El binomio tecnología y finanzas conductuales podría ser una fórmula revolucionaria para los grandes gestores de patrimonio. Según un grupo de expertos de Oxford Risk, estos profesionales deberían adaptar sus técnicas y herramientas a las finanzas conductuales para potenciar el compromiso de los clientes y mejorar su perfil, lo que beneficiaría directamente al proceso de inversión.
Los expertos defienden que este enfoque integral ayuda a entender la complejidad de cada cliente y sus necesidades emocionales a largo plazo. “Aplicar el conocimiento que nos aportan las finanzas conductuales sobre los clientes resulta clave. En los casos en que se utiliza para la captación de clientes, la tecnología tiende a centrarse en captar información sobre los clientes, pero los trata como si fueran robots. Las respuestas emocionales al viaje de inversión están muy relacionadas con la persona que marque el rumbo de ese viaje y la capacidad que tenga de entender y gestionar los sentimientos del inversor”, explica Greg B. Davies, director de finanzas conductuales de Oxford Risk.
Desde Oxford Risk sostienen que aplicando la tecnología a las finanzas conductuales se podría mejorar la idoneidad de la inversión y el compromiso del cliente con su gestor, además de proporcionar recomendaciones muy personalizadas y precisas. En este sentido, la firma ha desarrollado una serie de algoritmos propios para orientar los productos, las comunicaciones y las intervenciones con cada cliente en un momento determinado.
“La inversión es un viaje y la tecnología debe acompañar todo ese viaje. Nuestra investigación ha demostrado de forma concluyente que podemos medir la personalidad financiera de los inversores con cuestionarios sencillos, pero bien construidos y siendo fáciles y rápidos de usar, sin dejar de ser estables y empíricamente validados, y que añaden una profundidad sustancial a los perfiles de los clientes”, añade Davies.
Según su experiencia, los tests de personalidad financiera no tienen que responderse en un único momento, sino que pueden extenderse a lo largo de la relación con el cliente, “eliminando la necesidad de un oneroso proceso de elaboración de perfiles inicial y sustituyéndolo por un diálogo continuo”, apunta.
Desde Oxford Risk consideran que las herramientas de comportamiento evalúan la personalidad y las preferencias financieras de los inversores, así como los cambios en la situación financiera, lo que, complementado con otra información de comportamiento y datos demográficos, construye un perfil completo.