Los productos de «The Vegetarian Butcher» son un éxito en los Países Bajos y en un número cada vez mayor de otros países europeos. La empresa vende todo tipo de sustitutos de la carne: desde pollo y salchichas vegetarianos hasta atún y gambas sin pescado. La primera tienda se inauguró en el año 2010 en La Haya.
Actualmente, esta marca se vende en cientos de supermercados holandeses y cuentan con puntos de venta en Portugal, España, Suiza, Alemania e incluso Corea del Sur. El éxito de la fórmula pone de manifiesto que, aunque muchas personas prefieren el sabor de la carne, están encantadas de conformarse con un alimento sustitutivo. Sobre todo cuando dicho sucedáneo evita el sufrimiento animal y es menos perjudicial para el medio ambiente.
Un nuevo sustituto para la carne vegetariana
Los vegetarianos alegan varias razones para excluir la carne de su dieta. La más frecuente es el sufrimiento de los animales que está indisolublemente ligado a su producción. Además, la industria cárnica ejerce una presión enorme sobre el medio ambiente. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el sector pecuario es responsable del 18% de la emisión total de gases de efecto invernadero en todo el mundo, según el informe «La larga sombra del ganado» realizado en 2006 por Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este porcentaje es mayor que el del conjunto del sector del transporte. Sin embargo, cabe la posibilidad de que algunos clientes de «The Vegetarian Butcher» vuelvan a comer carne real dentro de unos años. La diferencia estriba en que la carne no procedería de grandes explotaciones ganaderas, sino que se produciría en laboratorios.
Una hamburguesa de 300.000 euros
Hace cinco años, el doctor Mark Post, catedrático de la Universidad de Maastricht, presentó la primera hamburguesa de carne cultivada en un laboratorio. Pese a que el sabor de la hamburguesa gustó a los especialistas, la atención se centró en lo que había costado: más de 300.000 euros. Aunque la tecnología empleada en este proceso avanza con gran rapidez, puede pasar bastante tiempo antes de que podamos pedir una McLab en nuestro restaurante de comida rápida más cercano. “Producir en un laboratorio una carne que tenga el sabor adecuado es solo una parte del reto”, explica Marie-Laure Schaufelberger, especialista de producto de fondo Pictet-Nutrition.“El gran desafío está en replicar la estructura. Aún tendremos que esperar un tiempo para obtener pollos o entrecots vegetarianos”, añade.
Próximamente en su supermercado más cercano
La primera hamburguesa in vitro del Dr. Post se produjo con 20.000 minúsculas fibras de músculo, de tan solo 2 milímetros de largo. Estas se cultivaron en unas pequeñas placas de Petri a partir de las células madre obtenidas (de forma indolora) de dos vacas. La creación de la hamburguesa tardó tres meses. “Existen otros tipos de carne que pueden producirse de manera menos laboriosa”, afirma Schaufelberger: “Ya hay varias empresas que se proponen poner carne de laboratorio a la venta en los supermercados a finales de este año o en 2019”.
La nutrición reclama más atención pública
Aún está por ver si la introducción de la carne de laboratorio convencerá a quienes son vegetarianos por razones morales para que vuelvan a comer carne. La cuestión de en qué medida la carne, especialmente la roja, puede formar parte de una dieta saludable, llama mucho más la atención. “Estos debates denotan que ahora prestamos mucha más atención a lo que comemos”, sostiene Schaufelberger. “Hoy en día, es muy habitual leer con ojos críticos las etiquetas de los alimentos para identificar los aditivos. La nutrición seguirá siendo un tema importante en el futuro próximo, tanto en el ámbito científico como en el financiero”, concluye esta experta.