Tras la pandemia, las disrupciones en las cadenas de suministro y en la oferta de la mano de obra, así como el impacto de la guerra de Ucrania, han desatado una fuerte preocupación por los precios de la energía y el coste de la vida. Pero según explica Patrick Thomson, CEO de JP Morgan Asset Management para la región EMEA, desde una visión más a medio y largo plazo, hay un mayor ahorro por parte de la población mundial. Según recogen las estadísticas de la consultora McKinsey, la riqueza global se ha triplicado desde principios del año 2000: el dinero en manos de los gobiernos, empresas e individuos ha pasado de los 160 billones de dólares a unos 510 billones en estas dos últimas décadas. En la gestora asumen que está tendencia continuará en el tiempo, la economía global seguirá creciendo y con ella, el ahorro. Para hacer frente a esta mayor capacidad de ahorro, JP Morgan AM ofrece una gama más amplia de productos en los que invertir y por ello tiene una mayor capacidad para ayudar a los clientes en el futuro. Un ejemplo son sus ETFs activos, un mercado sobre el que tienen grandes expectativas de crecimiento.
En la opinión de Thomson, estamos ante un cambio de régimen que deja atrás un entorno de bajos tipos de interés que comenzó con la crisis de 2008. Este nuevo ciclo tendrá una serie de consecuencias previstas que favorecerán a los gestores activos, permitiéndoles obtener rendimientos para sus inversores y ahorradores gracias a su experiencia en la inversión y en el análisis de las empresas, así como con la incorporación de nuevas herramientas tecnológicas.
Además, en Europa, la inversión sostenible está creando oportunidades particularmente interesantes. Para JP Morgan AM, la capacidad de ofrecer opciones de inversión a los clientes en este ámbito de inversión es particularmente importante y alimenta todas sus capacidades de inversión.
Otra área en la que Thomson ve crecimiento es la de los activos alternativos. Cada vez un número mayor de empresas permanecen en los mercados de capital privado gracias al crecimiento que han experimentado los mismos en las dos últimas décadas. Hoy en día hay un número seis veces menor de empresas que cotizan en bolsa con respecto a las que cotizaban en 1997 y una cantidad significativa de compañías que eran públicas se han vuelto privadas. Esta tendencia también se refleja en el tiempo medio en que una empresa tarda en salir a bolsa: en 1999, el promedio era de cuatro años, mientras que, en la actualidad, una empresa permanece en el mercado de capital privado durante un tiempo superior a esos cuatro años.
Los activos alternativos ofrecen oportunidades atractivas de inversión, sobre todo cuando se considera el cambio en el régimen de tipos de interés. La gestora ya es una experta en la inversión en activos reales, con posiciones de liderazgo en el sector inmobiliario, de infraestructuras y de transporte, así como en capital privado, deuda privada y hedge funds. Además, el año pasado, JP Morgan AM adquirió el segundo mayor gestor de activos especializado en silvicultura, Campbell Global. La inversión en madera representa una protección frente a la inflación, pero también es un activo sostenible, por la capacidad de los árboles para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera, presentando una solución natural a muchos de los retos climáticos, de biodiversidad y sociales del mundo.
La tecnología también es un área en la que la JP Morgan AM está invirtiendo fuertemente, con un gasto anual de 400.000 millones de dólares. La gestora está apostando por emplear recursos en tecnología y digitalización para que sus operaciones sean lo más eficiente posible.
En materia de diversidad, equidad e inclusión en la empresa, JP Morgan considera que un fuerte posicionamiento en esta área le proporciona una ventaja competitiva frente al resto de gestoras. La gestora invierte en 80 países y sus analistas hablan en 17 idiomas diferentes, con una mayor diversidad desde el punto étnico y de género que les proporciona una mayor capacidad para aprovechar el conocimiento y ponerlo al servicio de los inversores.
Según Thompson, la magia consiste en aunar esta diversidad junto con la innovación en los sistemas y la coherencia en el proceso de inversión. Por ejemplo, las franquicias de renta variable y deuda de mercados emergentes de JP Morgan AM, que son algunos de los equipos más diversos que tiene la gestora, son líderes en la industria. Para Thompson, este hecho no es una coincidencia, por lo que aparte de creer que la diversidad es lo correcto, también piensa que aporta un enorme sentido comercial.
En cuestión de diversidad de género, en Reino Unido, la regulación “Women in Finance Charter” establece un objetivo de representación femenina en la alta dirección del sector financiero del 30%. La gestora todavía no ha llegado ese porcentaje, pero ha avanzado mucho en hacia su consecución. En materia de etnicidad, atraer y retener diversidad a través de los mejores inversores en activos también tiene una perspectiva empresarial, pues refleja la dimensión global de los clientes de la gestora.
A pesar de los grandes retos actuales, como los bajos tipos de interés y el elevado nivel de envejecimiento de la población, de cara al futuro, Thompson cree que la industria de gestión de activos se debería centrar en ayudar a los inversores a ahorrar para conseguir sus objetivos vitales: la jubilación, la educación de los hijos o la compra de una casa. El sector también debería enfocarse en tratar de desmitificar la idea de que la inversión es algo complejo. En ese sentido, la tecnología puede ser una herramienta muy provechosa, como han demostrado algunas Fintech con el uso de interfaces más sencillas para alfabetizar financieramente a la población.
Por último, Thompson está convencido del papel de liderazgo que puede jugar la industria de gestión de activos en materia de sostenibilidad. En especial, a la hora de impulsar la inversión y la asignación de capital para asegurar que realmente se consigue un impacto positivo en alguno de los desafíos a los que la sociedad se enfrenta de forma colectiva.