El tablero económico y político de Colombia y Perú está poblado de incertidumbres, incluyendo un creciente riesgo regulatorio para el negocio de gestión de fondos de pensiones, pero también hay un entorno de oportunidades. El segmento de bancas privadas es especialmente relevante para Compass Group, que lleva algunos años reforzando su diversificación de clientes.
Cambios de gobierno. Reformas de pensiones y tributarias. Protestas. Economías deprimidas. Inflación. Hasta un ciclón. Entre los bamboleos de los mercados internacionales, la desaceleración económica, la incertidumbre política local y los riesgos regulatorios en distintas aristas, los inversionistas de Perú y Colombia tienen mucho en qué pensar.
Este es el desafiante entorno en que Compass Group apunta a hacer crecer su negocio, impulsando al segmento de gestión patrimonial y apalancando sus conocimientos regionales para apoyar a sus clientes institucionales.
La casa de inversiones empezó sus operaciones en Perú en 2002, cinco años antes de instalarse con una oficina en Colombia. En ambos mercados, la lógica es la misma: infraestructura regional con conocimiento local. Y la capitana de la operación es Carla Cano, Country Head para ambos mercados.
La ejecutiva delinea lo político como el ingrediente más relevante en el entorno actual. Más allá del mundo post-COVID y la temblorosa geopolítica internacional, señala que “la parte andina ha pasado por cambios estructurales y ciertas volatilidades de incertidumbre política adicionales”.
Esta dinámica ha dejado una huella en los mercados de capitales locales, con activos volátiles y castigados. Primero el efecto se vivió más fuerte en Perú, cuando el fin de la presidencia de Pedro Castillo –que duró entre julio de 2021 y diciembre de 2022– dio paso al mandato interino de Dina Boluarte. Luego, tras elegir a mediados del año pasado a su primer presidente de izquierda, Gustavo Petro, la volatilidad se instaló en los activos colombianos.
Después de 26 años operando en América Latina, Cano destaca que Compass tiene experiencia en “cómo manejar estos escenarios” de incertidumbre. Sin embargo, advierte, el contexto de inflación y tasas altas y desaceleración económica deja “un panorama bastante dinámico y complejo para los negocios en general”.
Dolarización de carteras
Al igual que como se ha visto en otras latitudes del continente, los inversionistas de Perú y Colombia han estado reduciendo el sesgo local en sus portafolios. En el primer país, Cano describe una “salida importante hacia inversiones offshore” durante 2021, mientras que el año pasado se repitió la historia en el segundo.
Los inversionistas institucionales –como AFP y aseguradoras– tienen carteras más balanceadas, la tendencia se vio más marcada en los segmentos de intermediarios y wealth management, que tenían un perfil más concentrado en activos y moneda locales.
Mientras que en Colombia ese fenómeno se registró con los recursos ya existente, en Perú se vio impulsado por la inyección de liquidez que trajeron los retiros de fondos previsionales.
“Parte de esos retiros que hubo del sistema privado de pensiones fueron hacia vehículos offshore. Las bancas privadas en Perú crecieron mucho y supieron este nuevo apetito”, relata la Country Head, con preferencia no sólo por productos extranjeros, sino también por estrategias más sofisticadas.
Puede leer la entrevista completa de la revista de Funds Society en este enlace.