La pandemia, la disrupción digital y los acontecimientos geopolíticos en los que estamos inmersos están generando un profundo cambio para las empresas y los mercados financieros. Para enfrentarse a este entorno, los family offices están revisando sus estrategias explorando nuevas opciones de inversión, según refleja el último informe de UBS Global Family Office Report 2022. La reducción de la liquidez, el aumento del interés por el private equity, los bienes inmuebles o la deuda privada son algunas de las tendencias que detecta el informe.
En este entorno tan complejo hay tres factores que acaparan la atención de los family offices y conforman sus principales preocupaciones: la inflación, la geopolítica y las valoraciones. Los niveles de ansiedad sobre cada uno de estos factores aumentan y disminuyen dependiendo del lugar en el que se encuentre el family office.
Por ejemplo, los latinoamericanos son los más preocupados por la inflación (50%), mientras que la geopolítica mundial está en la mente de las oficinas suizas y de Oriente Medio (ambas con un 36%). En EE.UU., las altas valoraciones de los activos (31%) se sitúan en segundo lugar del ranking de preocupaciones después de la inflación.
Precisamente, algunas de estas cuestiones como la alta inflación, la liquidez de los bancos centrales y los tipos de interés subiendo están empujando a los family offices a reducir sus asignaciones a renta fija, sacrificando la liquidez en aras de la rentabilidad, mientras aumentan las inversiones en private equity, bienes inmuebles y deuda privada.
En este contexto, la mayoría cree que los rendimientos no correlacionados serán más difíciles de encontrar. Mientras exploran nuevas posibilidades, están buscando diversificadores alternativos, incluyendo estrategias activas, junto con activos ilíquidos y derivados, explica el informe.
Comienza una nueva era
En uno de los periodos más inciertos para los mercados financieros en varias décadas, los family offices están revisando su asignación estratégica de activos. Comienza una nueva era: los vientos de cola que apoyaron los precios de los activos durante la pandemia se están desvaneciendo a medida que los bancos centrales suben los tipos de interés y retiran la liquidez en un contexto de resurgimiento de la inflación En 2021, la asignación estratégica de activos se mantuvo estable, en gran medida sin cambios desde 2019, aunque es probable que se produzcan cambios en el futuro. Según el informe de UBS, aproximadamente un tercio (32%) de las carteras se asignó a la renta variable, un 15% a renta fija y un 12% al sector inmobiliario. El efectivo representó el 10% y los hedge funds el 4%, con un 2% en deuda privada, y un 1% en oro, así como otro 1% en las materias primas. La renta variable privada fue una excepción, continuando su aumento constante desde una asignación del 16% en 2019 al 21% en 2021.
Sin embargo, los family offices creen que alcanzar sus objetivos será una tarea más difícil de cumplir, ya que más de tres cuartas partes (77%) tienen como meta el crecimiento de su patrimonio global. De cara al futuro, algunos están explorando cambios en su asignación estratégica, aventurándose más en los mercados privados.
“Nos preocupan las señales contradictorias sobre la economía”, señala un gestor de un family office estadounidense: “La Administración está gastando claramente en exceso a nivel fiscal. ¿Vamos a entrar en recesión? ¿Qué está señalando el gasto de los consumidores? No lo sé. Los datos están por todas partes. Así que no estamos haciendo cambios drásticos”.
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