“Vamos a ver como decanta todo, ya que es un proyecto de ley”. Este es el comentario más repetido por los analistas que han evaluado para Funds Society la repercusión que tendrá en la industria la propuesta de reforma fiscal presentada esta semana en Argentina por el Gobierno de Macri.
Sin embargo, bajo el entusiasmo contenido de los gestores, se abre paso la idea de que efectivamente, si los productos habituales de ahorro en Argentina, hasta ahora libres de impuestos, empiezan a tributar, el atractivo de los vehículos colectivos de inversión empieza a ganar enteros y se puede decir que, a medio plazo, es una gran noticia para las gestoras que están fuera de Argentina.
“Hasta antes de ayer un bono argentino no pagaba ni impuestos de ganancias ni de bienes personales. Ahora pasaría a tributar al 15%, igual que los fondos de extranjeros, pero sin la opción ‘roll-up’ que si tiene los fondos y es la que te permiten diferir el pago hasta el momento de la venta. El cliente ahora tiene un rendimiento 15% menor al de antes y esta obligado a tributar cuando cobra el cupón, no lo puede diferir. Esto sin contar que en este nivel de ‘spreads’ es muy difícil lograr los mismos retornos en Argentina, mientras que los fondos cuentan con el factor diversificación, que no es menor”, explica Florencio Más, managing director de BECON Investments.
“Aunque la decisión de rebalanceo de las carteras dependerá del perfil de la aversión al riesgo de cada inversor, sería esperable que la mayoría de los inversores compensen, al menos parcialmente, el impacto fiscal con una asignación estratégica que incluya fondos de renta variable. Las acciones argentinas y Futuros Financieros (instrumentos de cobertura) estarían exentos del 15%, no así plazos los activos fijos, LEBACS, bonos e instrumentos extranjeros”, afirma Andrés Bagnasco, profesor de la Universidad Católica de Montevideo, recordando que esto es aplicable a personas físicas, mientras que la gran mayoría del capital se encuentra en las personas jurídicas.
Para Bagnasco, este impacto debería de apreciarse más sobre el segmento de banca privada, con menor incidencia sobre el segmento inferior del mercado retail, ya que existen mínimos para su aplicación (ingresos anuales de 17.000 dólares, es decir 300.000 pesos), y mínimo no imponible de renta de capital de aproximadamente 3000 dólares.
¿Impuesto al cupón o a la rentabilidad del bono?
Lo que ninguna fuente del mercado tiene todavía claro es cuál va a ser la base de cálculo, si el cupón o el rendimiento del bono. En un cálculo aproximado sobre el impacto que podría tener en los rendimientos, el equipo que lidera Ezequiel Zambaglione, jefe de research de Max Valores, estima que el impacto sería de entre 0,35% y 1,1%. Según su análisis, los menos afectados serían los bonos que pagan cupones más bajos y los que presenten precios bajo la par, en el caso que la base imponible sea el ingreso producto del pago del cupón.
Por el contrario, explica, si la alícuota se calcula sobre el retorno total, los bonos más cortos serían los menos afectados, ya que presentan los menores rendimientos y menores ganancias de capital potenciales, especialmente en un escenario donde, a medio plazo, se espera una compresión de spreads.
Sin embargo, Zamblagione no cree que vaya a producirse una migración de renta fija a renta variable, ya que sería un cambio importante en la exposición a riesgo por parte de los clientes y el ahorrador argentino en general es bastante reticente a invertir en bolsa.