La banca está abocada al cambio, pero según Triodos Bank, esta transformación será profunda y deberá estar orientada a las finanzas sostenibles -ya sea por voluntad propia o por imposición regulatoria-, según explicó su director general en España en el marco de la ponencia “La banca ética y responsable”, dentro del curso ‘Las finanzas sostenibles y su importancia en el futuro de la economía’, organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), y que se celebra en la Universidad Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander.
Para Mikel García Prieto, las finanzas sostenibles son el gran aprendizaje del sistema financiero tras la crisis de hace 10 años: «Las finanzas no pueden seguir como antes, el modelo ha quedado obsoleto y requiere de una regeneración y nueva concepción de su papel. Requiere pasar de un modelo de negocio de rentabilidad y riesgo a un modelo de impacto, rentabilidad y riesgo», defendió. En su opinión, las finanzas sostenibles “no son un paquete de productos verdes de la banca convencional, sino que deben suponer una regeneración completa de la forma en que entendemos los bancos: no podemos seguir buscando la estabilidad con una política de inversión aislada, porque, si no se vincula a los desafíos sociales, éstos crearán inestabilidad”.
Y esto supone una gran oportunidad para que los bancos se reconcilien con la sociedad: “Si esto se queda en un lavado de cara o unas campañas de marketing, el sector financiero perderá su tren en ese camino con nuevas fintech o nuevas tech, que tendrán otra credibilidad”.
Para el cambio, habló de cinco líneas: el cambio en las políticas de inversión (con nuevos recursos para financiar la economía verde, dejar de financiar actividades contaminantes y causantes de problemas actuales y financiar modelos de negocio socialmente exclusivos); una gestión más de medio y largo plazo (en periodos procíclicos la rentabilidad de la banca tradicional es superior y en contracíclicos, a la inversa; «los modelos de finanzas sostenibles generan una rentabilidad más moderada pero estable en el largo plazo para la banca)»; un compromiso radical con la transparencia; una manera diferente para los profesionales de entender la profesión –“ya no solo se trata de orientar la inversión desde una perspectiva de rentabilidad y riesgo sino de gestionar con los clientes, como parte de la conversación, qué quieren hacer con su dinero-; y un marco regulatorio que refleje todas estas externalidades que crean las inversiones. “Ninguna inversión es neutra, toda tiene un impacto, positivo o negativo, y a la hora de valorarlas esas externalidades deberían ser incluidas”, dice.
En este aspecto regulatorio, explicó que en algunos puntos el marco actual les dificulta la tarea a la hora de ofertar fondos. “Pedimos un marco regulatorio que gestione no solo la transparencia sino también en el impacto. Nuestros fondos de inversión tienen unos altos estándares en cuanto a criterios de impacto a la hora de invertir, pero con MiFID II tenemos la obligación de hacer una oferta de productos de terceros y al buscarlos tenemos dificultades para dar a los clientes lo que nos piden. Creo que sería bueno que en este tipo de regulación se vayan incorporando poco a poco los criterios de sostenibilidad para que los clientes puedan decidir no solo por la transparencia del riesgo sino también del impacto”.
Una transición compleja
El director general de Triodos Bank en España reconoció que la transición de la banca es compleja, ante dos realidades: la de los bancos que ya han nacido con esta idea, y la realidad de la banca tradicional que ha de hacer esa transición hacia un modelo de banca sostenible. “Si la gran banca no lo hace, las finanzas sostenibles no serán una realidad”, advirtió.
En el ámbito internacional, la Alianza con Valores recoge a 55 bancos con 50 millones de clientes en todo el mundo, ya con este modelo, pero “el ritmo de la banca tradicional es el tema más complejo y sin embargo más relevante; no puede ser el ritmo de acabar de explotar el modelo de negocio tal y como está hoy”. Si no lo hace de forma voluntaria, según el experto, obligará la regulación, ante la realidad de problemas como el cambio climático.
Y además toca hacer la transición en un contexto financiero complejo, influido por la digitalización, la regulación y los bajos tipos pero defendió que no hay que confundir ambas cosas: “El cambio de las finanzas sostenibles es un cambio de propósito mientras la digitalización, la regulación y los bajos tipos son la forma y el medio”.
En su opinión, «el legado de las finanzas deberían ser unas finanzas sostenibles”.
Su propuesta de banca ética
El experto habló de su propuesta de banca ética y finanzas sostenibles como propuesta de futuro, y con optimismo. “Lo que parecía hace 20 años que era una banca de nicho o alternativa y estaba al lado del sistema financiero tradicional ya se ha convertido en una referencia de futuro sobre hacia dónde deben ir los bancos y las finanzas”. En concreto, propone una nueva forma de relación del cliente con la banca, consistente en hacerse responsable y saber en qué se está invirtiendo su dinero. “Tenemos un compromiso radical con la transparencia para que los clientes puedan saber qué se está haciendo con su dinero y no encuentre sorpresas que muestren que las inversiones no se corresponden con sus principios. Queremos acompañar las inversiones y el uso de sus ahorros con sus principios”, aseguró.
Y esta idea se traduce en sus productos: el elemento diferencial de la hipoteca Triodos es que el precio lo vinculan a la eficiencia energética de la vivienda –“una vivienda más eficiente libera más renta para poder pagar la hipoteca y todos salimos beneficiados”-. “Esto tiene mucho que ver con el hecho de incorporar el impacto en la forma en que hacemos banca”, añadió. Y eso también pasa con los fondos, que buscan impacto.
El grupo gestiona 15.000 millones de euros de activos, con más de 700.000 clientes en Europa, y sucursales en Holanda, Alemania, Reino Unido, Bélgica y España desde 2004. Su cartera de inversiones en España está en un 80% en inversiones sostenibles, sobre todo en energías renovables (una necesidad de España) y también en agricultura ecológica, “una propuesta que da una respuesta muy positiva a uno de los grandes desafíos que tenemos en este país, los modelos de negocio de la agricultura tradicional y el modelo de convivencia en el mundo rural y cada vez más vacío, además del cuidado del suelo”.