¿Gestión activa o gestión pasiva? No siempre es una decisión fácil. En el debate que la industria vive, se ha demostrado que ambas tienen cosas buenas y cosas menos positivas. Muchos abogan por una solución intermedia: combinar ambas. Desde Vanguard han elaborado un estudio para analizar qué oportunidades ve el inversor en cada uno de los estilos de gestión ante una situación de volatilidad similar.
“La expectativa relativa de retorno en un fondo de gestión activa es simple y dependen de dos aspectos: la expectativa de lograr alfa y el coste. Si el resultado del comportamiento del fondo es positivo, la decisión será fácil: se asignará el 100% de la cartera a la gestión activa. Por otro lado, el resultado neto de alfa en la gestión activa es negativa, la respuesta será la apuesta: asignar todo a la gestión pasiva”, señala el informe que advierte que entre uno y otro extremo hay muchos puntos intermedios que no siempre el inversor tiene en cuenta.
Según defiende el estudio realizado por Vanguard, ambas opciones tiene cosas buenas. “Los fondos pasivos ofrecen, a un coste bajo, seguir un índice de referencia y optar a un rango más estrecho de posibles retornos. Y los fondos activos ofrecen un retorno potencial con un mayor rango de posibles retornos, inciertos, pero que pueden superar los índices de referencia”, explican.
Una de las primeras conclusiones que aporta el informe es que la indexación puede ser un comienzo valioso para aquellos inversores que se introducen en el mundo de la inversión. Un decisión que se ve favorecida cuando el inversor no es capaz de identificar el talento de los gestores activos o no tiene convicción sobre su capacidad.
En segundo lugar, la investigación de Vanguard demuestra que el uso de la gestión activa depende, en definitiva, del talento del gestor. A esto se suma dos aspectos que dependen directamente del inversor: su capacidad para asumir el coste que tiene y su paciencia, que está relacionada con su expectativa de alfa y su tolerancia al riesgo.
“Cuando mayor sea la capacidad del inversor para identificar gestores con talento, para acceder a ellos y esperar pacientes a los resultados de su gestión, más proactivo será en optar por la gestión activa para sus fondos”, apunta en sus conclusiones el informe.
Por último, el informe muestra que a la hora de decidir el inversor valora tres componentes clave: el alfa bruto, el coste de la gestión y su tolerancia al riesgo. “Estos aspectos se basan en las expectativas y sentimientos individuales, por lo que es imposible que haya un resultado o respuesta única”, recuerda el informe de Vanguard. en sus conclusiones.