Luego de tres años como vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fischer presentó su renuncia esta mañana. En lugar de esperar a junio de 2018 como estipula su contrato, dejará su puesto el próximo 13 de octubre. En su carta de renuncia dirigida al presidente Donald Trump, dijo que se retiraba por «razones personales».
Este movimiento otorga a Trump mayor control sobre la Fed, ya que ahora deberá nombrar un sucesor para Fischer, de 73 años, quien fue nombrado en ese cargo en 2014 por el expresidente estadounidense, Barack Obama. Fischer era uno de los principales apoyos de la actual presidente de la Fed, Janet Yellen, cuyo contrato termina el próximo febrero y aún se desconoce si regresará a su cargo.
La salida del Fischer dejará vacantes cuatro de los siete puestos clave de la Fed en un momento crítico para la política monetaria estadounidense. Hasta ahora, Trump ha nombrado a Randal Quarles, un alto funcionario del Tesoro bajo el presidente George W. Bush, para ocupar uno de esos lugares pero su nominación aún está pendiente ante el Senado.
Fue gobernador del Banco de Israel entre 2005 y 2013 y sostuvo puestos en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, así como la vicepresidencia de Citigroup. También fue profesor en el MIT de personajes como Ben Bernanke y Mario Draghi.