Cada firma de assset management tiene su estrella o al menos su portfolio manager de referencia. Ese gestor con años de experiencia, track record de infarto y una conocida reputación en la industria. Si en Franklin Templeton a Mark Mobius y Michael Hasenstab o en Matthews Asia a Andy Rothman, en BlackRock no hay que olvidar a Russ Koesterich ni a Greg Saichin en Allianz GI.
Lideran equipos con buenos resultados y están en las principales firmas de fondos de inversión. Durante años, su gestión atrae clientes y con ellos aumenta el flujo de capital. El problema viene cuando quieren emprender nuevos proyectos, cambiar de compañía o jubilarse sin más.
Lo que durante años fue un dulce sueño para cualquier firma se torna de la noche a la mañana en pesadilla. El ejemplo más reciente es el de Bill Gross, que tras años en PIMCO como gestor estrella –la empresa que ayudó a fundar- decidió cambiar de aires y fichar por Janus Capital.
La filial de Allianz experimentó entonces salidas de capital que llegaron a ascender a 176.000 millones de dólares en todo el mundo en 2014, es decir, el 26% de los activos que manejaba en 2013. Las pérdidas del PIMCO Total Return, la estrategia de Gross, ascendieron a más de 96.000 millones de dólares en sólo cinco meses. Una catástrofe.
En España sucedió algo similar con la salida de Bestinver, del Grupo Acciona, de Francisco García Paramés tras 25 años en la gestora. El conocido como «Warren Buffett europeo» llegó a colocar los fondos de la gestora en los primeros lugares de los ránking de su categoría. Pero cuando decidió emprender un proyecto nuevo, los fondos comenzaron a salir. Los activos bajo gestión se redujeron alrededor de un 30%, sobre todo ante la marcha de clientes institucionales.
La salida de capital obliga a las empresas a reaccionar con rapidez buscando el reemplazo más idóneo, pero aun así los clientes prefieren elegir otros gestores con reputación similar. El daño para la firma es doble. No sólo se van, es que además lo hacen a la competencia.
Recientemente, Morningstar puso el ejemplo de relevo en el Jupiter UK Growth que pasó a manos de Steve Davies tras la salida de Ian McVeigh como una transición ordenada y de baja repercusión para la firma, dejando abierta la puerta a la esperanza. Entre las lecciones que se pueden extraer es que cuanto más tiempo trabajan juntos el gestor estrella y quien debe reemplazarlo, menor es el impacto en la firma.