BNP Paribas Asset Management ha impulsado un plan para endurecer su política de exclusión del carbón, con el objetivo de afianzar su compromiso de hacer frente al cambio climático mediante la desinversión en la mayor fuente de emisión de carbono. La política de exclusión de compañías dedicadas a la minería de carbón térmico y a la producción de electricidad procedente del carbón de la gestora entrará en vigor a principios de 2020.
Será aplicable a todos los fondos de inversión que gestiona, así como a los mandatos. “Representa un paso significativo hacia el objetivo de BNP Paribas AM, fijado para 2025 y consistente en alinear sus carteras con el Acuerdo de París para mantener el incremento de la temperatura por debajo de los 2ºC en relación con los niveles de la era preindustrial”, asegura la gestora.
Además, afirma que reducirá el riesgo económico, ya que el carbón ha dejado de ser un combustible competitivo para la producción de electricidad.
Con ello en mente, excluirá a las compañías cuyos ingresos procedan de la minería del carbón térmico en un porcentaje superior al 10% y/o representen el 1% o más del total de la producción a nivel global. También a aquellas cuya proporción de ingresos procedentes del carbón sea inferior al 10% pero contabilicen un nivel de producción significativo en términos absolutos y a los productores de electricidad cuya intensidad en carbono sea superior a la media global (491 gCO2/kWh en 2017).
BNP Paribas AM destaca que, de esta forma, sigue la trayectoria de adaptación de París para el sector establecida por la Agencia Internacional de la Energía (IEA) en su Escenario de Desarrollo Sostenible (SDS), que requiere que la intensidad en carbono por parte de los productores de energía disminuya hasta 327 gCO2/kWh en 2025.
La gestora exigirá que las empresas disminuyan su intensidad de carbono entre 2020 y 2025 hasta un nivel acorde con esa cifra, excluyendo a aquellas que no lo cumplan. En ese sentido, reconoce “la importancia de fomentar que las compañías reduzcan su dependencia de la minería del carbón y la generación de electricidad mediante el carbón, con el objetivo de que desarrollen sus actividades en consonancia con el Acuerdo de París”.
Esto también supone incluir ciertas excepciones a las empresas que asuman compromisos creíbles de disminución de actividades basadas en el carbón a niveles acordes con el Acuerdo de París, dentro del plazo establecido. Su credibilidad se determinará mediante criterios cuantitativos y cualitativos, incluyendo los planes de venta de activos relacionados con el carbón o de adquisiciones que potencien la capacidad productiva baja en carbono, así como la priorización de un modelo de negocio en este sentido.
“Las exenciones se concederán con carácter semestral a aquellas compañías que demuestren su compromiso con una política de cumplimiento en un período de dos años”, informa la gestora antes de hacer hincapié en que la combustión de carbón “es la causa principal del calentamiento global y el sector energético es la fuente principal de dicha combustión”. Por ello, la reducción de estas emisiones es “el medio más efectivo de avanzar en un sistema energético conforme con el Acuerdo de París”.
De acuerdo con el SDS del IEA, prácticamente todas las reducciones de las emisiones del sector energético exigidas para 2025 con el objetivo de alcanzar los niveles establecidos en el Acuerdo de París -2.8Gt sobre un total de 3Gt- proceden de la reducción del uso de carbón en la producción de energía.
“Desde 2015, el Grupo BNP Paribas asumió el compromiso de asegurar que sus actividades de inversión y financiación en el sector energético se desarrollarían en línea con el Acuerdo de París, para mantener el calentamiento global en un nivel significativamente por debajo del umbral de los 2ºC”, asevera la gestora. Y sentencia: “La nueva política sobre el carbón está totalmente en línea con esta iniciativa”.