MainStreet Partners ha publicado su informe anual «2023 ESG Barometer» que cubre las principales tendencias ESG del mercado de fondos de inversión y que analiza cuál es la situación de la integración de la ESG en el mercado de fondos europeo. Entre sus principales conclusiones destaca que la regulación, en particular el SFDR de la UE, ha sido uno de los principales motores del cambio en cuanto a la forma en que los gestores de activos abordan la ESG en Europa, sobre todo en cuanto a la forma en que clasifican sus fondos.
“La etiqueta del artículo 9, la que indica la mayor atención a la sostenibilidad, se ha asignado a muchos fondos, no sólo a los fondos de impacto, sino también a aquellos más genéricos que afirman tener prácticas muy sostenibles. Sin embargo, al examinar los datos EET de estos fondos, descubrimos que más del 90% no tenían o no divulgaban objetivos medioambientales. Además, alrededor de un tercio de los fondos del Artículo 9 declaraban un porcentaje mínimo de inversión sostenible del 30% o menos. Ambos hechos demuestran que, en la actualidad, los datos EEG siguen siendo poco fiables y esperamos una mejora significativa de la cantidad y la calidad de los datos EEG en los próximos meses”, advierte el informe.
En este sentido, otras de las conclusiones del balance de 2022 que hace el informe es que estos cambios regulatorios tienen una clara consecuencia en cómo los gestores de activos han abordado la ESG en el proceso, la divulgación y la clasificación reglamentaria. “Hacia finales de 2022 vimos una serie de fondos reclasificados del Artículo 9 al Artículo 8 y del Artículo 6 al Artículo 8”, señala como ejemplo. Según los datos de MainStreet Partners, en general, el número y el porcentaje de fondos del Artículo 9 se han mantenido estables, mientras que se ha producido un claro cambio del Artículo 6 al Artículo 8, pasando de representar este primero un 75% en 2021 a un 50% en 2022.
Otro aspecto relevante para analizar el grado de penetración de la ESG en el mercado europeo de fondos son las calificaciones. En este sentido, el informe reconoce: “Nuestras calificaciones ESG muestran que los gestores de activos medianos y grandes siguen obteniendo una puntuación ligeramente superior a la media, en comparación con la de sus homólogos más pequeños. La diferencia se ha reducido en el último año”.
Según matiza, esto se debió en parte a un deterioro en el pilar «Gestor de activos» debido a que algunos de estos gestores se enfrentaron a problemas relacionados con acusaciones de greenwashing, gestión de riesgos y/o problemas de cumplimiento.
Una conclusión relevante es que el informe ha detectado que los fondos de mercados emergentes se encuentran en desventaja con respecto a sus homólogos de mercados desarrollados y obtuvieron sistemáticamente puntuaciones más bajas; en torno a un 10% menos para los fondos de los Artículos 8 y 9. “Esto se debió en cierta medida a las menores calificaciones ESG de las empresas en las que se invierte, pero también a la falta de datos y divulgación de las regiones de mercados emergentes, lo que dificulta el análisis ESG. Si las crecientes exigencias de datos y divulgación por parte de los reguladores superan las mejoras realizadas por las empresas que operan en estas regiones, es posible que esta tendencia persista o incluso empeore”, explican.
Estas reflexiones llevan a MainStreet Partners a concluir que la regulación actualizada y adicional sigue siendo un factor importante en el universo de la inversión sostenible. “La introducción de los Impactos Principales Adversos (PAI), el porcentaje mínimo en inversiones sostenibles y los datos EET (entre otros) ha ofrecido a los inversores la posibilidad de disponer de más información, pero pasará tiempo antes de que sea lo suficientemente exhaustiva y estable como para resultar útil al inversor. Es probable que la atención y el crecimiento de la inversión sostenible continúen en 2023”, afirma el documento.