De las 216 compañías aseguradoras inscritas (203 operativas) en España a cierre de 2020, 34 están vinculadas a entidades o grupos bancarios que cubren la práctica totalidad del mercado. La vinculación de estas aseguradoras puede ser de distinta índole: filial del grupo bancario al 100% o mayoritaria, participación sustancial asociada a acuerdos de bancaseguro con compañías de referencia o, por último, participaciones minoritarias significativas en compañías aseguradoras, según analiza Afi en su último informe sobre el negocio de bancaseguros en España.
Consistente con la circunstancia de que el canal bancario es la principal vía de distribución de los seguros de vida en España (tanto de vida-ahorro como de vida-riesgo), veinte de ellas, la mayoría, operan en el ramo de vida, mientras que las catorce restantes lo hacen el ramo de no vida. No es menos cierto, sin embargo, que la participación de las entidades bancarias en esta última línea de negocio está experimentando un creciente interés. Piénsese, por ejemplo, en la puesta en marcha reciente de compañías como Santander-Mapfre para autos o BBVA-Allianz para seguros generales excepto salud. O en el otro extremo, el interés de compañías especialistas de extender su potencial de comercialización mediante acuerdos con distribuidores retail como es el caso recientemente conocido de Mutua Madrileña-El Corte Inglés.
Claro sesgo hacia el negocio de vida, pero importancia creciente del de no vida
Esas 34 entidades con vinculación bancaria concentran en torno al 50% del negocio asegurador en España. Si lo medimos por el tamaño del balance, las provisiones técnicas que gestionan o los resultados que generan, tal y como puede observarse en el cuadro 1. Bien es cierto que, como viene siendo habitual históricamente, ese peso sustancial en el “control del sector asegurador” en España está claramente concentrado en el ramo de vida (con un alto componente financiero). En 2020 acapararon más del 85% de los resultados agregados de dicha línea de negocio en España. Sin embargo, en el caso de no vida, las compañías vinculadas a grupos bancarios generaron “sólo” poco más del 30% de esta otra línea, si bien, como se ha señalado, vienen adquiriendo un peso creciente.
Mayor capacidad de generación de resultados, con menor disposición relativa de recursos propios
La segunda característica relevante de las aseguradoras vinculadas a grupos bancarios, recogida también en anteriores informes, es su mayor capacidad de generación de resultados. Por el contrario, su disposición de recursos propios (su capitalización) es relativamente más reducida que la del resto del sector. En efecto, habiendo generado en 2020 estas compañías el 53% de los resultados del sector seguros, su patrimonio neto sólo representa el 33% del agregado de compañías que operan en España. Este hecho tiene una doble explicación: un menor grado de capitalización relativo de las compañías vinculadas a grupos bancarios, como consecuencia de su preferencia a situar el “exceso” de capital en la matriz (bancaria), y simultáneamente, una mayor eficiencia relativa del negocio (frente al conjunto de las no vinculadas a grupos bancarios) que impacta positivamente en sus resultados.
La combinación, en términos relativos, de mayores resultados y menor disposición de recursos propios contables se traduce en tercera característica: una rentabilidad sustancialmente más elevada (más del doble) que las del resto de entidades aseguradoras. En concreto, el ROE medio de las 34 aseguradoras vinculadas a grupos bancarios superó en 2020 el 18%, en tanto que la rentabilidad promedio del resto de entidades no alcanzó siquiera al 8%1 . Como resultado el sector asegurador español definió un ROE promedio del 11,2%2 en dicho ejercicio. No sólo ha mantenido los dos dígitos de rentabilidad que de manera prácticamente ininterrumpida viene definiendo históricamente, incluyendo, como puede advertirse en el gráfico 1, los años más duros de la crisis anterior, sino que la ha mejorado en el año de la pandemia . Frente a este comportamiento, la rentabilidad del negocio bancario viene definiendo una senda muy inferior y mucho más volátil, como puede observarse en el mismo gráfico.
En cuanto a la estructura de la propiedad de las aseguradoras vinculadas a grupos bancarios, nos seguimos encontrando con experiencias mixtas tanto en el negocio de vida como en el de no vida. En el caso del ramo de vida, la mitad de los grupos bancarios apuestan por la explotación autónoma del negocio asegurador, y entre ellos los líderes Caixabank y BBVA. Sin embargo, en el ramo de no vida, sólo tres de los grupos bancarios identificados explotaban autónomamente dicho negocio, ya que mayoritariamente lo hacen compartiéndolo con socios especializados. Entre ellos destacaba el caso de Bankinter con Línea Directa, que, sin embargo, tras su colocación en bolsa en el presente ejercicio, deja de tener el control completo de dicha compañía. Los acuerdos antes mencionados de Santander-Mapfre y BBVAAllianz, que se materializaron en 2020 afianzan la estrategia de colaboración de los bancos con compañías especialistas para la explotación del negocio de no vida.
El hecho de que el canal dominante de la distribución del seguro de vida (tanto en su modalidad de ahorro como de riesgo) sea el bancario, determina la supremacía de la banca en este segmento del negocio asegurador (entre el 65% y 75%). Determinantes de ese desarrollo son la capilaridad de la red bancaria española, la cercanía del ahorro previsional al negocio financiero y la relevancia que para la venta de los productos vidariesgo (que por otra parte se han expandido en el contexto de la pandemia) tiene la comercialización de hipotecas.
Todos los grupos bancarios señalados participan en compañías aseguradoras que operan en este ramo, si bien la importancia relativa del negocio en cada una de ellas, como puede verse en el Gráfico 2, es desigual. No sólo tiene un líder muy destacado, Caixabank, que más que triplica el negocio de sus más inmediatos seguidores, sino que además acapara un tercio del negocio de vida en España. Dicha posición se ha acrecentado además en este ejercicio tras la integración con Bankia, que aportará su negocio en este ámbito y conllevará en paralelo la próxima ruptura de los acuerdos de distribución de esta última con Mapfre. En conjunto los siete primeros grupos bancarios concentran más del 90% del volumen de negocio de vida en España vinculado a la banca, el cual generó en 2020 más de 2.200 millones de euros de beneficios4 . Una parte sustancial de esta cifra, globalmente casi el 90% (en cada caso específico según su grado de participación en sus participadas aseguradoras), engrosó la generación de resultados de las entidades bancarias el pasado año.
Las aseguradoras bancarias que operaron en el negocio de no vida generaron unos 700 millones de euros, de los que algo más del 60% contribuyeron al margen de los bancos accionistas
Por otra parte, aun siendo muy inferior a la de vida, la participación del 20%-30% de la banca en el ramo de no vida no es despreciable y, además es singular y relevante en algunas de las entidades. Dos compañías, Línea Directa (todavía filial 100% de Bankinter a cierre de 2020) y SegurCaixa Adeslas (filial de Caixabank compartida con Mutua Madrileña como socio) acaparan el grueso de la contribución de los resultados a los grupos bancarios. A ellas hay que sumar también Caser, compañía dependiente en su origen de distintas cajas de ahorros, en la que mantienen su participación algunos de sus bancos herederos tras la adquisición por Helvetia de un paquete muy mayoritario. En el pasado año se crearon además Santander-Mapfre y BBVA-Allianz. Las compañías de no vida vinculadas a los grupos bancarios generaron una cifra superior a los 700 millones de euros de beneficios en 2020, de los que algo más del 60% contribuyeron directamente a las cuentas de resultados de los grupos bancarios accionistas.
La participación de la banca en el negocio de seguros doméstico le aportó directamente más de 2.400 millones de euros a sus resultados en 2020, por encima de los casi 2.000 millones de un año antes
Aun siendo bastante generalizada la notable rentabilidad de las aseguradoras españolas vinculadas a grupos bancarios, su distribución es poco uniforme como puede observarse en los gráficos 4 y 5. Tan elevada rentabilidad, tanto más si se compara con la del negocio típicamente bancario, unido a la sustancial participación de la mayoría de las entidades en el negocio de seguros de vida, y también en casos singulares en el de no vida, se traduce en una contribución significativa al margen generado por la banca. De hecho, la participación en el negocio de seguros español aportó en 2020 más de 2.400 millones de euros a los resultados de 2020 del conjunto de entidades bancarias españolas.
En algunos casos dicha contribución es además muy sustancial. El cuadro 2 adjunto recoge una estimación, tanto para 2019 como para 2020, del peso que los beneficios atribuibles de las compañías de seguros españolas vinculadas a los bancos tienen en los resultados de estos por el total de sus negocios en España. Con el objetivo de disponer de una comparativa razonablemente homogénea para los cuatro grupos con negocio internacional relevante (sobre todo Santander y BBVA, pero también Caixa y Sabadell) Afi ha considerado el beneficio que “atribuyen” cada una de las entidades únicamente a sus negocios en España, en tanto que para el resto de las entidades (esencialmente domésticas) se han tomado directamente sus resultados contables consolidados.
El cuadro pone de manifiesto:
1. La gran relevancia que el negocio de seguros tiene para las entidades bancarias en España, de tal modo que sólo por su contribución directa (beneficio atribuido a su participación en filiales aseguradoras) dicho negocio contribuyó en media casi un 25% a las cuentas de resultados de las entidades bancarias en 2019, porcentaje similar al que habían contribuido en 2018.
2. A esta contribución directa, como accionistas de sus filiales aseguradoras, debe añadirse el margen que genera la propia actividad de distribución de las pólizas a través de la red bancaria. Aunque con la información pública disponible no es posible determinarlo con precisión, si se considera adicionalmente esta contribución indirecta, en esos dos años es razonable atribuir globalmente al negocio asegurador (contribución directa eindirecta) en torno a un tercio de los resultados de la banca en España.
3. La combinación en 2020 (el año de la pandemia) de una mejora del margen generado por el negocio asegurador con un desplome sustancial del margen global generado por las entidades bancarias como consecuencia de las importantes dotaciones que han realizado para anticipar el deterioro de sus carteras crediticias en el contexto de la pandemia, ha propiciado que se haya disparado la aportación relativa del negocio asegurador a dicho margen global. Como puede advertirse en el cuadro 2, en 2020 dicha aportación habría ascendido de manera directa al 56% del margen global de la banca. Si, como se ha indicado anteriormente, se agrega la aportación indirecta derivada de las comisiones obtenidas por la comercialización de las pólizas de sus filiales, la aportación del negocio de seguros a sus matrices bancarias probablemente haya alcanzado en 2020 una cifra cercana a los dos tercios de los resultados bancarios del pasado año. Cierto es que pasada esta situación excepcional, dicha aportación retome niveles más cercanos a los de 2018-2019.
4. Con todo, como puede advertirse en el mismo cuadro, el peso relativo de los beneficios obtenidos del negocio de seguros por cada una de las entidades bancarias es muy heterogéneo, destacando la extraordinaria contribución que tiene en algunas como Caixabank, por ende entidad lider que concentra (a través de sus participaciones en Vidacaixa y Segurcaixa Adelas), unos 1.000 millones de euros de resultados ligados al negocio de seguros, o dicho de otro modo, más del 40% del margen que aportan los seguros al negocio bancario en España.
5. La apuesta por participar y desarrollar aún más el negocio de seguros, que no deja de acreditar márgenes superiores que el negocio típicamente bancario, es muy claro en el caso de la banca española. En el caso del ramo de vida parece razonable pensar que seguirá dominando, en general, las explotación autónoma de dicho negocio que, como ya se ha señalado, define mayor cercanía con el negocio puramente financiero de la banca. A mayor abundamiento, procesos de integración bancaria como los de Caixabank-Bankia y Unicaja-Liberbank proporcionan, sin lugar a dudas, economías de escala e incentivos evidentes para su mayor desarrollo, aunque bien es cierto que el escenario prolongado de tipos bajos supone un cierto lastre.
6. Sin embargo, en el caso de seguros de no vida, parece claro también que se impondrá el desarrollo del negocio de bancaseguros bajo acuerdos y/o compañías conjuntas con grandes aseguradoras que, por otra parte, conllevarán, en el caso de haberse producido integraciones bancarias como las señaladas, la ruptura y renegociación de acuerdos vigentes hasta el momento, y que se van a concretar en los próximos meses. Las compañías recientemente puestas en marcha por Santander-Mapfre o BBVAAllianz operan en la misma dirección de mejorar la explotación del negocio de no vida en algunos de sus subrayamos.