Carlos San Basilio y Paloma Marín han tomado posesión de sus respectivos cargos de presidente y vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en presencia del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, así como sus respectivos antecesores, Rodrigo Buenaventura y Montserrat Martínez.
Fue un emotivo acto que contó con la presencia de numerosas personalidades del mundo financiero. Entre ellas, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá; la subgobernadora de Banco de España, Soledad Núñez; la presidenta de Unespa, Mirenchu del Valle; el director general de CECA, José María Méndez; el presidente de Inverco, Ángel Martínez-Aldama, o el exgobernador de Banco de España Pablo Hernández de Cos.
Por parte del sector bancario acudieron el presidente de BBVA, Carlos Torres; el presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu; el presidente de CaixaBank, Gonzalo Gortázar; el presidente de Renta 4, Juan Carlos Ureta, y el presidente no ejecutivo de Santander España, Luis Isasi, entre otras personalidades.
En su primera comparecencia, San Basilio ha querido dar unas pinceladas de los cinco objetivos en los que se va a centrar en los seis años que va a durar su mandato. El primero de sus compromisos hace referencia a la propia plantilla de la CNMV, que, según el nuevo presidente, “debe desempeñar su labor con las mejores condiciones, tanto de plantilla como de medios técnicos”.
Seguidamente mencionó la protección al inversor, punto en el que alertó del exceso de confianza. Aquí también destacó como necesario un marco regulatorio pero también “la persecución del fraude” y un impulso de la educación financiera para tomar decisiones de inversión informadas.
En tercer lugar, San Basilio se ha puesto como objetivo la canalización de recursos hacia las empresas a través de los mercados financieros y como alternativa a la financiación bancaria. Se propone “incentivar que las empresas recurran a los mercados” y opina que, en este contexto, “la tecnología va a ser una aliada”. Eso sí, es consciente de la necesidad de una simplificación del marco regulatorio.
Asimismo, quiere proseguir con la colaboración con el resto de organismos, “dentro de la independencia de la CNMV” y, finalmente, tiene voluntad de escuchar a todos los intervinientes del mercado. “Tendremos las puertas y los oídos abiertos”, declaró, en referencia al interés en atender las demandas que surjan en el sector, “para ser el supervisor que queremos ser”.
Por su parte, Paloma Marín calificó de “un honor” asumir el cargo y admitió ser “consciente” de la responsabilidad que implica. En su primer discurso en el cargo detalló que tienen por delante muchos desafíos en el ámbito nacional, europeo e internacional “como son el impulso y desarrollo de los mercados de capitales españoles, la digitalización o la descarbonización de la economía”.
En este punto, adelantó que a todos ellos “habrá que darles respuesta cumpliendo en todo momento con nuestro mandato de velar por la transparencia de los mercados de valores, la correcta formación de precios y la protección del inversor”. Para lograrlo, según Marín, “será clave también la cooperación con otras instituciones, autoridades e intervinientes en los mercados financieros”.