Qaracter, consultora tecnológica española especializada en el sector financiero y asegurador, ha elaborado un análisis sobre las perspectivas del sector financiero para 2025. En un contexto de reconfiguración del orden global, con una creciente competencia entre bloques geopolíticos y el resurgir de estrategias neoimperialistas, el sector financiero deberá adaptarse no solo a la digitalización y la sostenibilidad, sino también a nuevas dinámicas internacionales que afectarán a la estabilidad macroeconómica.
Según las previsiones económicas, España experimentará un crecimiento del PIB del 2,6% en 2025, impulsado por el incremento de la inversión y la demanda interna. Sin embargo, este crecimiento estará condicionado por la evolución de las relaciones entre Estados Unidos, China y Rusia, con un impacto en la volatilidad de los mercados financieros y en la estabilidad de los flujos de inversión globales.
Neoimperialismo económico y digitalización
Las potencias económicas refuerzan su control sobre la banca, los mercados de capitales y los recursos estratégicos. China avanza en la desdolarización, Rusia fortalece su sistema financiero tras sanciones, y EE.UU. adopta un enfoque más proteccionista con una regulación bancaria más flexible. Europa debe decidir entre adaptarse a un sistema multipolar o reforzar su autonomía financiera. La banca de inversión seguirá explorando fusiones y adquisiciones, aunque con mayores restricciones regulatorias.
Respecto a la digitalización del sector, la inteligencia artificial (IA) y la automatización seguirán desempeñando un papel clave en el sector. Se estima que el 70% de las entidades bancarias integrarán IA en su operativa diaria. Asimismo, el uso de blockchain seguirá expandiéndose en áreas como la gestión de identidad digital, pagos transfronterizos y tokenización de activos, en un contexto en el que las monedas digitales de bancos centrales (CBDCs) comienzan a redefinir la soberanía financiera de los Estados.
La sostenibilidad como eje estratégico
La Unión Europea ha endurecido las normativas ESG, exigiendo mayor transparencia en la financiación sostenible. Sin embargo, la creciente competencia por recursos esenciales como el litio introduce incertidumbre en la planificación financiera global.
En este contexto, el sector bancario europeo desempeñará un papel crucial, canalizando capital hacia proyectos alineados con los ODS. Se prevé un aumento en la emisión de bonos verdes y préstamos sostenibles, aunque bajo una supervisión regulatoria más estricta. El reto radica en la fragmentación del mercado financiero: mientras Europa impulsa un modelo regulado de finanzas sostenibles, China y Rusia priorizan la inversión en infraestructuras energéticas tradicionales, lo que genera asimetrías competitivas y podría frenar la descarbonización.
A esto se suma la presión de los inversores institucionales, que exigen compromisos más firmes en la reducción de la huella de carbono. De cara a 2025, se espera que el 80% de los fondos de inversión globales integren criterios ESG, abriendo nuevas oportunidades para la financiación sostenible.
En resumen, el 2025 será un año decisivo para la banca y el sector financiero no solo en España, sino a nivel global. La adaptación a un mundo multipolar, el aprovechamiento de tecnologías avanzadas y la consolidación de estrategias sostenibles determinarán el éxito de las entidades en un mercado cada vez más competitivo y geopolíticamente complejo.
«El sector financiero español está en una encrucijada clave. Las entidades que logren anticiparse a los cambios del mercado global, integrar de forma efectiva los criterios ESG y aprovechar las oportunidades de la revolución digital serán las que marquen el futuro de la banca en España», concluye Enrique Galván, CEO de Qaracter.