El Reino Unido quiere recuperar parte del brillo que ha perdido como centro financiero europeo y mundial. De hecho, según el último informe de Invesco, EE.UU. ya sustituye al país como el principal mercado entre los inversores soberanos. Con el fin de mejorar su situación interna y atractivo externo, a mediados de diciembre, Jeremy Richard Streynsham Hunt, canciller de la Hacienda del Reino Unido, anunció una batería de reformas de calado para el sector financiero británico. Estas propuestas llegan en un momento ambiguo para su economía: por un lado, está cerca de la recesión, impulsada por las anteriores subidas de los tipos de interés, la crisis de los precios de la energía y las drásticas pérdidas de ingresos reales de los hogares. Por otro lado, el crecimiento dinámico de los salarios, que no ha variado, sigue apuntando a los graves peligros de una espiral de precios y salarios.
En concreto, el gobierno ha presentado un conjunto de 30 reformas reguladoras de los servicios financieros, lo que causa que se revisen, deroguen y sustituyan varias normas de la UE. Los cambios se basan en el programa que el gobierno está llevando a cabo a través del proyecto de Ley de Servicios y Mercados Financieros (FSM). Hunt afirma que los cambios «impulsarán el crecimiento» del país y describe el paquete como la mayor revisión de la normativa bancaria de los últimos 30 años.
«El gobierno ha utilizado este paquete de medidas para subrayar el compromiso de revisar el límite entre asesoramiento y orientación. La revisión cambiará las reglas del juego para que las empresas puedan hacer todo lo posible por ayudar a las personas a gestionar mejor sus finanzas y reconstruir su resistencia financiera a largo plazo. La propuesta de revisión de los PRIIP y de la información a los particulares, esos pedazos de papel que se entregan cuando se contrata una inversión, también es bienvenida. El Tesoro quiere adoptar un enfoque más proporcional, que debería vincularse a la obligación del consumidor de la FCA. El futuro régimen deberá desafiar a las empresas para mejorar la toma de decisiones de los clientes y obtener mejores resultados en lugar de inundarles de burocracia», afirma Anne Fairweather, jefe de asuntos gubernamentales y políticas públicas de Hargreaves Lansdown.
Los inversores minoristas son accionistas significativos de las empresas británicas que cotizan en bolsa y, sin embargo, se ven sistemáticamente excluidos cuando las empresas aumentan su capital o cuando cotizan nuevas empresas. Los cambios en el régimen de folletos deben centrarse en igualar las condiciones para los inversores minoristas y eliminar obstáculos innecesarios a su participación en estas oportunidades de inversión.
El anuncio de que los LTAF están en proceso de autorización permitirá oportunidades de inversión como los mercados privados y las infraestructuras que antes eran de difícil alcance para los inversores minoristas. Pronto se publicarán las normas definitivas de la FCA, que establecerán cómo podrán invertir los inversores minoristas ordinarios, pero Fairweather manifiesta que «sigue siendo necesaria una reforma que permita mantener los LTAF en ISA y SIPPs».
Reforma del régimen ‘Ring-Fencing’ para los bancos
Entre las normas que están en el punto de mira se encuentra el «Ring-Fencing», la regulación que obliga a los grandes bancos a mantener separadas la banca de inversión y la banca minorista. Esta norma se introdujo durante 2019 y, según el Banco de Inglaterra, fue diseñada para «aumentar la estabilidad del sistema financiero del Reino Unido y evitar que los costes de los bancos en quiebra recaigan sobre los contribuyentes». «La reputación financiera de Londres se ha visto gravemente frenada desde el Brexit, justo en un momento en el que los ‘poderes fácticos’ han intentado fomentar la inversión y el crecimiento a lo grande. Lamentablemente, el atractivo simplemente no existe ya que muchas de las empresas más brillantes del Reino Unido están siendo absorbidas por inversores extranjeros, y Londres ha perdido su estatus de principal mercado de valores«, explica Sophie Lund-Yates, analista de renta variable de Hargreaves Lansdown.
Se espera que Hunt reduzca la burocracia y actualice o sustituya varias normativas de la UE. Según indican los expertos de Hargreaves Lansdown, está claro que el gobierno apuesta por el crecimiento, pero el alcance del paquete de medidas actual tendrá que ser enorme para que tenga un impacto significativo en la marca Reino Unido, en un momento en que el país lucha contra la desaceleración de la economía y la crisis del coste de la vida. «Algunos de los cambios regulatorios podrían incluir la relajación de la norma que exige a los grandes bancos mantener separadas la banca de inversión y la banca minorista. Obligar a las entidades más pequeñas, centradas en la banca minorista, a separar legalmente sus negocios de banca de inversión, más arriesgados, de sus divisiones minoristas es una tarea onerosa que limita los resultados. La separación puede dificultar el crecimiento de los bancos más pequeños. El hecho de que los pequeños bancos nacionales tengan que competir por un pequeño grupo de activos permitidos, junto con el capital de competidores mucho más grandes, crea un techo de cristal para el crecimiento. En última instancia, esto se convierte en un problema de beneficios», señalan.
Según su análisis, la eliminación de esta norma para los prestamistas minoristas es, sobre el papel, una forma rápida de aumentar los préstamos cotidianos y ayudaría a garantizar un mayor bombeo de dinero en la economía, lo que podría reducir en algunos metros la profundidad de la recesión en el Reino Unido. «El hecho de no necesitar tantos ojos de lince para cumplir esta normativa también podría suponer una ventaja en cuanto a costes y riesgos para algunos bancos. Por supuesto, se puede argumentar que es crucial que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado entre alimentar los motores del crecimiento en lo que se ha convertido en un entorno tibio, y no recortar demasiado las normas en nombre de ese objetivo. Es probable que el mercado reaccione bruscamente a la reforma si el paquete de Hunt incluye cambios más profundos de lo esperado», argumentan desde la firma.
Por otro parte, el gobierno se ha mostrado tajante en su empeño por hacer más atractivo el sector financiero británico, lo que no es de extrañar si se tiene en cuenta el peso que el mercado británico tiene en este ámbito. Las grandes finanzas británicas han tenido dificultades para competir con sus pares internacionales, más sofisticados. La decisión del gobierno de mostrarse dispuesto a aflojar el control regulador dice más en favor del apoyo al sector y de lo que puede estar por venir, que los cambios físicos anunciados.
Aumentar el ritmo de consolidación de los planes de pensiones de aportación definida
Además, se pondrá en marcha una consulta sobre un marco de rentabilidad que contribuirá a la consolidación de los regímenes de CD. A principios del nuevo año también se establecerá una normativa para eliminar las comisiones por rendimiento bien diseñadas del límite máximo de los planes de CD, lo que permitirá a los partícipes invertir en una gama más amplia de activos.
«El mercado británico de aportaciones definidas se ha consolidado enormemente en la última década, pero sigue estando fragmentado, con muchos planes pequeños que ofrecen distintos niveles de comisiones, gobernanza y servicios. El aumento de la consolidación aporta escala y la escala puede brindar enormes oportunidades en términos de costes, rendimiento y apoyo que los planes pueden ofrecer a los partícipes. Estas reformas pueden acelerar esta tendencia e impulsar potencialmente los resultados para los afiliados al establecer un marco sobre los niveles de servicio que los afiliados pueden esperar de su plan en todo el mercado», destaca Helen Morrissey, analista sénior de pensiones y jubilación de Hargreaves Lansdown.
El aumento de escala también puede abrir las puertas a mayores oportunidades de inversión, ya que los regímenes más grandes pueden negociar mejores comisiones e invertir en una gama más amplia de activos, como infraestructuras. Este cambio puede verse impulsado por los planes del gobierno de introducir una normativa a principios del nuevo año para permitir que las comisiones de rendimiento bien diseñadas se eliminen del límite de las comisiones de CD. Sin embargo, es importante que los resultados de los clientes sigan siendo el punto central, por lo que, si bien los costes y el rendimiento de la inversión son importantes, también lo son las decisiones que las personas toman a lo largo del proceso. Esto debería tenerse en cuenta en las evaluaciones de rentabilidad, pero se corre el riesgo de dejarlo de lado porque sea «demasiado difícil de medir», concluye Morrissey.
La limitación de las comisiones se introdujo para garantizar que las personas obtuvieran un buen rendimiento de su plan de pensiones, pero el coste no es la única forma de determinar el valor y esta legislación abrirá las puertas a los ahorradores de CD para que inviertan más ampliamente y aumenten potencialmente los rendimientos. La clave del éxito de esta reforma será encontrar el equilibrio entre ofrecer oportunidades en las que la gente quiera invertir a un coste razonable.