La incertidumbre por la situación geopolítica generó una gran volatilidad en los mercados en 2018, lo que pudo verse en el desempeño de la mayoría de los activos. En el ámbito de los emergentes, los bonos corporativos registraron un rendimiento del -1,5 % y, en el caso concreto de los fondos de MainFirst Asset Management, este fue del -4,1%. El responsable de este producto en la gestora, Thomas Rutz, considera que se trata de un buen resultado si se compara con las caídas que experimentaron otros productos. Además, si no se produce ningún giro inesperado, su expectativa es que este activo registre “retornos de doble dígito” en 2019.
“Es verdad que el año pasado registramos un desempeño negativo, pero esto se debió, sobre todo, a los temores de un enfriamiento económico global” y “a las decisiones de Estados Unidos”, señala en una entrevista con Funds Society. En ese sentido, destaca que los recortes de impuestos en ese país hicieron más atractivas las acciones estadounidenses frente a las de los emergentes, lo que produjo una repatriación de activos hacia el país norteamericano, algo que se vio potenciado por un dólar fuerte y la guerra comercial con China.
Como uno de los profesionales con más experiencia en este sector, Rutz hace hincapié en que parte del mercado llegó a colapsar hasta un 20% el año pasado, lo que refleja que el crédito se mantuvo “bastante estable”. “Aun así, no pudimos evitar el hecho de que todo el mundo creía que iba a producirse una recesión global, lo que generó muchos temores que terminaron perjudicando a todos los activos”, apunta.
Por ello, insiste que, desde el punto de vista de la calidad, no se trató de una corrección inducida por los propios mercados emergentes, sino que, sobre todo, se debió a incidentes ajenos a ellos. Lo dice como parte de un equipo que lleva una década trabajando con bonos corporativos emergentes y que en 2012 se incorporó a Mainfirst. Allí, cuentan con dos fondos: el Mainfirst EM Credit Opportunities (que tiene hasta un 100% de high yield) y el Mainfirst EM Corporate Debt Balanced (50% grado de inversión, 50% high yield).
Pese a su rendimiento negativo, Rutz asegura que 2018 fue el mejor periodo para ambos fondos en términos de acumulación de nuevos activos. “Al producirse una corrección del mercado del 4%, era el momento para comprar barato en un entorno en el que contamos con fundamentales sólidos”, afirma antes de revelar que duplicaron el número de activos bajo gestión hasta alcanzar los 700 millones entre los dos fondos.
Además, insiste en que la clave de este producto reside en mantener la inversión, al menos, durante un ciclo económico, para terminar siendo compensado tras atravesar etapas negativas. “Todo aquel que ha invertido desde el primer día, ha duplicado su dinero”, indica.
Lo ejemplifica con el Credit Opportunities: Al tratarse de un fondo puro de high yield, los inversores son institucionales y apuestan por el largo plazo, por lo que “no se ponen nerviosos si el mercado baja, sino todo lo contrario: lo ven como una oportunidad para comprar más, que es lo que ocurrió el año pasado”.
El yield actual de este fondo es del 10,7%, frente al 6,9% de su sector, y Rutz espera que en el conjunto de este año registren retornos de hasta dos dígitos “si no hay un entorno de mercado negativo”.
La clave para obtener este tipo de estructura de rentabilidad es, según cuenta, desviarse del índice de referencia. Actualmente, el spread de crédito de este último es de 428 puntos en high yield, mientras que en su fondo es el doble: 808 puntos. El secreto está en “invertir en mercados fuera del índice para tratar de obtener mayores spreads de crédito y mayores rentabilidades”, eso sí: “con un poco más de riesgo”, ya que su calificación es de B, frente al BB- del índice.
El 50% del desempeño del fondo en la última década ha procedido siempre del carry, mientras que el otro 50% posiblemente provenga del desempeño de los diferenciales y la apreciación del capital adquirido.
Con todo, Rutz defiende que el crédito corporativo emergente es “atractivo” para los inversores, “especialmente ahora que se prevén retornos similares a los de la renta variable, pero con un tercio de su riesgo”. En ese sentido, se muestra convencido de que, si los flujos se mantienen positivos, registrarán un sólido desempeño este año porque los fundamentales y los números de las 140 empresas que tienen «son muy buenos».
“El mercado está sano, pero el riesgo reside, de nuevo, en los errores en las políticas que vayan a implementar los mercados desarrollados y no directamente en los emergentes” sentencia.