Una sicav (Sociedad de Inversión de Capital Variable) es un vehículo de inversión que se dedica a invertir en todo tipo de activos e instrumentos financieros (acciones, bonos, obligaciones, etc.), donde los ahorradores que invierten en ella se convierten en sus accionistas. Se podría decir que una sicav tiene un funcionamiento similar al de un fondo de inversión, pero su estructura se asemeja a la de una sociedad anónima.
Están controladas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y una de las características más importantes de las sicav es su fiscalidad. De hecho, hay mucha polémica en torno a ella, ya que existe la creencia de que son un vehículo para que las grandes fortunas evadan impuestos. Sin embargo, cabe destacar que cualquier inversor puede acceder a ellas.
Según explican desde CrossCapital, las ventajas frente a los fondos de inversión radican básicamente en que las sicav permiten crear una estrategia de inversión “a la medida” de los promotores, acorde a sus necesidades y objetivos; además, cotizan en bolsa con lo que se pueden comprar y vender en cualquier momento; y las comisiones de gestión son menores, generalmente.
Si atendemos a su fiscalidad, ambas figuras son iguales, ya que los beneficios obtenidos por estos vehículos de inversión tributan al tipo reducido del 1% en el Impuesto de Sociedades (el general es del 25%). Los accionistas (sicavs) o partícipes (fondos) tributan las plusvalías al tipo del IRPF que le corresponda cuando vendan/reembolsen bajo el tratamiento de ganancias patrimoniales en la base imponible del ahorro. “Por tanto, fácil acceso para todo inversor y misma tributación que los fondos (a excepción del tema de traspasos entre éstos, dado que en las sicavs han de tener más de 500 accionistas). Cualquiera puede ser accionista de sicavs”, explica Munesh Melwani, socio-director general de Cross Capital.
Cinco años de decrecimiento y bajas
Sin embargo, según recoge la CNMV, en línea con la tendencia de los últimos cinco años, el número de sicav registradas se redujo de forma notable en 2020, ya que se produjeron 143 bajas y tan solo un alta, por lo que a finales del ejercicio había 2.427 vehículos registrados. Según recoge la CNMV, más de la mitad de las bajas fueron consecuencia de procesos de liquidación, mientras que casi el 30% se debió a la absorción por parte de otros vehículos, en su mayoría fondos de inversión. El descenso en el número de entidades se vio reflejado también en el número de accionistas, que retrocedió un 9,6%, hasta alcanzar los 360.452.
Su patrimonio también registró un descenso, concretamente del 6,4%, y pasó de 28.793 millones de euros a finales de 2019 a 26.936 millones a finales de 2020. Esta variación, según analiza la CNMV, fue consecuencia tanto de la disminución del valor de los activos de la cartera de estos vehículos —especialmente de la cartera de renta variable— como de la recompra de acciones por parte de los accionistas. El patrimonio medio por sicav experimentó un leve descenso de 100.000 euros, hasta los 11,1 millones al cierre del ejercicio.
En los dos primeros meses de 2021, el comportamiento de las principales magnitudes de las sicav continuó siendo similar al de los últimos meses de 2020: estabilidad a nivel patrimonial y descensos en el número de vehículos y de inversores. Así, entre enero y febrero el patrimonio se incrementó un ligero 0,9 %, mientras que el número de vehículos registrados en la CNMV disminuyó en 27, hasta los 2.400, y el de accionistas lo hizo un 1,8%, hasta los 354.026.
¿Qué ha motivado esta tendencia? ¿Llegarán a desparecer?
Para trata de constatar si las sicavs cumplen las condiciones para considerarse instituciones de inversión colectiva, se quiere establecer una mayor vigilancia por parte de la Agencia Tributaria. Un control que generalmente debería depender de la CNMV.
Esta decisión viene motivada por la sentencia del Tribunal Supremo ante una sicav que fue expulsada del registro de la CNMV en 2006 por escasa transparencia. El Tribunal fijará la capacidad de la CNMV para determinar si una sicav tributa en el Impuesto sobre Sociedades al tipo reducido del 1% o al general del 25%. “La sentencia final es la clave, pues determinará el poder real de la CNMV para asignar la consideración de sicav a efectos tributarios, si bien en realidad lo que se persigue es que sea Hacienda la que decida si una sicav tribute como tal o no”, explican desde Cross Capital.
Otra de las razones por las que las sicav están perdiendo popularidad, es la intención del gobierno de beneficiar fiscalmente a los socios que liquiden y disuelvan la sicav antes de finales de 2022 y reinviertan su dinero en fondos de inversión.
Según explican desde Ibercaja Gestión, desde las elecciones generales del año 2015, en el que los programas electorales de los diferentes partidos hablaban de modificaciones en estos vehículos, llevamos con la sensación de cambios inminentes que nunca terminaban de llegar, pero, según advierten, esta vez es verdad. «El endurecimiento en las condiciones de inversión en las sicav para poder beneficiarse de una tributación del 1% que se está debatiendo en sede parlamentaria es lo que está llevando a muchos inversores a la disolución de estas sociedades. En concreto, para determinar el número mínimo de accionistas (100 partícipes) a los efectos de la aplicación del tipo de gravamen del 1%, se computarán exclusivamente aquellos accionistas que sean titulares de acciones por importe igual o superior a 2.500 euros», aclaran desde la gestora.
Otra novedad que saca a relucir Ibercaja Gestión es que el cumplimiento de las reglas para determinar el número mínimo de accionistas podrá ser comprobado por la Administración Tributaria en lugar de por la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Todos estos impedimentos han generado un descenso muy acusado y cabe preguntarse si esta tendencia continuará y llevará a la desaparición de las sicavs.
“En mi opinión, es bastante probable como lo avalan las estadísticas dado que es una figura muy arriesgada por su continuo escrutinio y amenazas de cambio de su figura legal, y de forma especial las dudas sobre su fiscalidad futura. Las consecuencias indirectas son muy relevantes y no tanto por su recaudación fiscal (que lo sería) sino que si una sicav se cambia, pongamos a Luxemburgo, su política de inversión y asset allocation se realizaría generalmente por un gestor de esa nacionalidad que otorgaría un peso a la inversión en empresas españolas claramente inferior a la que un gestor español otorgaría por proximidad y conocimiento, reduciendo el ámbito de acceso a la financiación de las empresas españolas”, explica Javier Amo, profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del IEB.
¿Cuáles son las salidas?
Todos estos cambios están todavía pendientes de aprobación, hasta ahora nos movemos sólo con propuestas. Por ello, para los expertos de Ibercaja Gestión, la mejor recomendación es no adelantarnos hasta que tengamos las nuevas reglas de juego aprobadas. «En ese momento tendremos que hacer “trajes” a la medida de cada cliente. Efectivamente, seguiremos viendo goteo a la baja en el número de sicav registradas en España. Sin embargo, esta modificación no va a suponer la desaparición de este vehículo. Las sociedades que queden tendrán que ser auténticos instrumentos de inversión colectiva», explican.
De hecho, en este ejercicio 2021, en Ibercaja han constituido una nueva sicav, ASGUARD SICAV SA. «Supone una apuesta por la inversión ASG, va a ser una de las primeras sicav españolas que se gestionen con criterios extrafinancieros además de los tradicionales puramente financieros. Cada vez hay más inversores que tienen en cuenta este enfoque en su inversión para mejorar el binomio rentabilidad-riesgo al mismo tiempo que contribuyen a la consecución de un impacto positivo en la sociedad y/o medioambiente, por eso se ha constituido este vehículo», añaden.
Tal y como explica Javier Amo, se han producido muchas bajas debido a la incertidumbre sobre esta figura, especialmente a nivel fiscal. “Ante esta falta de claridad muchas optan por su disolución y otras por su traslado a otras jurisdicciones como Luxemburgo que tienen vehículos parecidos e incluso más favorables fiscalmente como las SIF”.
Desde Cross Capital localizan varias salidas/soluciones para estos vehículos: disolución y liquidación de la sociedad, convertirse en fondo de inversión, transformarse en sicav luxemburguesa o transformarse en S.A. o S.L. ordinaria y tributar al tipo general. La decisión dependerá de varios factores, como el patrimonio, el número de accionistas, y especialmente, el nivel de plusvalías acumuladas.