De acuerdo con el Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN), cátedra constituida por la Universidad de Alcalá en colaboración con Thinking Heads, la economía europea y la española se enfrentan al doble reto de reactivar la actividad productiva en el corto plazo, sin perder de vista las transformaciones necesarias para construir una economía sostenible y menos expuesta a riesgos. De ese reto, se pueden generar hasta 868.818 puestos de trabajo directo verdes (217.000 anuales) en España entre 2021 y 2024, según el informe El Green Deal europeo y la aportación del sistema financiero en la salida de la crisis, elaborado por ORFIN.
En el informe, que han presentado el economista José Carlos Diez, director del ORFIN, Carlos Mario Gómez, catedrático de la Universidad de Alcalá y miembro de ORFIN y Soledad Núñez, miembro del Consejo de Gobierno y de la Comisión Ejecutiva del Banco de España y ex directora general del Tesoro, en un evento online, se advierte que la Unión Europea se enfrenta a una crisis sin precedentes, pero “por primera vez en su historia económica, cuenta con una estrategia de largo plazo para salir de ella y está en condiciones de alinear la necesaria estabilización de la economía con una recuperación más robusta y una transformación productiva orientada a la eficiencia energética y al autoconsumo en las viviendas de particulares”.
El análisis del ORFIN destaca que el Green Deal europeo permitirá una adaptación más rápida para una salida sostenible de la crisis del COVID-19 ya que los bajos precios del petróleo podrían ser una oportunidad para avanzar en el desmonte de los subsidios todavía vigentes en Europa a los combustibles fósiles. “Esta estrategia coordinada a largo plazo permitirá capitalizar un enorme conjunto de co-beneficios en forma de ahorro de costes, mejoras de producto, innovación tecnológica, competitividad, reducción de riesgos o mejoras de la salud”, aseguran.
Las energías renovables podrían aportar hasta 340.000 puestos de trabajo en España en cuatro años
En la presentación del informe, Carlos Mario Gómez ha señalado que el objetivo básico del paquete de recuperación es estabilizar las expectativas y la confianza y canalizar el ahorro hacia inversiones productivas. “El Green Deal, no resuelve, pero permite el marco para una nueva revolución industrial”, añade.
Además, “es la primera vez desde la revolución industrial del siglo XVIII que España tiene una fuente primaria de energía abundante y más barata que el resto de países europeos”, según el informe. El mayor rendimiento que consiguen las placas solares de todo tipo instaladas en España se traduce en una rentabilidad elevada que hace atractivas la inversión en sistemas fotovoltaicos de alta potencia conectados a la red eléctrica y las instalaciones de autoconsumo fotovoltaico en edificios tanto de uso residencial como no residencial.
De acuerdo con los cálculos de la cátedra, el Plan de Recuperación Verde Europeo (Next Generation EU) supondría adelantar en el tiempo las fases de instalación las energías renovables, instancia en la que estas son más intensivas en trabajo. De esta manera, se pueden generar hasta 340.000 puestos de trabajo en cuatro años: 60.000 en energía solar, 181.000 en eólica y 142.000 para las demás fuentes como la biomasa, el bombeo y otras.
En el campo de la eficiencia energética, por cada millón de euros invertido en España, se generarán 8,2 puestos de trabajo directos e indirectos adicionales de duración anual, según ORFIN. Teniendo en cuenta estos valores, la mejora de la eficiencia energética de las edificaciones en el corto plazo puede aportar hasta 246.000 empleos en cuatro años (el 28% del empleo directo) con solamente el 12% de las inversiones totales.
Así, el estudio del ORFIN sostiene que el Estado debería priorizar en sus políticas activas de empleo el sector de autoconsumo fotovoltaico y vincular sus centros de formación profesional con las empresas instaladoras de paneles, ya que “este será uno de los sectores que más empleo generará en España en el próximo lustro”.
“En Europa estamos listos para poner en marcha medidas ecológicas que en otros países del mundo sería muy difícil aplicar a corto plazo”, asegura Carlos Marlo Gómez, catedrático de la Universidad de Alcalá. Además, Marlo Gómez señala que el Green Deal tiene capacidad para dinamizar la economía a corto plazo y permite movilizar el ahorro privado hacia inversiones muy productivas como la eficiencia energética que permitirá crecer de una forma más sostenible. “Estamos en el momento adecuado para adelantar esas inversiones y aprovechar la fase de reconstrucción del coronavirus para generar empleo”, subraya Gómez.
No obstante, para que el Green Deal cumpla sus objetivos, la implicación del sistema financiero es determinante, ya que sin financiación los planes de recuperación no serían posibles. En este sentido, Soledad Núñez, consejera del Banco de España, explica que “la Comisión Europea estima que hay que invertir 260.000 millones anuales en el Green Deal durante la próxima década, y esa monumental inversión vendrá en su mayor parte del sector privado, del sector financiero particularmente que sirve para canalizar ahorro e inversión”.
Además, Núñez asegura que la forma de financiar estos programas son los bonos verdes. El año pasado, las emisiones alcanzaron los 260.000 millones de dólares, el 3,6% de las emisiones totales de bonos, según datos de ORFIN. El COVID-19 ha supuesto una ralentización importante en la emisión de bonos verdes. Mientras los analistas habían previsto emisiones por 350.000 millones este año, en el primer semestre apenas se han alcanzado los 80.000 millones. Empresas como Iberdrola, con 10.000 millones, Adif, Telefónica y bancos como BBVA, Santander y el ICO han sido los emisores más activos hasta ahora. Además, los bancos financian proyectos y hacen préstamos minoristas y a pymes.
Así, a la hora de canalizar el ahorro hacia estas inversiones, los bancos incurren en riesgos climáticos graduales o inmediatos que pueden ocasionar una baja calidad de los activos por la probabilidad de que aumente la morosidad. Sin embargo, al reducir dos grados la temperatura global, se produciría una reducción del 33% de la producción eléctrica y un 50% en la generación de gas, lo que “supone un riesgo para las entidades con exposición a estos activos”, explican desde ORFIN.
“La oportunidad del cambio tecnológico es que el sol sea la principal fuente de energía, y España tiene mucho sol. El problema es cómo identificas y aprovechas esas oportunidades. Lo importante es transformar esta ventaja en el recimiento económico y el empleo”, añade José Carlos Díez, director del ORFIN.
Según el informe, la banca asumirá un papel fundamental en esta transición: “un sistema financiero con criterios claros de evaluación y priorización de inversiones juega un papel central por su capacidad para movilizar recursos, reducir los costes asociados al riesgo, conseguir escalas de mercado para múltiples emprendimientos, etc. La recuperación verde de la crisis debe verse como un factor de coherencia de las políticas financieras”.
El Green Deal se financiaría a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) con recursos públicos y privados, contexto en el que la intervención del sistema bancario de cada país será determinante en Europa. Como los proyectos pueden venir de gobiernos, principalmente regiones y ciudades, o de empresas y familias, el sistema bancario será el intermediario de los planes en la mayoría de los casos, aseguran desde ORFIN. En este contexto, el director del señala que hay que “identificar los proyectos y a los empresarios innovadores y que ellos colaboren con las universidades y con los investigadores públicos”.
Además, la participación de la Comisión Europea y el BEI dotará de mayores garantías a las operaciones, evitando que la inversión acabe en créditos fallidos que pudieran desembocar en una crisis financiera y bancaria que tendría efectos negativos sobre el empleo y la deuda pública.