La unión hace la fuerza, y en un entorno en el que el tsunami regulatorio en el sector financiero eleva los costes y el tornado de la gestión pasiva y los bajos tipos de interés presiona a la baja las comisiones y, por tanto, los ingresos, las fábricas de productos de inversión están construyendo su propio muro de contención.
El apoyo en la tecnología para ganar eficiencia o el uso de novedosas herramientas para mejorar la operativa pueden ayudar, pero, en ocasiones, la decisión más efectiva pasa por “asociarse con”, “integrarse en” o “comprar” otras gestoras con diferentes capacidades, ya sea en gestión o en distribución, para sumar fuerzas y tejer así sus estrategias de defensa y ataque.
Según un análisis que publicamos en la revista número 17 de Funds Society España, los expertos consideran que esta oleada de consolidación se acelerará en 2020 y que en los próximos años veremos en España muchos movimientos corporativos que darán forma a una industria más polarizada, con grandes actores por un lado (que en muchos casos ofrecerán tanto gestión activa como pasiva) y boutiques más especializadas que aporten valor añadido por otro.
¿Los motivos? Varios factores, como las consecuencias de la nueva regulación (sobre todo por los efectos de MiFID II, que eleva los costes para hacer frente a sus requisitos), o la creciente competencia -tanto de la gestión pasiva como de nuevos jugadores internacionales que llegan a España, y el surgimiento de nuevos proyectos de gestión locales-, además de la inversión necesaria en tecnología en un momento en el que la digitalización es un “must”, están propiciando que las gestoras vean reducidos sus márgenes y busquen aliados.
La presencia en el mercado de jugadores interesados también ayuda.
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