«Viernes 2 de mayo de 2014. Llego a Omaha, Nebraska, para atender al denominado Woodstock del capitalismo: la junta de accionistas de Berkshire Hathaway, el holding presidido y dirigido por Warren Buffett quien es, probablemente, el mejor inversor de todos los tiempos», según nos cuenta desde Omaha nuestro lector Miguel Rodríguez Muller, banquero de Banco Santander International y accionista de Berkshire Hathaway, quien por segundo año consecutivo se ha acercado a Nebraska a participar en la Junta de accionistas de la quinta empresa más importante de Estados Unidos y con tentáculos en casi todos los rincones del planeta. Ésta es su crónica.
Nada más llegar al aeropuerto empiezo a sumergirme en el mundo de Berkshire y que estará patente durante todo el fin de semana: un cartel de Delta Airlines da la bienvenida a los accionistas de Berkshire Hathaway.
Este año decido alquilar un coche en vez de depender de taxis como hice el año pasado. En estas fechas no es fácil encontrar un taxi disponible y además, debido a las distancias, es mucho más económico. Eso sí, siempre y cuando se reserve con meses de antelación (en mi caso a principios de enero) tal y como hice también con el hotel, los cuales pueden llegar a triplicar sus precios aprovechando el evento.
Lo primero que hago es dirigirme a almorzar a uno de los restaurantes favoritos y recomendados por W. B. Esta vez decido cambiar Gorat´s por Piccolo’s, donde por 7,5 dólares almuerzo una buena hamburguesa con patatas fritas.
De ahí directo al primer evento del fin de semana: la fiesta de bienvenida organizada para los accionistas en el centro comercial donde se encuentra una de las compañías del holding, Borsheims Jewelry Co, una joyería que ocupa un local inmenso que se llena de accionistas en pocos minutos dispuestos a aprovechar las ofertas que de manera exclusiva la compañía pone a su disposición durante todo el fin de semana.
En el exterior del centro comercial y pegado a la joyería, se encuentra la enorme carpa en la cual se sirven bebidas y comida de 6 a 9 de la noche. Gente de todas las edades y de ambos géneros, disfrutan de la música en directo en el interior de la carpa.
Entre el mogollón me encuentro a Nicolás, ex compañero que trabajó en Banco Santander International varios años y que hoy se encuentra en la competencia. También ha decidido acudir a la reunión animado por Ricardo, quien es accionista y trabaja con él. Quedo con ellos para ir juntos al CenturyLink Convention Center de Omaha, el lugar donde se celebrará la junta de accionistas el sábado a partir de las 8:30 am.
De Borsheims directo al otro lado de la ciudad, concretamente al Old Market, barrio donde se encuentran diversos restaurantes, terrazas, galerías de arte y varias tiendas. Este fin de semana la ciudad cuenta con casi 40.000 habitantes extra, con lo que el ambiente, ayudado por el buen tiempo, es extraordinario. Ceno en un italiano y marcho al hotel temprano para estar descansado de cara a la junta de accionistas.
Sabado 5 am.
Suena mi despertador tan pronto no por error, sino porque quiero estar temprano en el CenturyLink Convention Center y tratar de encontrar un buen sitio. Este año, a diferencia del año pasado, no hace frío y el clima es casi perfecto. Antes de ir a la cola, paso por una gasolinera para tomar un café y algo para desayunar. Tengo que hacer frente a casi dos horas de espera a las puertas del centro de convenciones.
Cuando llego ya hay un grupo considerable de personas haciendo espera. Aun así me encuentro bien situado. Hay algunos que llevan toda la madrugada esperando. Hay gente de todas partes del mundo, de todas las edades, es realmente impresionante el carisma que Warren Buffett llega a tener para conseguir tal capacidad de congregación.
En pocos minutos la fila es enorme. De tener unos pocos detrás a no ver el final. A las 7 am abren las puertas y la gente empieza a correr en busca del mejor sitio. En poco tiempo logro obtener un sitio relativamente cercano a lugar desde donde W. Buffett se dirigirá a sus accionistas.
La casa de Warren Buffett en Omaha
Todavía queda una hora y media para que comience la junta con lo que dejo mi jersey a modo de «reserva» en la silla y decido bajar al lugar donde más de 40 compañías de Berkshire exponen y venden sus productos: Fruit of the Loom, Brooks, Borsheims Jewelry, Dairy Queen, Marmon Group, Geico, Burnington Santa Fe, Clayton Homes, Heinz, Coca Cola, Nebraska Furniture Mart, Oriental Trading, Pampered Chef o See’s Candies, son algunas de las compañías controladas en su totalidad o en participaciones por parte del holding.
Hay Miles de personas comprando todo tipo de productos, desde corbatas y Coca Colas con el nombre de Berkshire hasta camisetas y ropa interior (cuya producción aumentaron al doble este año ya que en 2013 se quedaron agotadas en pocas horas) y botes de ketchup Heinz con las caras de Warren Buffett y Charles Munger, su inseparable amigo y vicepresidente de Berkshire Hathaway.
Solo Nebraska Furniture Mart vendió 8 millones de dólares el martes pasado. Esto solo para empezar pues durante todo el fin de semana miles de accionistas consumirán cientos de productos comercializados por las compañías del gigantesco holding.
A las 8:30 am comienza la reunión con un vídeo que incluye propaganda sobre varias de sus compañías y una película de dibujos animados donde Warren Buffett, Munger y algunos otros directores de Berkshire, incluyendo a Bill Gates en la portería, compiten por ganar la final de hockey sobre hielo al temido equipo ruso en unos hipotéticos juegos de invierno jugados en Nebraska y ambientados a 30 años vista, una señal más de que tanto Buffett como Munger no tienen pensado abandonar la dirección de Berkshire, que hoy día es la quinta empresa más grande de USA por capitalización bursátil.
Tras el vídeo, arranca la junta de accionistas.
En el estrado se sientan Warren Buffett y Charles Munger, 83 y 90 años respectivamente, ante una mesa llena de dulces de See’s Candies y botellas de Coca Cola que serán consumidas en su práctica totalidad por ambos inversores al final de las cinco horas de preguntas a las que serán sometidos por los accionistas y por los periodistas y fund managers que están a ambos lados de ellos en mesas individuales. Ambos forman un tándem perfecto que ha sido capaz de transformar una pequeña compañía textil en un gigante que ha aportado valor a sus accionistas a un ritmo del 19.7% anual en crecimiento del book value desde el año 65. Quien comprara una acción en ese año por valor de 19 dólares, tendría hoy un valor de 190.000 dólares aproximadamente.
W.B. es sin duda el alma de Berkshire pero la compañía no sería lo mismo sin Charles Munger, quien hizo que Buffett evolucionara en su pensamiento basado en los criterios de Benjamin Graham, su profesor y mentor, a un modelo mental más basado en lo que ellos denominan el «moat» con el que cuentan determinadas compañías, o dicho de otra forma, buscar aquellas que cuenten con grandes ventajas competitivas de tal manera que a lo largo del tiempo batirán consistentemente a sus competidores. Fácil de decir pero difícil de encontrar, y menos si cabe, a un buen precio tal y como ambos tienen estipulado. A esto, además, se le une que buscan un mangement excelente enfocado en el cliente.
Todas y cada una de las preguntas son contestadas por ambos y con total claridad. Buffett respondiendo siempre con argumentos muy sólidos y un Munger como siempre muy parco en palabras, pero muy directo y conciso. Y siempre con un gran sentido del humor, que es parte del carisma de estas dos mentes privilegiadas.
Preguntas de todo tipo, algunas de las cuales se han convertido en costumbre en los últimos años como por ejemplo las relativas a su sucesión (no piensa retirarse en el corto plazo), o qué opina del efecto del Gobierno de Obama en la economía (considera que la economía americana y sus corporaciones lo están haciendo muy bien), hasta otras preguntas más propias de los últimos acontecimientos como las relativas a su abstención en la votación al polémico plan de remuneración del Consejo de Coca Cola (no está de acuerdo con dicho plan pero no quiso decantarse por el voto en contra de Wintergreen Advisors), por el performance de la acción en los últimos años vs el S& P 500 (considera que en los años de grandes subidas la acción lo hará peor que el S&P y en años bajistas lo hará mejor), próximas compras de empresas (tiene 40.000 millones de dólares en liquidez, de los cuales está dispuesto a utilizar 20.000 millones para hacer compras si descubre alguna compañía interesante en términos de calidad del management y crecimiento a futuro), o lo que espera de su alianza con 3G, la firma de inversión que junto con Berkshire controla H.J. Heinz, durante los próximos años (encantando de hacer futuros negocios con ellos).
Unos 30 minutos antes de que acabe la reunión y ya satisfecho con lo escuchado de ambos, decido dar una última vuelta por la sala de exposiciones y ventas para ver si hay menos gente y no tener que hacer colas. Efectivamente hay ya mucha menos gente y consigo comprar algunos artículos que tenía en mente.
En la noche decido ir a cenar con Nico y Ricardo a un muy buen restaurante que reservó Nico en el old market llamado The Boiler Room, que se encuentra en un edificio con mas de 120 años de antigüedad que en su día sirvió, tal y como indica el nombre, como cuarto de caldera.
Después de la excelente cena decido abandonar a mis colegas, quienes siguieron disfrutando del ambiente de la ciudad, e irme al hotel a descansar pues el domingo a las 8 am me espera el 5k organizado por Brooks, la compañía de ropa y calzado de Berkshire que está especializada en running. La compañía fue comprada en su día por Fruit of the Loom hace algunos años y posteriormente decidieron independizarla, dentro del holding, como negocio operativo.
El domingo en la mañana me encuentro con más de 2.500 participantes de todas las edades esperando la salida, esta vez no son solo accionistas. Todo el que quiera puede apuntarse al 5K pagando la correspondiente inscripción. A cambio obtienes una camiseta con el dibujo impreso de W.B. atravesando la meta, un dorsal y un dulce de See’s Candies. Hace algo de frío debido al viento, no obstante el clima sigue siendo muy adecuado para correr.
Después de escuchar el himno de USA, comienza la carrera. Este año no es W.B. quien da la salida, tal y como ocurrió en 2013, sino una de sus managers que en el futuro dará mucho que hablar, se trata de Tracy Britt Cool quien con solo 29 años trabaja como asistente personal de W. B. y además dirige algunas de las compañías del holding: Oriental Trading y Bemjamin Moore.
También logro ver a Ted Weschler y a Todd Combs, los dos Investment Managers que W.B. contrató hace unos años para que se encargaran de analizar compañías en el mercado y comprar las acciones de aquellas que ellos consideren atractivas. Ambos son de plena confianza de W.B. y han batido consistentemente al S&P desde que trabajan en Omaha para Berkshire Hathaway.
La carrera discurre por las calles colindantes al centro de la ciudad. El recorrido es más bonito y divertido que en 2013. Acabo la carrera y recojo la medalla que entregan a todos los participantes. La medalla cuenta con la figura de W.B. atravesando la línea de meta, igual que la camiseta.
Con esto concluye mi experiencia en Omaha. Por segundo año consecutivo he disfrutado de un grandísimo evento en todos los sentidos y me voy teniendo clara una cosa: que seguiré manteniendo mi inversión en Berkshire Hathaway durante mucho tiempo.
Crónica de Miguel Rodríguez Muller, banquero de Santander International