Si no se impone el sentido común, los mercados se arriesgan a crear una “autocomplacencia” que haga bajar todavía más los valores de los activos, estima Lukas Daalder, director de Inversión de Robeco Investment Solutions (RIS).
La renta variable ha vivido su peor enero en muchos años, debido a suposiciones erróneas sobre China, el petróleo y el mercado de deuda high yield. Esto podría generar temores sobre el “estallido de una burbuja” que harían que la situación empeorase aún más, afirma Daalder.
Aclara que en la cartera multiactivos de Robeco Investment Solutions se está manteniendo la sangre fría, conservando su sobreponderación general en activos de riesgo, si bien su equipo ha reducido riesgos recortando la sobreponderación en acciones de mercados desarrollados, las más perjudicadas por la reciente venta masiva.
“Lo que está sucediendo en los mercados financieros podría filtrarse a la economía real, dando lugar así a un sentimiento de autocomplacencia”, afirma Daalder. “No estamos hablando del efecto patrimonial de la corrección que ha sufrido el mercado de valores; eso es secundario. El riesgo mayor es que se produzca un evento de crédito que pueda dar lugar a una congelación (temporal) de los mercados crediticios. Este evento podría ser una caída de los precios del petróleo o un fuerte cambio de rumbo (inesperado) de los mercados financieros”.
“La caída del petróleo podría generar impagos por parte de las empresas petroleras –que, en nuestra opinión, no sería una gran sorpresa dada la actual situación – o de los países productores, cosa menos previsible. Los movimientos violentos en los mercados financieros siempre pueden hacer que un hedge fund o una gestora de fondos –como vimos el pasado diciembre con Third Avenue– tenga que cerrar. Este tipo de acontecimientos pueden generar falta de liquidez, por ejemplo, en el mercado de deuda corporativa privada estadounidense, que a su vez haría peligrar incluso a empresas saludables. En esta situación, la economía estadounidense podría llegar incluso a caer en recesión”.
Las correcciones son habituales
Daalder considera razonable esperar que el sentimiento humano ejerza cierta influencia sobre los acontecimientos, ya que muchos de los inversores actualmente activos tienen fresco el recuerdo de las graves consecuencias que puede generar la inestabilidad del mercado. “Pero las correcciones suceden más a menudo de lo que uno pueda pensar”, aclara. “Aunque con esto no quiero restar importancia a lo que ha sucedido al inicio de este año. Somos los primeros en reconocer que ha sido un periodo muy complicado.”
“Lo que decimos es que reveses del 10% o el 15% suceden en el mercado con relativa frecuencia, y el hecho de que esta caída se haya producido al inicio del año no reviste mayor significación. Pero cuando leemos los informes de análisis, la prensa y los blogs, tenemos la impresión de que esta idea no está calando como debiera”.
“Pero claro, con todo lo que se está hablando sobre el aterrizaje brusco de China o la posible recesión en EE.UU., tampoco sorprende que ciertos inversores huyan en desbandada de los mercados por el temor al ‘próximo desplome’. El temor al estallido de una posible burbuja es mayor que antes del año 2000, lo que significa que los movimientos del mercado pueden verse fácilmente exacerbados; mucho más que en periodos anteriores”.
¡No existe un “efecto enero”!
Daalder tampoco cree en el supuesto “efecto enero” –la idea de que un mal inicio de año implica que el resto del mismo también va a ser malo–. “Ha habido muchos años en que el rendimiento ha sido excelente, a pesar de que el mes de enero ha sido malo”, afirma. “En términos generales, consideramos que es el futuro, y no el mes de enero, lo que determinará el destino de los mercados financieros.”
No obstante, para Daalder es innegable que la oleada de ventas en enero claramente se percibe de manera diferente que si sucede, por ejemplo, en septiembre. El cierre del año anterior es el punto de partida respecto del cual se valora un año concreto en su conjunto; el rendimiento desde principio de año es lo que la mayoría de inversores y traders consultan cada mañana.
“Por desgracia, los malos eneros tienden a quedar grabados en la memoria de todos. Titulares como ‘el peor inicio de año desde 1930’ –como ha sido el caso de la primera semana de trading en el S&P 500, por ejemplo– solo sirven para crear la sensación de que estamos ante un fenómeno extraño, algo que rara vez se ha producido en el pasado. Pero siempre hay antecedentes”, explica el gestor de Robeco.
“Leyendo informes tan pesimistas, la mayoría de los inversores puede llegar a la conclusión de que nos encontramos ante la peor caída desde la debacle de 2007-2009. Pero no es así. En el caso de EE.UU., la actual venta masiva es de idéntica magnitud a la registrada en septiembre del año pasado y, para el MSCI World, se han observado caídas comparables (incluso mayores) en 2010, 2011 y 2012”, cuenta.
¿Por qué es malo que el precio del petróleo esté bajo?
Daalder considera que los fundamentales económicos subyacentes –aunque no son ideales– no auguran recesiones inminentes, y que la premisa de que los bajos precios del petróleo resultan perjudiciales para todos no es del todo cierta. “Desde el punto de vista de los fundamentales, resulta evidente que esta venta masiva ha generado oportunidades”, aclara.
El gestor cree que los mercados han adoptado la idea de que un bajo precio del petróleo es malo lo que, en su opinión, es una perspectiva sesgada de la situación. «No creemos que la economía estadounidense esté al borde de la recesión, ni que la de China esté derrumbándose, como apuntan algunos que erróneamente consideran que los mercados chinos de renta variable constituyen un indicador adecuado de la economía subyacente. Seguimos pensando que la reacción de los mercados financieros es exagerada», dice
“Dicho esto, es cierto que el sentimiento del mercado es muy negativo, y actualmente tenemos menos confianza en que esta reacción excesiva vaya a disiparse pronto. En general, consideramos que los focos de incertidumbre han aumentado, motivo por el cual hemos decidido recortar en cierta medida nuestro perfil de riesgo. Puesto que consideramos que la relación riesgo/rentabilidad de la deuda high yield resulta interesante dado el nivel actual de sus diferenciales, hemos reducido nuestro riesgo aumentando la infraponderación que manteníamos en renta variable de mercados emergentes y trasladando nuestra exposición en renta variable de mercados desarrollados hacia valores más defensivos”, concluye en su análisis.