Si saliéramos a la calle y preguntáramos cuáles son los sectores que generan más emisiones de efecto invernadero, muy probablemente la mayor parte de las respuestas serían el transporte y la energía. Y sí, es cierto la energía es responsable de más del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el transporte de un tercio, según datos del Parlamento Europeo correspondientes a 2017. Pero también es cierto que hay otras sectores menos obvios (o de los que se habla menos) que constituyen otras fuentes importantes de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
La estrategia de Schroders contra el cambio climático plantea precisamente ir más allá de los emisores de dióxido de carbono más obvios. “Nuestra visión es más holística y sentimos que siempre se habla de las mismas fuentes de emisiones, la energía y el transporte. Por supuesto, hay que hablar del vehículo eléctrico y de las energías renovables, pero creo que es muy importante mirar más allá, a las emisiones que se generan en otras áreas que son muy significativas.”, afirma Yashica Reddy, directora de inversión adjunta del fondo Schroders ISF Global Climate Change Equity, en una entrevista a Futuro a Fondo en el marco del International Media Conference 2019 celebrado recientemente en Londres.
En su opinión, estamos en un período en el que los ingresos y la riqueza global están aumentando y nadie quiere comprometer su estilo de vida. “Queremos vivir como vivimos, pero de una forma sostenible. Por eso, nuestra estrategia asigna capital a industrias de altas emisiones y sectores que están tratando de cambiar la forma en la que operan, limpiando sus procesos de fabricación y encontrando soluciones innovadoras”, señala esta experta.
Un ejemplo de ello sería la producción de aluminio, extremadamente intensiva en energía procedente mayoritariamente del carbón. “Nuestra estrategia pasa por invertir en productores de aluminio que utilicen otras fuentes de energía como la hidroeléctrica”, argumenta.
Otro de los sectores que constituye una menos obvia fuente de emisiones es el textil, que representa el 10% de todas las emisiones globales. “El sector textil es responsable de más emisiones que las aerolíneas de cuyo impacto medioambiental se habla mucho más. Hablamos de la conocida como “fast fashion”(moda rápida) con consumidores que compran ropa hecha con tejidos no reciclables para usarla apenas un par de veces. Se trata de pensar cómo podemos limitar eso invirtiendo en empresas que producen, por ejemplo, fibras a base de celulosa o madera, materiales completamente biodegradables”, explica.
En cuanto al sector del petróleo y el gas, si bien forma parte de su política de exclusiones, realizan un análisis caso por caso para ayudar a las compañías a dar pasos en la dirección correcta. “No invertimos en petróleo y gas porque creemos firmemente que el petróleo y el gas serán activos varados en el futuro. Sin embargo, hay un conjunto de empresas que están invirtiendo fuertemente solo en petróleo y gas y que se están moviendo en esa dirección. Y sí, en alguna ocasión hemos desinvertido en alguna empresa porque ha tomado decisiones en sentido contrario”, afirma Reddy.
Respecto a las energías renovables, Reddy cree que “todavía necesitan ser desplegadas a gran escala porque se han convertido en la forma más barata de generación eléctrica cuando hace tan solo 10 años eran la más cara”. Ahora bien, esta transición lleva su tiempo y lo cierto es que la energía solar y eólica se están desplegando a la mitad de la velocidad a la que tendrían que hacerlo para cumplir con los Acuerdos de París. “Los fabricantes no pueden detener su producción y todavía confían en el petróleo y el gas como principal fuente de energía. La buena noticia, sin embargo, es que las energías renovables cada vez necesitan menos subvenciones estatales porque la tecnología es más barata y no implica un sacrificio para los bolsillos de los contribuyentes”
¿Invertir en EE.UU. tiene sentido?
Al margen de la política, la inversión con criterios ambientales de Schroders no excluye regiones ni países concretos como EE.UU. “Queremos apoyar a aquellas empresas que están tratando de hacer lo correcto, a pesar de un entorno político difícil. Por eso, aunque tengamos un índice de referencia, somos libres para tomar nuestras decisiones de inversión. El 60% del índice MSCI World está en EE.UU. Y la realidad es que estamos muy infraponderados en el país. Aún así, hay áreas que son extremadamente importantes, como parques eólicos o empresas que intentan hacer cosas interesantes en el mercado estadounidense”, señala Reddy.
Una de esas empresas es Amazon, tercera posición en el fondo con un peso del 3% en la cartera. “Tenemos Amazon en cartera por tres razones fundamentales. En primer lugar, por el cloud computing, porque los datos son un aspecto importante de nuestras vidas. Las oficinas solían disponer de servidores de datos internos que suponen un desperdicio enorme de energía. Pero si confían en los servicios de almacenamiento de datos en la nube, el ahorro de energía puede alcanzar el 80%. En segundo lugar, Amazon es un negocio minorista online y esto reduce nuestros desplazamientos en coche, la iluminación de los establecimientos. “Como inversores les alentamos a tomar más medidas contra el cambio climático porque creíamos que no estaban haciendo lo suficiente. Les escribimos una extensa carta en la que les instábamos a ser líderes en cambio climático. La respuesta fue muy positiva y Amazon está realizando inversiones millonarias en proyectos de reforestación, vehículos eléctricos y se ha comprometido a ser una compañía ‘carbon neutral’ (cero emisiones) en el año 2040”.