Invertir es algo que muchas personas relacionan con disponer de un gran capital y descartan esa opción sin pensar más allá. Sin embargo, hasta con unos ahorros inferiores a 10.000 euros, cualquiera puede poner a trabajar su dinero, librarse de la inflación y hasta aprovecharse del efecto del interés compuesto.
¿Qué parte de mis ahorros debo dedicar a la inversión?
Aunque tengamos disponibles esos 10.000 euros no significa que sí o sí debamos invertirlo todo. Según Telmo Rueda, asesor de inversiones en Ursus-3 Capital, el ahorro puede definirse como un conjunto de tres tarros, cada uno con una función y un destino muy concreto. El primer tarro es el colchón de seguridad, una cantidad que nos aporta seguridad y que debe de estar en una cuenta de ahorro inmediatamente disponible. El segundo tarro es para gastos programados, como por ejemplo la entrada para un piso o la matrícula de algo que queremos estudiar. “Esta parte del ahorro puede ser invertida con mucha cautela en algo muy seguro (y con poca rentabilidad) ya que el horizonte temporal es relativamente cercano y no nos podemos permitir una pérdida que imposibilite aquel gasto que queremos tener”, aclara Rueda.
El último tarro, según explica este experto, es el de “no tocar. “Es la parte de nuestros ahorros que tiene un horizonte de largo plazo y permite asumir un riesgo mayor para buscar mejor rentabilidad. En qué se invierte depende de cada persona, pero para cualquier inversor el enemigo a batir, como mínimo, es la inflación. Su vocación es el largo plazo y nos podemos permitir fluctuaciones temporales en el valor de la inversión”, concluye.
¿Dónde debo invertir?
La bolsa no es el único lugar que existe para poner a trabajar a tus ahorros, sobre todo si acabas de iniciarte en el mundo de la inversión. De hecho, el tipo de activo por el que debe optar una persona no depende tanto del dinero. “Entran en juego tres factores, el objetivo de inversión (para qué lo vamos a necesitar y cuánto vamos a necesitar), del horizonte temporal (plazo de la inversión) y de la rentabilidad objetivo que esperamos de nuestra inversión (que depende de cuánto tenemos hoy, de la capacidad de ahorro durante el periodo y de cuánto cuesta el objetivo), además del perfil de riesgo del inversor”, explica Paula Satrústegui, socia y directora de planificación financiera y patrimonial de Abante.
Rueda descarta la inversión en bolsa como la primera opción y destaca el atractivo para un primerizo de invertir en fondos de inversión y, en concreto, en fondos cotizados o ETFs. “Invertir en fondos es la mejor manera de acceder a un universo de inversión más grande. En un fondo un equipo profesional decide dónde invertir y cobrará una comisión de gestión. Otorgan diversificación y gozan de cierto beneficio fiscal ya que no pagas por las plusvalías si traspasas tu dinero de un fondo a otro”, aclara.
Asimismo, apunta que es importante recordar que cada fondo está diversificado dentro de su universo de inversión. Por lo tanto, no tiene demasiado sentido comprar muchos fondos. “En mi opinión, con tres o cuatro fondos es suficiente”, añade Rueda.
Los fondos cotizados o ETFs son también, a juicio de Satrústegui, la mejor opción para cantidades pequeñas de dinero, pero insiste en que debemos vigilar las comisiones. “Hay que ver qué estamos pagando con dicha comisión. Si la comisión es baja pero no obtenemos un servicio de valor añadido y el producto tiene una rentabilidad baja, en realidad nos estará saliendo más caro que si pagamos una comisión algo mayor, pero recibimos a cambio un buen asesoramiento y una buena gestión que nos proporcione la rentabilidad que necesitamos. Dicho esto, en las carteras de los inversores consideramos que pueden tener cabida productos indexados, si se complementan con el resto de productos y si están bien elegidos”, afirma esta experta.
¿Es necesario el asesoramiento financiero?
Una de las grandes cuestiones que se pueden plantear los ahorradores que disponen de menos de 10.000 euros es si necesitan acudir a un asesor financiero a la hora de invertir. «Esto dependerá de si solo vamos a invertir 10.000 euros o si tenemos previsto ir incrementado nuestro ahorro y de cuáles son nuestros objetivos. En nuestra opinión, de la misma forma que no solo acudimos al médico cuando estamos enfermos o contratamos los servicios de un abogado o una gestoría para que nos ayuden con cuestiones legales o papeleos, tenemos que acostumbrarnos a recurrir al asesor financiero para que nos ayude a trazar nuestro plan financiero para conseguir nuestros objetivos”, aclara Satrústegui.
Sin embargo, acudir a un asesor financiero si solo vamos a invertir 10.000 euros puede no salir rentable. «Podemos empezar a invertir sin la necesidad de un asesoramiento profesional. Hay muchos recursos disponibles como páginas especializadas, foros, libros etc. Lo importante es dedicar un tiempo a investigar, respetar una mínima diversificación, nuestro horizonte temporal y nuestra tolerancia al riesgo”., destaca Rueda.
¿Qué fondo elegimos y cómo lo hacemos?
Los expertos insisten en que el fondo que elijamos tiene que estar en línea con nuestro horizonte temporal, edad, tolerancia al riesgo y objetivos financieros. En general, recomiendan los fondos perfilados ya que invierten a su vez en varios fondos en función del perfil de cada inversor, ya sea más o menos agresivo. “Son una buena opción a la hora de invertir y muchas entidades comercializan sus propios fondos perfilados. Es importante comparar rentabilidades, consistencia a lo largo del tiempo, equipo gestor y gastos”, apunta. Rueda.
Por último, Satrústegi pone el énfasis en no obsesionarse con los resultados pasados del fondo de inversión. «Conocer al equipo gestor para saber qué comportamiento podemos esperar en el futuro o ante determinadas situaciones es importante, pero no aconsejable elegir un fondo de inversión solo por los resultados pasados ya que éstos pueden no repetirse en el futuro”, concluye.