Las gestoras internacionales han duplicado su patrimonio en España en los últimos años y siguen creciendo. Las oportunidades son claras, pero también afrontan importantes retos, derivados de las nuevas normas que regirán en Europa sobre el ejercicio del asesoramiento, la concentración bancaria en España, la represión fiscal, la consolidación de la recuperación económica o la llegada de las cuentas ómnibus al mercado nacional. De eso hablaron en el V Encuentro Nacional de la Inversión colectiva, bajo el título “Evolucionando hacia la recuperación” y organizado por APD, Deloitte e Inverco.
Así, en un momento en el que el entorno regulatorio sobre el ejercicio del asesoramiento está cambiando, con la futura implantación de MiFiD II, que prohibirá las retrocesiones previsiblemente, las gestoras reconocen los retos tanto para asesorar como para trabajar con asesores y critican los efectos colaterales de la nueva regulación. “La regulación pretende favorecer pero puede lograr el efecto contrario: pegar un tiro en el pie del inversor para que se quede cojo”, dice Gonzalo Rengifo, director general de Pictet, criticando la realidad de Reino Unido, donde la aplicación de la RDR –normativa que prohíbe las retrocesiones y aumenta los estándares de calidad para los que se definan como asesores independientes- ha dejado a inversores modestos sin asesor. “Es necesario un cambio de modelo para proteger al inversor pero no puede implantarse de repente. El cliente español no está preparado culturalmente para pagar por asesoramiento y se logrará el efecto contrario –con el consiguiente efecto negativo para las gestoras-. La transición debe ser gradual para dar tiempo a las entidades y a los clientes a asumir los cambios. La regulación debe ser lo suficiente sensible como para no pegar un tiro en el pie y asustar al cliente, en vez de defenderlo”, dice.
“En España no hay costumbre de pago por asesoramiento y solo el cliente más formado y con poder adquisitivo lo hará”, añade Sol Hurtado de Mendoza, directora general de BNP Paribas Investment Partners. También critican la normativa desde Barclays, por la paradoja que supone que la ley lleve al inversor a una situación de mayor indefensión, si no puede permitirse el asesoramiento e invierte por su cuenta y riesgo, según Miguel Morán.
El impacto en las gestoras
Pedro Dañobeitia, consejero delegado de Deutsche Asset & Wealth Management, tampoco está seguro de que la normativa sea positiva para el partícipe y cree que podría obligar a las gestoras a bajar precios, en un entorno ya de por sí deflacionista de comisiones de gestión, limitando sus ingresos. Y aunque cree que la transparencia es positiva, anima a que se aplique a otros productos. “No hay ninguna industria dentro del ahorro y la inversión más transparente que la de fondos”, apostilla. Rengifo explica asimismo que las entidades están haciendo grandes esfuerzos técnicos, de recursos y de formación para ofrecer un mejor asesoramiento, mientras Hurtado hace hincapié en la necesidad de que las gestoras lancen clases limpias, sin retrocesiones, de sus productos en España para adaptarse a la normativa.
Sin embargo, Susana Valero, directora General de UBS Gestión, cree que la normativa no tiene por qué cambiar la oferta de las entidades, en la medida en que se cobrará por algo que da buen resultado al cliente, y tampoco cree en que el inversor dejará de acudir al servicio del asesoramiento. “En UBS el 85% de los clientes han mantenido el servicio a pesar de que no cobramos retrocesiones, porque entienden la necesidad de una mayor transparencia”, dice. Con todo, reconoce que las gestoras ganan menos porque la pérdida de las retrocesiones no se compensa completamente con las comisiónes explícitas. “Hay que perder el miedo a cobrar por lo que aporta valor añadido. El cobro por asesoramiento es una realidad que llegará tarde o temprano”, apostilla.
Javier Alonso, director general de Credit Suisse Gestión, apuesta por un asesoramiento independiente más de activos que de productos y matiza que para que haya una caída de ingresos no hace falta cambios en la ley de asesoramiento: “La gestión en España no es una industria porque no tiene ventajas competitivas, imagen de marca o poder de fijar precios”, critica.
La concentración bancaria: otro reto
Además del impacto de la regulación sobre asesoramiento, otro de los grandes retos en España que se presenta a las gestoras internacionales es la reducción de distribuidores, con la concentración bancaria. “Las entidades financieras están racionalizando sus proveedores de fondos porque no pueden trabajar con todos y las gestoras con mayor volumen y antigüedad se están llevando el gato al agua. Los nuevos actores lo tienen ahora más difícil”, dice Rengifo. Esa mayor competencia entre proveedores de fondos internacionales llevará a las entidades a ofrecer un buen servicio y a establecer relaciones con las entidades financieras en calidad de socios, apoyando la formación de sus redes y el asesoramiento.
La oportunidad de las cuentas ómnibus
Aunque nadie cree en que haga milagros, algunos expertos se muestran optimistas con la reciente aprobación de las cuentas ómnibus, así como con los esfuerzos por reducir la burocracia por parte de la CNMV. “El tiempo de registro de un producto en Luxemburgo es de tres meses”, dice Dañobeitia, razón por la que su gestora podría empezar a apostar por lanzar productos en España como mercado desde donde distribuir a otros países del sur de Europa. “Podemos crecer más que Irlanda y Luxemburgo si la regulación nos favorece”, dice Alonso, aunque no confía en que las cuentas ómnibus sirvan para internacionalizar la gestión, sino más bien para la distribución nacional. «Pero es un reto”, dice.
Los deseos
Esos son los retos de las gestoras internacionales al trabajar en España. De ahí que sus deseos estén muy vinculados con ellos. En la carta a los Reyes Magos de las entidades para 2014 figuran temas como la reducción de impuestos, la mejora del asesoramiento o la aceleración del trasvase de los depósitos a los fondos (según Dañobeitia); el fin de la crisis, la ayuda del entorno global o una mayor participación del partícipe en las decisiones de inversión (Rengifo); un entorno macro favorable que ayude a exportar fondos como salida al crecimiento de las entidades (Morán); que los fondos estén en primera línea de la oferta de las entidades financieras, «y dejen de ser el patito feo frente a los depósitos» (Hurtado) o la estabilidad regulatoria (Valero). Para Alonso, los deseos ya se han cumplido este año con el fin de los depósitos extratipados, la aprobación de las cuentas ómnibus o el decrecimiento del riesgo país en España. «Las bases están puestas. Solo hace falta crecer», puntualiza.