El “core” de la selección de fondos no ha cambiado en la última década –sigue basándose en un doble análisis cuantitativo y cualitativo-, ni siquiera a raíz de la implantación de la nueva oleada normativa, pero sí se ha producido una sofisticación de los procesos, en los que la due diligence ha tomado más protagonismo, y los selectores han visto aumentadas sus opciones, gracias al auge de la gestión pasiva y la existencia de nuevos parámetros derivados del factor investing o la ESG. Así lo explicaron cuatro selectores reunidos en torno a una mesa de debate en el marco de la Morningstar Investment Conference, celebrada ayer en Madrid, y en la que también demandaron al supervisor una mayor claridad en las clases de participaciones.
“En los últimos años se ha sofisticado bastante el proceso de selección, y menos mal, porque es una tarea recurrente. Ese proceso viene por un lado del factor investing (que ha introducido nuevos conceptos como el quality, o el momentum, frente a la situación anterior en la que todo se categorizaba por capitalización, estilo o duraciones, así que ahora tenemos otros parámetros que tienen que ser analizados) y por otro lado de la ESG, que nos obligará a estudiar las carteras de otro modo”, comentaba Jonás González, selector de fondos en Mutuactivos. En su opinión, la regulación también ha hecho que cambie su metodología: “Antes se trataba solo de seleccionar; ahora hay que ver también si un fondo es traspasable, si es la clase limpia, si se selecciona para fondos de fondos u otros vehículos… “ En este sentido, criticaba que aquí el regulador no ha ayudado mucho, pues no ha conseguido homogeneizar las clases de los fondos.
La misma crítica hacía Fernando Sánchez Santidrián, responsable de Inversiones Alternativas en CaixaBank AM: “La parte que no estamos en contra, pero que podría facilitarnos la labor, es la regulación a la hora de regular las clases de los fondos; el regulador debería dar un paso más en este sentido de unificar clases”, añadía.
En su opinión, el core de la selección sigue siendo el mismo (conocer a la gestora y la estrategia, estar alineado, seleccionar al gestor…) pero han cambiado algunas cosas, más para bien que para mal, como una mayor transparencia, una mayor profesionalización, y una mayor industrialización en la medida en que las entidades incorporan cada vez más productos de terceras gestoras y cuentan con un universo más amplio.
De acuerdo se mostraba también Juan Hernando, responsable de selección de fondos en Morabanc, convencido de que el principal cambio con respecto a los últimos años está en la due diligence: “Es un proceso más complejo pero también tenemos más medios, como el research de terceros. También hay más revistas especializadas en fondos donde puedes leer opiniones de otros mercados y eso ayuda. Pero el cambio principal es que cada vez se hace más énfasis en la due diligence porque ayuda a limitar posibles errores, sobre todo operativos o de escándalos, es lo que más ha evolucionado”, También destacó una mayor transparencia, pues “las gestoras han entendido que necesitamos un conocimiento lo más perfecto posible de sus productos y gestores; el analista debe saber todos los detalles”, añadía.
César Ozaeta, director del equipo de gestión de fondos de Abante, tampoco cree que haya cambiado el core del proceso pero destaca algunas nuevas circunstancias, como una mayor sofisticación en las categorías y presión en la selección debido a la gestión pasiva: “Siempre mides un fondo contra un índice y ahora el índice también es invertible, a través de un ETF y eso lleva a que tu selección tenga que ser mayor”, decía.
El impacto de la gestión pasiva
Sobre ese impacto, desde Mutuactivos señalaban que es “es un rival para los que tratamos de encontrar alfa consistente. Pero la gestión pasiva o indexada ha llegado para quedarse, la ventaja en costes es muy importante”. En opinión de González, hay activos donde se adapta mejor, como la renta variable estadounidense, y otros en los que hay una mayor habilidad para generar alfa con gestión activa (como crédito o gestión alternativa). “Si no puedes con el enemigo, únete a él”, decía Hernando, aclarando que utiliza la gestión pasiva también cuando tiene sentido: “Gestión activa y pasiva son complementarias, es asumible seleccionar gestores que baten a sus índices -por ejemplo en bolsa europea encontramos a buenos gestores y en renta fija también-, pero en EE.UU. es muy complicado hacerlo» y ahí recurren a ETFs con frecuencia.
Preguntados sobre el activo más difícil para seleccionar señalaron gestión alternativa y retorno absoluto (en ocasiones con productos muy heterogéneos), así como productos donde el gestor tiene una gran discrecionalidad (y es más difícil saber lo que va a pasar), o productos con gestión cuantitativa, como los CTA, o estrategias con convexidad.
¿Habilidad o suerte del gestor?
Preguntados por la forma de diferenciar la habilidad o suerte del gestor, los expertos hablaron de ciertas herramientas. González señaló el performance atribution, para saber si el gestor está acertando en un solo título o saca alfa de muchos valores distintos, mientras Ozaeta añadió el track record. “Alguien puede tener suerte una vez o dos, pero cuando un gestor normalmente lleva al menos tres años con una estrategia que ha atravesado por distintos periodos de mercado, la suerte ya tiene un componente inferior. No somos talibanes de los tres años pero normalmente es algo que se exige a menos que ya conozcas al gestor de otras experiencias. Generar alfa implica temporadas de underperformance, implica paciencia. Y ahí el plazo, y cómo tengas estructurada la gestora y la forma de invertir, es clave”, añadía el selector de Abante.
Para Sánchez, analizar periodos representativos, como 2008 o 2016, es importante para ver si el gestor tiene suerte o no, si ha cambiado o no el proceso y qué se puede esperar. “Para analizar si es suerte o habilidad, es clave que se mantengan los resultados, y ver periodos rolling para evitar que un gran año beneficie demasiado al considerar distintos periodos de tiempo. También hay que conocer muy bien al gestor, a través de sus cartas mensuales y reuniones, para entender cómo son sus posicionamientos. No le vamos a exigir que acierte siempre pero sí la tendencia de cómo plantean el mercado y cómo llegan luego a conseguir resultados”, añadía Hernando.
Cambios en las carteras
Para modificar sus carteras, y sacar un fondo, los expertos necesitan ver señales importantes. Por ejemplo, «un cambio en el estilo de gestión del gestor, que suele ser un proceso que se va viendo, no cosa de un día. O que los resultados no acompañen. Hay que evitar enamorarse de los fondos, igual que los gestores deben evitar apegarse a los valores en los que invierten. Los cambios de tamaño también pueden influir o, simplemente, que surja una idea mejor”, comentaba Hernando.
“Los gestores son platónicos y nosotros hemos de ser socráticos. A veces te das cuenta de que los gestores tienen una convicción total en sus apuestas pero a veces eso les lleva a cometer errores. Eso nos genera dudas. Y también vigilamos el tamaño: es importante estar en fondos con un tamaño mediano, sobre todo ahora en renta fija, no porque pensemos que vaya a ocurrir nada sino porque cuando haya más ruido van a poder adaptarse mejor al entorno. Cuando alguien lo hace mal le pones un warning y cuando pasado un tiempo sigue así, cambias. También a veces te equivocas en tu selección”, añaden desde Abante.
“Resulta difícil reconocer que uno se ha equivocado y sacar un fondo de una cartera es entonar un mea culpa que no gusta a veces. Lo hacemos porque a lo mejor el gestor no hace lo que dice que hace o porque ha llegado a límite de su capacidad, o porque hay una concentración excesiva de un tipo especial de partícipes -como fondos pensiones chilenos, por ejemplo-“, señala González. En su opinión, el tamaño es importante porque es más difícil gestionar «un transatlántico», y porque, evitando tener fondos muy grandes, consiguen diferenciarse de la competencia.
El experto de CaixaBank AM habla de razones no vinculadas directamente con el performance, para sacar un fondo de su cartera. Sería relevante “el cambio en su proceso de inversión o si el nivel de activos cae tanto que sigues siendo inversor y el gestor va a dedicarse más a deshacer la cartera que a gestionar la estrategia”.
Una sola pregunta
Si tuvieran que hacer una sola pregunta a un gestor, para Sánchez sería “qué es lo que te hace seguir implementando la estrategia, por qué crees en ella y qué te hace diferente de los demás”; para Ozaeta, qué tienes de diferencial para saer capaz de batir a un ETF, el equipo, el proceso, las ideas…; Hernando le pediría que explicara detalladamente su estrategia y filosofía de inversión mientras González le preguntaría también por qué el fondo es diferente.
Sobre si es más importante el asset allocation o la selección de títulos para genera alfa, dijeron que hay estudios que muestran que la asignación de activos aporta mucho: “Es mejor estar en el peor fondo de una buena categoría que en el mejor de una mala”, señalaba Hernando, poniendo como ejemplo que fondos mediocres que invertían en EE.UU. el año pasado lo hicieron mejor que los buenos de Europa. “El AA es fundamental, aunque la selección de títulos puede generar mucho valor también”.