Las small caps son empresas de pequeña o mediana capitalización. Aunque puede resultar una opción muy atractiva para según qué tipo de inversores, la inversión en esta clase de compañías en España aún no ha alcanzado la popularidad de la que goza en otros países. Según explica Daniel Tello, director de Inversiones en Azagala Capital, es un producto minoritario de nicho de mercado enfocado a partícipes que estén a gusto invertidos durante un periodo largo de tiempo, de 5 a 10 años. “Esto es aconsejable ya que es el tiempo adecuado que empresas pequeñas necesitan para desarrollar su estrategia de crecimiento y que se vea reflejado en la cotización”, explica.
Adicionalmente, al tratarse de empresas poco líquidas y con pocas acciones en mercado, como es lógico por su tamaño, las variaciones de precios que soportan es algo superior respecto a la de los índices y a la de grandes empresas. Por tanto, para Tello, su baja popularidad se debe a que la cantidad de partícipes que están dispuestos a asumir una mayor volatilidad y a permanecer invertidos durante un tiempo largo, son una minoría. “A cambio, la rentabilidad que obtienen aquellos inversores pacientes y con mentalidad empresarial compensa siempre, ya que se obtienen retornos muy por encima de la media del resto de fondos”, añade.
Para Mario Santos, analista de empresas europeas de pequeña y mediana capitalización en Amiral Gestion, hay dos ingredientes fundamentales para una formación de capital exitosa en el nivel pyme: incentivos a la inversión a largo plazo y para la creación empresarial. Respecto al primero, Santos explica que, en el caso de España, no existe un sistema fiscal que, como, por ejemplo, en Francia, permita una reducción significativa de impuestos a cambio de mantener las posiciones durante 5 años o más. “Las pymes necesitan tiempo, no pueden existir pymes exitosas sin una base de inversores paciente y largoplacista”, explica.
Asimismo, considera que España está muy atrasada con respecto a otros países europeos o norteamericanos en cuanto a creación empresarial. “Debemos «cambiar el chip» en escuelas y universidades para pasar de un perfil más académico a un perfil emprendedor. En EE.UU. cualquier joven sabe perfectamente los pasos que hay que dar para crear un negocio. Aquí entra la segunda parte. Desde un punto de vista administrativo, el Gobierno debe redefinir los procesos registrales y la fiscalidad de empresas de nueva creación para hacer este tipo de iniciativas más atractivas para el empresario”, aconseja.
Santos insiste en que España tiene talento humano más que de sobra como para que el grado de formación empresarial sea igual o superior al de Alemania, Francia o Reino Unido. “Solo necesitamos incrementar nuestro horizonte temporal de inversión (no estar buscando qué acciones lo harán mejor este trimestre, sino pensar en qué tipo de negocios nos permitirán disfrutar de una jubilación tranquila y bien financiada si invertimos en ellos pronto) y una determinación clara por parte del Gobierno en facilitar la creación de empresas (quitando tramas administrativas, estableciendo programas de reconversión industrial para empleados trabajando en industrias obsoletas, creando un plan educativo que no cambie cada 4 años…)”.
Las ventajas de invertir en small caps
En concreto, el experto de Azagala localiza tres principales ventajas a la hora de invertir en small caps.
Precios bajos y buenas rentabilidades: son empresas desconocidas para la gran mayoría del mercado. Por lo que, según explica, es más fácil encontrar empresas bien gestionadas y capaces de generar beneficios de forma sostenible en el tiempo, pero que no están bien valoradas por el mercado y se pueden comprar a precios lo suficientemente bajos como para generar una rentabilidad excepcional. Asimismo, según explica, una cartera diversificada sin pequeñas empresas necesita que la mayoría de las empresas lo hagan bien para obtener retornos positivos, en cambio, en una cartera diversificada que incluye pequeñas empresas, tener algunos ganadores es algo muy rentable sin tener que asumir una gran posición desde el inicio.
Oportunidad de crecimiento. Todas las empresas grandes empezaron siendo pequeñas y, según explica Tello, es más fácil triplicar tus ventas cuando vendes 100 millones que cuando vendes 100.000 millones. “Eso se acaba reflejando siempre en la cotización y, por tanto, en una rentabilidad muy superior”. Tal y como añade Mario Santos: “Las pequeñas empresas de hoy pueden ser las grandes empresas de mañana”.
La ventaja del tamaño. “El tamaño lejos de ser un problema se convierte en una ventaja. La mayoría de los fondos institucionales no pueden invertir en empresas sin un tamaño mínimo (500/1000 millones) por tanto, cuando una empresa entra en el radar de un fondo es posible que ya haya multiplicado por muchas veces su precio perdiendo esa oportunidad de rentabilidad”, explica Azagala. Además, según aclara, a diferencia de lo que la gente piensa, las pequeñas empresas no tienen por qué ser empresas de reciente creación, en muchos casos se trata de empresas con una larga trayectoria que compiten y dominan un nicho de mercado y que con el tiempo van creciendo y generando beneficios de manera sostenible.
A estas ventajas, Santos suma la capacidad de involucrarse. A diferencia de las empresas de gran capitalización, las small caps no tienen la capacidad presupuestaria para contratar consultores estratégicos que permitan al equipo de gestión tomar mejores decisiones. Del mismo modo, muchas veces sucede que los equipos de gestión de estas empresas no tienen todavía el rodaje suficiente en cuanto a comunicación con el mercado. “Ambos rasgos ofrecen la oportunidad a inversores profesionales como nosotros de influir de una manera amistosa en la gestión del negocio y la alocacion de capital, así como mejorar su comunicación con el mercado”, explica
En un contexto de pandemia, ¿son inversiones seguras?
Según relata Tello, las inversiones seguras son aquellas que “podemos realizar en empresas sin deuda, con caja, un balance fuerte y bien gestionadas, pero que el mercado hace caer hasta niveles a veces increíbles solo por el hecho de ser pequeñas”.
Un ejemplo de ello es una pequeña empresa noruega, Nekkar, que durante el mes de marzo de 2020 bajó su cotización un 40%. “A este precio nos encontramos con una empresa sin deuda, con caja, con una cartera de pedidos en máximos históricos y con una posición dominante en un sector de nicho que no se veía afectado por el coronavirus pero que el mercado la valoraba a 4 veces beneficios. Apenas 7 meses después, la cotización de la empresa ha subido más de un 300%. Esto es lo que nosotros consideramos una inversión segura dentro del sector de pequeñas empresas”, explica.
¿Son de fácil acceso para el pequeño inversor?
Mario Santos también advierte que, en general, las micro y small caps son más difíciles de acceder de manera directa para el inversor individual. La negociación de los precios no es tan fácil como en empresas de gran capitalización, lo que contribuye a que inversores más grandes puedan obtener mejores precios a la hora de comprar en el mercado que inversores individuales. “Un bróker siempre me va a dar mejor precio a mi si oferto una cierta cantidad de capital a cambio de un bloque grande de acciones de una micro o small cap que el precio al que un inversor individual puede acceder a través de un bróker retail”, aclara.
Del mismo modo, informa de que cierto tipo de situaciones de las cuales un inversor profesional se puede aprovechar (ampliaciones de capital, emisión de deuda híbrida…) no están disponibles para inversores retail. “Nuevamente por un tema de tamaño relativo. Para una micro cap, un fondo de, por ejemplo, 500 millones de euros de activos bajo gestión puede ser tremendamente determinante en su éxito empresarial y, por tanto, la empresa está dispuesta a negociar con mayor flexibilidad cierto tipo de operaciones que con inversores individuales”, aclara.
Finalmente, el inversor retail no tiene, generalmente, acceso en los mismos términos a los equipos de gestión de estas compañías. “Dificilmente puede influir en la gestión de manera amistosa o contribuir con análisis sectoriales, recomendaciones sobre asignación de capital etc. Esto, nuevamente, incrementa el abanico de oportunidades de inversión que un fondo profesional tiene en small caps respecto a un inversor retail”, añade el experto de Amiral.
Según explica Tello, hoy es relativamente fácil y gratuito acceder a informes de valoración y recomendaciones de inversión sobre grandes empresas que todos conocemos y ese es precisamente, uno de los atractivos que encuentra a la hora de invertir en empresas desconocidas: “Descubrir esas empresas antes que el resto y valorarlas adecuadamente hace que la rentabilidad compense la cantidad de horas que se dedican, como hemos visto en el caso de Nekkar”.
Sin embargo, avisa que es un proceso solitario donde hay que dedicar muchas horas para conocer y valorar las compañías, pero que cuando aciertas con un ganador el mercado te lo recompensa con creces. A pesar de su baja popularidad, Tello considera que sí estamos en el camino correcto y cada vez hay una gama de fondos más amplia, con diferentes estrategias y con más gestoras apostando por un estilo de gestión diferente al tradicional. “Aún se necesita tiempo y sobre todo rentabilidad para demostrar que invertir en small caps es el camino correcto para batir a los índices”, concluye.