A menudo las inversiones de éxito en sostenibilidad son vistas como si de navegar en aguas turbulentas se tratara. Pocas cosas más ambiciosas existen que el intento de navegar alrededor del mundo, una navegación de verdad, en aguas complicadas, turbulentas, y peligrosas…
Existen muchas similitudes y valores compartidos entre la forma de actuar y gestionar las inversiones en sostenibilidad, y la navegación más desafiante, explica Robeco en este artículo. El éxito en la navegación de un barco de competición y la gestión de activos se asientan sobre bases similares: innovación, análisis minucioso de los detalles, trabajo en equipo, y una adecuada gestión del riesgo.
La Volvo Ocean Race, que se inicia en Alicante, España el dos de octubre, es uno de los mayores retos deportivos que existen. Involucra a 7 equipos de alta competición durante 38.739 millas náuticas a lo largo de nueve meses, conectadas entre diez puertos en los cinco continentes. Los equipos se enfrentan a corrientes y tempestades de viento, a cambios bruscos de temperatura y a comportamientos climáticos que hay que saber gestionar con éxito.
Todo ello supone una ingente cantidad de datos para analizar y habilidad para interpretarlos, que junto a un verdadero espíritu pionero y visionario conducirán a la victoria de los equipos. También estos atributos son los necesarios para invertir con éxito en sostenibilidad. La competición náutica demanda importantes niveles de valor y coraje, pensamiento estratégico, habilidades técnicas y resistencia. Es por ello que Robeco decide surcar nuevos mares como sponsor oficial del Equipo Brunel en la Volvo Ocean Race 2014–15.
La prudencia, el pragmatismo, la innovación y el espíritu pionero siempre han estado presentes en Robeco, lo que le llevó a considerar seriamente lo que, ahora, se ha convertido en un negocio de un trillón de dólares: la inversión en sostenibilidad. Pero la innovación siempre nos devuelve a los datos, porque cuando entendemos los pequeños detalles, entonces podemos pensar en grande.
Las embarcaciones participantes en la Volvo Ocean Race pueden alcanzar velocidades muy altas, pero dependiendo de en qué circunstancias, no resulta aconsejable forzar al máximo la embarcación. El resultado con esa filosofía de “máxima velocidad”, ha sido el de poner en peligro la embarcación y en numerosas ocasiones el romper alguno de sus componentes, dando al traste con la condición indispensable y necesaria para la victoria como es “la preservación de la embarcación”.
Otro inmejorable paralelismo entra la navegación de alta competición y la gestión con éxito de inversiones en sostenibilidad es la combinación entre el mejor trabajo en equipo y el conocimiento tecnológico que facilite equilibrar el factor humano. Ninguna embarcación participante en una regata transoceánica lo podría hacer sin contar con todas las manos de la tripulación haciendo fuerza en el mismo sentido, desde el capitán hasta el último marinero.
La Volvo Ocean Race es la regata transoceánica más dura y competitiva de vela en el planeta. Un maratón de 39.000 millas náuticas con un monocasco surcando los mares. Marineros en la cima de su trayectoria profesional se retan en máquinas de carreras de alta tecnología a través de miles de kilómetros de océano implacable. La competencia es tan feroz que las embarcaciones pueden llegar con minutos de diferencia después de semanas de una navegación de dureza extrema en el mar.
Como comenta Shannon Falcone, dos veces miembro de tripulación en la Volvo Ocean Race, «la Volvo es sin duda una carrera contra los otros equipos, pero sobre todo, compites contra ti mismo. Participar, y finalizar la Volvo Ocean Race es, en sí mismo, un gran logro de los equipos”.
La competición es una ventana al valor y la resistencia humana, a la innovación y la toma de decisiones en los momentos más difíciles, el mismo reto que las empresas e inversores visionarios se plantean cada día para impulsar sus industrias hacia un futuro mejor y más sostenible. Bienvenido a este viaje de descubrimiento.