La intermediación financiera es una actividad muy importante y debe estar bien organizada y transmitir confianza, mediante un entramado transparente. Pero a la vez, actualmente la normativa es excesiva y compleja. Éste es el dilema que se le presenta a Ramiro Martínez-Pardo, director de Gomarq Consulting. “La regulación es excesiva, prolija, detallada y necesita de una revisión constante porque se desactualiza, al no basarse en principios sino en detalles que tarde o temprano se quedan obsoletos”, explicó, en un reciente evento organizado por Aseafi, la asociación de EAFIs españolas. “Creo que por cada norma que se apruebe deberían eliminarse dos”.
Y es que el cumplimiento normativo es una “tarea épica” para asesores y EAFIs, que necesitan contar con especialización y apoyo tecnológico. Y que resulta muy costoso: “Ser un intermediario financiero es costoso y a veces lo más cómodo es ser un intruso, pues la probabilidad de pagar una multa es menor al del beneficio que se obtiene por seguir las normas”, critica. Por eso, defiende colocar el listón regulatorio “en un nivel justo para no favorecer el intrusismo”. Un listón regulatorio que en los últimos tiempos ha hecho cada vez más necesaria la externalización de trabajo en abogados, auditores y consultores.
Para evitar que la regulación se agudice y haya mayores obligaciones, Martínez-Pardo es partidario de contar con un buen gobierno corporativo en las entidades. De hecho, realiza un paralelismo entre la actividad de asesoramiento (libre en España hasta hace pocos años y regulada por los problemas surgidos) y el gobierno corporativo (otro caso de autorregulación fallida).
En cuanto a gobierno corporativo se refiere, llegan nuevas normas para las empresas de servicios de inversión. Mediante ciertos proyectos de ley sobre ordenación, supervisión y solvencia de las entidades bancarias, la modificación de la Ley del Mercado de Valores, que afectará a las ESI, o el proyecto de modificación del Real Decreto de las ESI, se impondrán nuevas obligaciones de cumplimiento normativo, como principios sobre los conflictos de interés, la obligación de conocer al cliente, el establecimiento de un comité de riesgos en la entidad, normas sobre los sistemas de remuneración o los nombramientos de los responsables –el CEO de una empresa no podrá presidir una ESI-, la necesidad de un equilibrio en los consejos o la obligación de colgar un informe en la página web sobre gobierno corporativo. Las EAFI se librarán de algunas de estas obligaciones, como esta última, según el experto.
Martínez-Pardo considera que el riesgo es que no se apliquen bien estas normas y como consecuencia, no se dé a los clientes lo que se espera del sector. En resumen, aboga por un crecimiento del sector de forma sana, con transparencia y buenas prácticas.
Auditoría interna
Andy Douglas, socio director de Control Solutions, defendió la necesidad de las auditorías internas para ayudar al cumplimiento normativo, “es la última defensa del cumplimiento normativo”. En las EAFIs es necesaria porque lo pide la CNMV, es necesario para evitar el intrusismo y ayuda a valorar riesgos reales y potenciales. Del auditor se espera que documente las recomendaciones, sea independiente, identifique y siga los riesgos, proponga controles de seguridad, informe y analice los cambios y prevea riesgos futuros.
“Todo esto es para un mejor servicio al cliente final”, aseguró el presidente de la asociación, Javier Kessler.