Hay periodos largos en los que los inversores, simple y llanamente, le dan la espalda a los fundamentales. Pero igual que hay personas inmunes a las modas, hay gestoras que son capaces de extraerse del ruido ambiente. Una de ellas es MFS, una casa que cumple 100 años este 2024, en medio de un cambio de régimen en los mercados que, teóricamente, será propicio para su cultura de inversión.
Cuando todo está patas arriba y décadas de doctrina económica dejan de verificarse en el día a día, gestoras como MFS son un ancla porque tienen como mantra los fundamentales y no se bajan de sus convicciones. Sobrevivieron a la crisis de 1929 y a todas las siguientes. En este siglo XXI tan especial, tienen la intención de salir airosos del golpe que representa el auge de la gestión pasiva, como nos explica Mike W. Roberge, CEO de la compañía desde 2017.
“Los próximos 30 años no se parecerán a los últimos 30. Y mirando los próximos cinco o diez años, esperamos que los mercados sean más difíciles, con más volatilidad. Las políticas de los bancos centrales ahora son mucho más simétricas. Porque fue una especie de tendencia unidireccional, solo bajaron los tipos de interés durante un período muy largo de tiempo. Pero ahora hay cambios, como una inflación más alta, una nueva dinámica de la globalización y tasas más altas. Y entonces nuestra opinión es que el gran beneficio que tuvo la inversión pasiva sobre la inversión activa en parte se neutralizará”, dice Roberge.
La concentración de los índices de renta variable en Estados Unidos ha generado más riesgo, consideran en la gestora.
“Los clientes deberían preguntarse a sí mismos si el índice de referencia es la medida correcta, ¿no?”, dice el CEO de MFS, “porque si durante el último año han tenido un rendimiento ligeramente inferior al índice de referencia y los mercados aún suben un 20%, ¿cuál es la métrica correcta y el rendimiento absoluto o relativo de lo que es un índice de referencia riesgoso?”, añade Roberge.
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