El entorno de recuperación está provocando que los niveles de optimismo hacia los activos de riesgo, en algunos mercados, estén siendo muy elevados, ya que las bolsas llevaban meses poniendo en precio la mejor situación en la que hoy nos encontramos. Y, aunque la inflación se ha presentado como uno de los focos de mayor preocupación para este año, el segundo semestre se presenta, aparentemente, con pocos riesgos en el horizonte, según los expertos de Abante. Pero ¿qué debe hacer el inversor en este escenario? ¿Cómo puede sacarle el máximo partido posible a su ahorro?
Ante esta coyuntura, los expertos de Abante recomiendan invertir con un objetivo claro, profesionalizar las inversiones, huir de las modas, recordar su objetivo y establecer un plan, pensar a largo plazo y diversificar.
Invertir con un objetivo claro. Tanto para la persona que ya tiene su dinero en los mercados, como para el ahorrador que quiere empezar a invertir, desde Abante recomiendan hacer un ejercicio de planificación financiera antes de acudir a los mercados. Esto le permite conocer para qué invierte, es decir, cuánto dinero necesita y, por tanto, qué rentabilidad le tiene que pedir a los mercados. Conocer su objetivo también le va a permitir fijar su horizonte temporal de inversión, lo que es fundamental a la hora de saber qué nivel de riesgo puede asumir y durante cuánto tiempo tiene que mantener sus ahorros en los mercados. Definir el plazo y los objetivos es clave para trazar la estrategia que se adapte a sus circunstancias y le permita estar en los productos que realmente necesita, independientemente de lo que pase en el mercado.
Profesionalizar las inversiones. Para no sufrir con los episodios de volatilidad y evitar tomar decisiones precipitadas, es fundamental contar con un asesor financiero que ayude al inversor a contextualizar lo que está pasando en los mercados dentro de su estrategia y plan de inversión y de sus propias circunstancias personales. Contar con un asesoramiento financiero cercano, honesto y de calidad va a ayudar al inversor a controlar sus emociones y a comprometerse con su objetivo, evitando caer en errores típicos como, por ejemplo, salirse del mercado en los momentos de caída por miedo a perder más dinero.
Huir de las modas. En unos meses hemos pasado de hablar de los máximos de las criptomonedas, a leer sobre el desplome que están sufriendo algunas de las principales monedas digitales. Los inversores tienden muchas veces a fijarse en lo que está haciendo un conocido y, en ocasiones, a decantarse por productos que desconocen solo porque sabe que otras personas están eligiéndolos, sin saber los riesgos que pueden estar asumiendo. Por ello, antes de invertir en un producto financiero únicamente porque está de moda, el inversor debe conocer bien sus riesgos y características y analizar si es el activo que realmente necesita y se adapta a sus circunstancias.
Recordar su objetivo y establecer un plan. Para que pueda lograr el capital final que desea, es vital que recuerde siempre por qué decidió invertir su dinero. Esto es fundamental para que se comprometa con su futuro y mantenga sus decisiones, priorizando la inversión y pensando que es un gasto o una factura más a pagar cada mes. Con este ejercicio, creará el hábito de ahorrar e invertir y se dará cuenta del impacto que tienen en el futuro las decisiones que está tomando en el presente.
Pensar a largo plazo. Si la persona invierte con un objetivo de medio y largo plazo, debe ser consciente de que en algún momento los mercados van a caer y, en consecuencia, su inversión perderá valor. En estos casos la figura del asesor financiero es fundamental porque le puede explicar las ventajas de invertir a largo plazo -por ejemplo, cómo se puede beneficiar del interés compuesto al reinvertir los intereses que va generado la inversión- y le puede ayudar a comprender que en periodos largos sufrir episodios de turbulencias es algo normal y que en esos casos, si las circunstancias personales o profesionales no han cambiado, la mejor decisión puede ser no hacer nada y permanecer invertidos. Por ejemplo, al mirar lo que ha hecho el S&P 500 desde el año 1996 hasta el 2016, el inversor que se haya mantenido invertido ha obtenido una rentabilidad anualizada del 7,85%, mientras que el que se salió perdiéndose los 5 mejores días ganó un 5,64%, una rentabilidad que se reduce hasta el 1,72% para el que se perdiera los 20 mejores días.
Diversificar sus inversiones. Una de las reglas básicas de la inversión tiene que ver con la importancia de diversificar. En Abante recomiendan apostar por carteras globales que diversifiquen tanto por sectores, como por tipo de activos y geografías.
Temas de inversión para el segundo trimestre
Para el segundo trimestre del año BNP Paribas Wealth Management localiza tres tendencias clave: la economía baja en carbono, la alimentación sostenible y la capacidad futura de gasto.
Economía cero emisiones. La urgencia por conseguir una economía con cero emisiones netas de carbono, con los países de la Unión Europea, la administración estadounidense y el Partido Comunista Chino dando prioridad a la reducción de las emisiones de carbono y la contaminación mediante fuentes de energía bajas o nulas en carbono, impulsará una normativa medioambiental más estricta que elevará el precio de los créditos de carbono. Desde el pasado mes de noviembre, el precio de los créditos de carbono de la Unión Europea se ha duplicado con creces hasta alcanzar casi 50 euros por tonelada métrica.
En lugar de centrarse únicamente en los paneles solares, la energía eólica y la tecnología de las pilas de combustible de hidrógeno, BNP Paribas Wealth Management se focaliza también en la conservación de la energía, el almacenamiento industrial de baterías a gran escala, la recolección y refinación de biomasa y la extracción de carbono para el suministro de gas «limpio» como subtemas de inversión más atractivos dentro del cambio climático. La energía nuclear también puede considerarse como una fuente de energía oficial con bajas emisiones de carbono, ya que el Consejo Común de Investigación de la Unión Europea sostiene que esta merece una etiqueta «verde”.
El futuro de la alimentación en un mundo sostenible. Los alimentos son esenciales para la vida, forman una parte importante de nuestra identidad cultural y desempeñan un papel principal en la economía. Muchas personas quieren que su alimentación forme parte de un estilo de vida saludable, pero también debemos tener en cuenta el impacto que la producción y el consumo de alimentos tiene sobre los recursos del planeta. La producción de alimentos es responsable del 26% de las emisiones mundiales de carbono, por lo que debe ser una parte esencial de una estrategia global de cero emisiones de carbono.
Un sistema alimentario sostenible es un tipo de sistema que proporciona alimentos sanos a las personas a la vez que garantiza un impacto sostenible en los sistemas medioambientales, económicos y sociales vinculados a la alimentación. De hecho, los sistemas alimentarios sostenibles comienzan con el desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles. Por ejemplo, un uso más eficiente del agua en la agricultura, sistemas de distribución de alimentos más sostenibles utilizando envases reciclados/reciclables, la creación de dietas sostenibles y la reducción del desperdicio de alimentos en todo el sistema, en línea con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS).
Capacidad futura de gasto. Los hogares de todo el mundo han acumulado al menos 5,4 billones de dólares en exceso de ahorros desde el comienzo de la pandemia, de los cuales se espera que se gasten más de 2 billones de dólares a medida que las economías de los países se reabran al acercarse a la inmunidad de rebaño. Los datos de Israel, Estados Unidos y el Reino Unido sugieren que las infecciones y las tasas de hospitalización por COVID-19 caen significativamente una vez que las tasas de vacunación alcanzan el 40%-60% de la población total. Europa Occidental debería alcanzar esta tasa de vacunación a finales de junio si se mantiene el ritmo actual de vacunación. Esto sugiere una aceleración del gasto de los consumidores durante el segundo semestre de 2021. A corto plazo, los viajes nacionales, el ocio en el hogar (juegos y servicios de streaming), el cuidado de las mascotas, el bricolaje (casa y jardín) y la venta de ropa deberían beneficiarse de este auge del consumo.