El mundo está en medio de una nueva revolución industrial y las industrias, los inversores y los gobiernos que invierten activamente en industrias de alto crecimiento compatibles con el clima y las fomentan, tienen mucho que ganar. Lombard Odier, junto con la Smith School, han publicado un informe que ofrece una perspectiva global de 25 años sobre la posición de los países en el comercio mundial de las industrias verdes de alto crecimiento, y la medida en que los países han dirigido adecuadamente su gasto de recuperación de COVID-19 para «volver a ser más verdes».
Según las conclusiones, algunos países están muy por delante de otros en cuanto a dotaciones y capacidades ecológicas: Alemania, EE. UU. y China se beneficiarán de la transición ecológica, gracias a sus fuertes capacidades tecnológicas y de fabricación ecológica. Brasil cuenta con importantes dotaciones de energías renovables (por ejemplo, hidroeléctricas) y con ventajas competitivas en turbinas hidráulicas.
Australia cuenta con inmensas dotaciones de energías renovables y minerales críticos, pero va a la cola en productos verdes complejos. Suiza tiene puntos fuertes en algunos productos ecológicos complejos, como piezas de ferrocarril y equipos de biogás. Singapur también tiene puntos fuertes competitivos en algunos productos verdes, como los cromatógrafos y los microtomos (utilizados para controlar la contaminación atmosférica).
¿Pero cómo se sitúa España? “España forma parte de un selecto grupo de países que actualmente ocupan un lugar destacado según el Índice de Complejidad Verde (ICV) y que también destinan una parte importante de su gasto en recuperación a iniciativas ecológicas (otros países son China, Alemania, Dinamarca, Francia, Corea y el Reino Unido)”, explica Michael Urban, Senior Sustainability Analyst de Lombard Odier Asset Management.
“Si se considera el gasto en recuperación verde como porcentaje del PIB, España es uno de los países que más gasta. Investigaciones anteriores sugieren que el desarrollo industrial suele depender de la trayectoria: los países y las regiones tienen muchas más probabilidades de desarrollar competitividad en productos y servicios que requieren capacidades similares a las que ya producen. Por lo tanto, identificar los productos que están estrechamente relacionados con las capacidades existentes de un país nos permite vislumbrar cómo podrían ser esas trayectorias futuras. El Potencial de Complejidad Verde (PCV) mide la relación media de cada país con los productos verdes que aún no exporta de forma competitiva y es un fuerte predictor de la futura ICV. España ocupa el tercer lugar del mundo en PCV (después de China e Italia)”.
El estudio utiliza un Índice de Complejidad Verde (ICV) para medir el número y la complejidad de los productos verdes que un país ha exportado de forma competitiva, desarrollando así una medida compuesta de competitividad verde a lo largo del tiempo. «Para definir un universo de productos “verdes” comercializados a nivel mundial, utilizamos una lista de 295 productos, basada en las listas de bienes medioambientales recopiladas por la OMC, la OCDE y la APEC», explica Urban.
Las subcategorías más significativas son la energía renovable, el consumo eficiente de tecnologías energéticas, la captura y el almacenamiento de carbono, y la gestión de aguas residuales y el tratamiento del agua potable. Los países con más probabilidades de beneficiarse de la transición a las energías renovables son los que fabrican y exportan equipos para la generación e integración de energías renovables, principalmente paneles solares, turbinas eólicas, electrolizadores y baterías, añade.