Los ministros de comercio de los 12 países participantes, que en conjunto representan el 40% del PIB mundial, suscribieron el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP), en la ciudad de Auckland, Nueva Zelandia, país depositario del instrumento, culminando así el proceso de negociaciones.
Los ministros de comercio de Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam, expresaron su beneplácito por la culminación del proceso de negociaciones del Tratado comercial que orientará las negociaciones comerciales internacionales en las próximas décadas.
Tras la firma del TPP, comienza en cada una de sus economías parte la fase legislativa para ratificarlo. En el caso de México, corresponde al Senado de la República el análisis y aprobación del texto del Tratado. El TPP entrará en vigor transcurridos dos años a partir de su firma si los 12 países participantes notifican su ratificación o, en su defecto, cuando seis países, que representen el 85% del Producto Interno Bruto del TPP, lo hagan.
De acuerdo con la Secretaría de Economía de México, «este Tratado constituye una estrategia de comercio e inversión articulada de México en Asia-Pacífico, la región que registrará el mayor crecimiento durante los próximos 25 años. Con el TPP, los productos mexicanos tendrán acceso a seis mercados con los que no se tenía tratado comercial alguno (Australia, Brunei, Malasia, Nueva Zelandia, Singapur, Vietnam) y que representan un mercado de 155 millones de consumidores potenciales. Asimismo, el Tratado fortalece la integración productiva de México con Estados Unidos y Canadá, y profundiza la relación comercial con socios estratégicos como Japón, Chile y Perú».
Por su parte, el representante de Comercio de los Estados Unidos, Michael Froman, informó de que el acuerdo tiene el potencial de aportar hasta 100.000 millones de dólares al año al crecimiento estadounidense. Mientras tanto, el presidente Barack Obama comentó por medio de un comunicado que este acuerdo «pone a los trabajadores estadounidenses primero» y que le dará a su país una ventaja sobre otras economías como la China para «escribir las reglas del camino en el Siglo XXI».