El año ha sido complicado para el mercado y todo apunta a que en 2019 las cosas serán muy diferentes a como fueron en 2018. Por eso, ahora que acaba el año, las gestoras empiezan a hacer públicas sus previsiones para el próximo año y si hay algo en lo que todas coinciden es en afirmar que el crecimiento global se va a ralentizar, pero eso no significa que estemos ante una recesión a corto plazo.
El crecimiento continuará en casi todas las áreas geográficas, pero lo hará con menos intensidad. De hecho, el análisis que hace AXA IM señala que en 2018, el crecimiento alcanzó su punto más alto. “2018 nos ha ofrecido el mayor crecimiento en siete años. El crecimiento del PIB de Estados Unidos alcanzó su máximo en 12 años, China parece que va a superar su tasa de crecimiento objetivo del 6,6%, los mercados emergentes se expandieron en línea con la tasa del año pasado y aunque el crecimiento de la zona euro se desaceleró, su mantiene en el 1,9%, es decir por encima de su potencial”, apunta en su informe.
El hecho de que siga habiendo crecimiento argumenta la percepción de las gestoras de que una recesión no es una posibilidad a corto plazo. Por ejemplo, Deutsche Bank considera que no habrá recesión en la economía mundial en 2019, aunque anticipa que sí se producirá una desaceleración. La entidad prevé que la economía global crezca por encima del 3,5% durante el próximo año a pesar de algunos factores políticos de riesgo como la guerra comercial entre EE.UU. y China, el Brexit y el desafío presupuestario italiano.
“Creemos que una economía global cada vez más divergente y una revolución política están contribuyendo a la creciente volatilidad en el mercado y a reforzar la necesidad de ser activo y selectivo. Los temas atractivos a largo plazo incluyen el crecimiento de la Inteligencia Artificial, la creciente influencia de China en Asia y el potencial de los factores ESG (factores ambientales, sociales y de gobernanza) para mejorar el rendimiento de las inversiones”, apunta en esta misma línea Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors.
La gran pregunta es: ¿hasta cuándo durará el crecimiento? 209 será un año totalmente diferente y eso podría hacer cambiar el ciclo. Según el análisis que hace Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, recuerda que 2019, por primera vez en los últimos años, “los bancos centrales van a ser vendedores netos de activos y no habrá el efecto liquidez que ha favorecido las valoraciones anteriormente. Ya hemos visto una caída significativa. En concreto en el índice S&P500 los beneficios esperados han pasado de cotizar a 19 veces a hacerlo a 15 y en 2019 se puede mantener esta tendencia, quizá no de manera tan dramática. Pero la volatilidad aumentará”.
En opinión de Nordea AM, un nuevo entorno de mercado ya ha quedado patente este otoño: cuando las dos economías más importantes avanzan de forma desincronizada, el mundo tiene un problema. “La economía estadounidense avanza a toda máquina mientras que China sigue ralentizándose, pese a los renovados estímulos fiscales y monetarios. Puesto que la política monetaria mundial viene determinada en gran medida por Washington, y el crecimiento mundial aún sigue impulsado principalmente por China, esta divergencia trae consigo problemas para los mercados. La consecuencia es que las condiciones monetarias, impulsadas por una sólida economía estadounidense, se están tornando demasiado restrictivas para el conjunto de la economía mundial. Por tanto, prevemos que la desaceleración mundial seguirá su curso”, explican desde Nordea AM.