionan los mercados financieros”. Pero el problema es la acumulación. En esta entrevista con Funds Society, analiza las claves de las normativas que están entrando en vigor y compara las reglas de juego a ambos lados del Atlántico y sus implicaciones para el negocio de las gestoras. Trepanier es consciente de que la normativa lo impregna todo, todas las operaciones de las gestoras, y ése es un gran cambio con respecto al pasado.
¿Cuál es la regulación más revolucionaria para la industria de fondos en Europa?
No estoy seguro de poder destacar una regulación en particular. Más bien creo que el proceso ha sido más evolucionista que revolucionario: las normativas como UCITS V, MiFID II o AIMFD han sido adaptadas en los últimos años y cuando miras sus implicaciones desde la crisis, el efecto real está viniendo de todas ellas y hay un efecto general. En particular, la nueva regulación ya no afecta solamente a los equipos de legal y compliance de las firmas gestoras. Lo que estamos viendo ahora es que casi toda la nueva regulación toca diferentes aspectos de la actividad de gestión –operaciones de fondos, middle y back office, curso financiero, reporting, etc-. Todos en la organización se ven impactados y éste es uno de los grandes cambios para las gestoras.
¿Qué cambios destacaría de UCITS V?
Habrá sobre todo dos cambios relevantes: el primero, las reglas de remuneración. Aunque es similar a lo que hemos visto en la directiva alternativa, estamos aún tratando de entender los efectos, así que es difícil decir ahora cuál será el impacto. Sabemos que las gestoras tendrán que reestructurar la forma en que remuneran su gestión senior y a sus gestores, es algo que también hemos visto en los bancos.
El segundo cambio, que ha recibido menos atención, es el nuevo régimen para la responsabilidad de los depositarios. La custodia de fondos y depositaría tendrá más responsabilidad, lo que implica más información para las gestoras, pero también habrá un factor de costes a considerar: los depositarios tendrán más responsabilidad y tendrán que implementar nuevos procedimientos, con un impacto directo en los costes para las gestoras. Y esto es algo que podría dañar a algunas gestoras y, en último término, afectará a los inversores.
Sobre AIMFD, ¿qué cambios tendrán que hacer las gestoras y fondos de fuera de la UE para vender productos en el mercado europeo?
Aún hay problemas con el tema del pasaporte y por ahora los gestores alternativos no europeos no pueden vender libremente esos fondos en la región. Hasta que eso suceda, no podrán beneficiarse de la directiva. Estamos viendo alguna tensión y desacuerdo entre distintas jurisdicciones europeas: aún hay falta de consenso sobre cómo los gestores no europeos podrán beneficiarse de la normativa. Incluso si pudieran acceder al pasaporte, en algún momento tendrán que preguntarse a sí mismos si los costes de hacer negocio bajo la AIMFD merecen la pena.
¿Cree que la AIMFD está impulsando el negocio alternativo en Europa?
Animará más los negocios de las firmas europeas. Ya hemos visto en jurisdicciones como Irlanda y Luxemburgo un alza en el número de fondos alternativos registrados. Sin embargo, surgirá una gran cuestión: aunque habrá más oportunidades para distribuir esos fondos a través de canales de banca privada, también se incrementará la necesidad de un mejor asesoramiento y formación con respecto a los productos alternativos. La realidad es que a menudo es difícil para los inversores, tanto privados como institucionales, entender los beneficios reales de invertir en estos productos y el reto real será entender las diferencias entre fondos alternativos y tradicionales, por ejemplo de renta variable.
La buena noticia es que esto creará una oportunidad para las firmas que están dispuestas a ofrecer mejor educación y formación sobre estos vehículos, algo que Natixis Global AM hace a través de la plataforma de Durable Portfolio Construction, un servicio que permite a los inversores entender los beneficios de los fondos alternativos desde la perspectiva de sus propias carteras.
¿Y cómo cambiará la industria con MiFID II? ¿Es un riesgo que diferentes países adopten distintas medidas en temas como las retrocesiones?
Hay mucho que decir con respecto a MiFID II. Lo primero, estamos aún esperando la regulación final así que es difícil entender cómo será exactamente. Lo que podemos hacer es mirar a países que ya lo han anticipado, como Reino Unido, Holanda o Suiza, que ya caminan hacia un régimen donde los distribuidores funcionan sin retrocesiones, y donde hay firmas que están anticipando los cambios. Por ejemplo, en Suiza, como los distribuidores no podrán seguir cobrando incentivos, muchos están creando “paquetes” de plataformas y reportando sus servicios tanto a los inversores como a las firmas que les permitirán recibir retrocesiones. Otras firmas en Europa buscan lo mismo: el mayor reto que les plantea MiFID II es cómo continuarán ofreciendo buenos servicios a los inversores. Porque MiFID II no garantiza que los inversores vayan a recibir un buen nivel de explicaciones, asesoramiento y formación: es un punto ciego que la regulación necesita tratar.
Otro tema que vemos es que su impacto será muy diferente dependiendo de los países. En España, el tema de las retrocesiones es realmente clave para los distribuidores mientras en Francia y Alemania dominan más las aseguradoras, y en otros países europeos hay diferentes tipos de redes. Así que, a corto plazo, es difícil ver los efectos. Probablemente habrá algunas discrepancias y en la forma que los distribuidores locales se verán afectados pero a medio y largo plazo, por la naturaleza global del negocio, será complicado para las entidades y los países tener perspectivas diferentes.
En España, algunas firmas locales están considerando perder su independencia para seguir recibiendo retrocesiones mientras los grandes bancos privados globales ya han tomado una decisión “pan-europea” de ser independientes y no recibir más retrocesiones. El resultado será dos tipos de actores en el mismo mercado.
Sobre los fondos monetarios, ¿la regulación forzará su desaparición o ayudará a controlar los riesgos sistémicos?
Una cosa está clara: la regulación está aún evolucionando y creemos que hay futuro para estos fondos. Habrá mucha más volatilidad en estos mercados y las firmas especialistas tendrán dificultades pero creemos que son herramientas muy importantes.
¿Es la regulación europea comparable a la estadounidense? Si no es así, ¿supone una desventaja competitiva para Europa?
Es difícil comparar pero creo que estamos viendo cada vez más cosas en común entre ambas regulaciones. Por ejemplo, cuando hablamos sobre fiscalidad y reporting, FATCA tiene implicaciones en todo el mundo. Ahora hay algo similar en Europa con la directiva de intercambio de información. En cierta forma, el régimen UCITS en Europa y el regimen ’40 en EE.UU. son parecidos también.
Obviamente, la principal diferencia entre las dos regulaciones es que en Europa hay multiples jurisdicciones y reguladores con intereses locales, diferentes culturas, divisas e idiomas, y quizá por eso es más caro hacer negocios en Europa. En segundo lugar, hay una falta de reciprocidad entre Europa y EE.UU.: por ejemplo, tenemos un rango de fondos en la sicav de Luxemburgo y podemos delegar la gestión de algunos fondos a gestoras estadounidenses y venderlos a inversores retail en Europa. Pero no podemos hacer lo contrario: es muy difícil para una gestora europea gestionar un fondo estadounidense o incluso conseguir delegar su gestión, lo que quiere decir que es relativamente fácil para las gestoras de EE.UU. hacer negocios en Europa, pero no tan fácil para las europeas acceder al mercado americano. Aunque hemos podido hacerlo (tenemos estrategias europeas registradas en el mercado de EE.UU.) es aún difícil para muchas entidades.
¿Es la regulación un catalizador para la industria o un obstáculo?
Ambas cosas. Algunas normativas están proporcionando más protección a los inversores, como MiFID II o la regla de UCITS V sobre la responsabilidad del depositario, debido a problemas que surgieron en la crisis y están destinadas a la protección. Por otro lado, hay normativas que son perjudiciales y FATCA es un ejemplo: es debido al interés de EE.UU. pero es un problema para Europa, que significa mayors costes, obligaciones e información, lo que tiene impacto en el negocio. Cosas como éstas no son necesariamente obstáculos pero sí suponen cargas adicionales.
La regulación es necesaria: es algo con lo que tenemos que lidiar. El problema es la acumulación, con la que es cada vez más difícil lidiar, y los riesgos de que se convierta en un obstáculo para la industria. Pero aún necesitamos tomar conciencia sobre la protección al inversor asegurándonos de que realmente entiende cómo funcionan los mercados financieros, los fondos; necesitan acceder a una mejor formación y asesoramiento. Es en lo que nosotros nos centramos y creemos que la regulación también debería hacerlo.