Las aseguradoras españolas afrontan numerosos retos de cara al futuro, tanto por los mercados como por la nueva regulación, especialmente Solvencia II. La distribución de activos en manos de compañías de seguros en España pone de manifiesto que solo el 15,5% de la asignación total está destinada a activos diferentes a la renta fija o la tesorería. Expertos de Aberdeen AM, Oddo, el IEB y Towers Watson, reunidos recientemente en Madrid, proponen algunas soluciones a esos retos, como una externalización del riesgo financiero, que adopten un punto de vista constructivo, que amplíen su abanico de productos, que valoren de forma adecuada la necesidad de liquidez y que pasen de un enfoque de obligatoriedad a uno de oportunidad.
Todo, en la jornada “Tendencias de Inversión en el Sector Seguros bajo el Nuevo Entorno Regulatorio”, organizada por Aberdeen AM en el IEB, y que contó con la participación de David Cienfuegos, responsable de Inversiones en Willis Tower Watson España; Leonardo López, responsable de Oddo en España; Jesús Pérez, director del programa de riesgos de entidades aseguradoras-Solvencia II (GREA) en el IEB y Ana Guzmán, responsable de Aberdeen AM para Iberia.
Las conclusiones del evento se pueden estructurar en cinco retos y cinco propuestas. Estos son los retos:
1. Solvencia II es el nuevo marco normativo de gestión de los riesgos del sector seguros, que tiene por objeto no solo cuantificar las necesidades de capital para cubrir los riesgos que eventualmente se puedan incurrir, sino provocar un cambio significativo en la gestión y supervisión del riesgo con el fin de alcanzar una utilización eficiente del capital.
2. La obligación desde Solvencia II de considerar como prestaciones las opciones y garantías implícitas de los productos de ahorro que las tienen (rescates, participación en beneficios, etc.) reduce la rentabilidad de los mismos a la entidades aseguradoras al tener que dotar de mayor capital para garantizarlas. Ello puede llevar al sector asegurador a la transferencia de riesgos al asegurado, pasado de los seguros tradicionales de capital garantizado donde el riesgo de la inversión o suscripción recae en el asegurador, a otros donde estos riesgos recaen en el asegurado, como en los unit links.
3. Frente a los 5,2 billones de dólares que tienen bajo gestión las compañías de seguros en Estados Unidos, la realidad al otro lado del Atlántico es bien distinta. Con Reino Unido e Irlanda (3,1 billones de dólares) y Francia (2,8 billones de dólares) a la cabeza de la lista en Europa, en España la cifra asciende a 0,4 billones, lo que pone de manifiesto el potencial que representa el sector asegurador en nuestro país en términos de inversiones.
4. Según datos de Standard Life Investment y Willis Towers Watson, las dos principales preocupaciones de las aseguradoras son la baja rentabilidad y los requerimientos de capital de Solvencia II. Ambos factores, ya sea de una forma u otra afectan, a sus inversiones. En el caso de la baja rentabilidad, el estudio de ambas entidades llegó a la conclusión de que las rentabilidades esperadas en el futuro (2,38%) no cubren la rentabilidad garantizada a los clientes (2,68%), existiendo una diferencia de 30 puntos básicos que supone un reto para las compañías de seguros de cara a su asignación de activos.
5. El análisis de la distribución de activos en manos de compañías de seguros en España pone de manifiesto que solo el 15,5% de la asignación total está destinada a activos diferentes a la renta fija o la tesorería. En efecto, el 70,9% corresponde a renta fija (tanto pública como privada); el 11,9% a renta variable; el 3,7% a inmuebles y el 13,6% a tesorería lo que significa que la presencia de inversiones alternativas es inexistente. Analizando el segmento de renta fija en particular, se observa que desde 2010, con la adopción de Solvencia II, se ha producido una progresiva reducción de la renta fija privada en favor de la renta fija pública, pues consume menos capital en términos de los requerimientos de Solvencia II.
Las propuestas
Frente a estos retos, los expertos hablan de cinco propuestas:
1. Externalización del riesgo financiero. Hasta la fecha, las compañías de seguros solo han externalizado el riesgo técnico o de suscripción, es decir, el de reaseguro. Dado que existe una brecha entre la rentabilidades garantizadas a los clientes y las esperadas en función de su asignación actual de activos (los 30 puntos básicos comentados anteriormente), una opción interesante pasaría por considerar externalizar también el riesgo financiero, con el objetivo de llevar a cabo una asignación de activos que consuma menos capital, lo que redundaría también en una mayor rentabilidad de la entidad a largo plazo. En el ramo de no vida, el ratio combinado de gastos/primas es superior a uno lo que significa las primas no cubren gastos. Por tanto, ¿cómo hacen estas empresas para ser rentables teniendo en cuenta la imposibilidad de subir las primas? Gracias al resultado financiero. De aquí, una vez más, la importancia de poner en práctica una mejor gestión de las inversiones.
2. Adoptar un punto de vista constructivo. A pesar de que la industria de seguros en países como Estados Unidos o Reino Unido es bastante más madura, más diversificada en términos de los activos en los que invierte y más exigente por parte de los accionistas, en España el sector tiene por delante un futuro prometedor. Por ello, es importante que a pesar de estas notables diferencias en cuanto a desarrollo, no se estigmatizar el sector en España. Es un mercado cuya evolución ha comenzado mucho más tarde que en otros países y que ha realizado grandes avances en poco tiempo. Es necesario continuar en esta línea y hacerlo rápidamente, lo que de forma inherente traerá consigo una mayor diversidad de activos en las carteras de las compañías de seguros.
3. Ampliar el abanico de productos. Frente a los activos tradicionales, los inversores institucionales, como es el caso de las compañías de seguros, tienen a su disposición un abanico de productos que les permitirán, según sus propios requisitos, cumplir con las exigencias de Solvencia II al mismo tiempo que incrementar la rentabilidad. En el caso de la renta fija alternativa, se incluyen opciones como infraestructuras, inmobiliario, colocaciones privadas de deuda corporativa o financiación de pymes. Por su parte, dentro de las estrategias de crecimiento que ofrecen una compensación atractiva de riesgo/rentabilidad destacan ideas como las estrategias multi-activo, smart beta, private equity, head funds o estrategias de control de la volatilidad. Por su parte, en España, las compañías de seguros se están planteando la incorporación de estrategias de retorno absoluto como alternativa a la renta fija tradicional. Un primer paso hacia una mayor diversificación en las carteras.
4. Valorar de forma adecuada la necesidad de liquidez. Tras la crisis financiera, el foco de atención de los principales actores del sector financiero ha pasado a centrarse en la regulación y como consecuencia de ello, también en la liquidez. Sin negar los beneficios evidentes de la liquidez diaria y del surgimiento de productos alternativos como mayores ventanas de liquidez, como los alternativos líquidos, es importante ser capaz de valorar la liquidez en su justa medida. De hecho, en determinados momentos de mercado, para ciertos inversores y para algunas clases de activo, la liquidez es necesaria y actúa como mecanismo de protección del patrimonio del inversor.
5. Pasar de un enfoque de obligatoriedad a uno de oportunidad. Hasta ahora la mayor parte de las compañías de seguros han entendido Solvencia II como una restricción que afecta a su asignación de activos y limita el diseño de sus carteras. Por tanto, es necesario superar este enfoque restrictivo y adoptar otro constructivo. Solvencia II representa una genuina oportunidad para tener un mejor conocimiento de la cartera permitiendo pasar de un modelo estándar de valoración a uno interno en el que existe una mayor comprensión de las inversiones.