A Liz Amaya, directora de ventas y distribución en España de ETF Securities, le propusieron el pasado mes de septiembre un reto: impulsar el negocio en nuestro país al igual que ha hecho los últimos 3 años en Reino Unido. Con la misma naturalidad y decisión con la que explica las ventajas del producto, aceptó el desafío. De hecho, Amaya observa un claro paralelismo en la situación del mercado de ETFs entre ambos países. “El mercado español de 2017 es como era el de Reino Unido en 2013 cuando empecé. Entonces no había mucho apetito por los ETFs por el mismo motivo que hoy no lo hay en España: faltaba formación sobre el producto y plataformas donde poder contratarlos”.
De momento, viaja a España dos veces al trimestre, pero tiene claro que las perspectivas son buenas, aunque no manejan cifras sobre el mercado español. “Es difícil de saber porque la mayoría de los ETPs que compran nuestros inversores están cotizando en otras Bolsas de Valores, la mayoría en Italia y Alemania“, afirma durante una entrevista en exclusiva con Futuro a Fondo.
Aquí están encontrando justo lo que necesitan: profesionales con ganas de formarse y aprender a utilizar los ETFs para incluirlos en las carteras de sus clientes. “Lo que les queremos transmitir es que el ETF es exactamente igual que un fondo, sólo que su gestión no es activa sino pasiva, lo que significa que replica el comportamiento de un subyacente”, explica.
Una vez comprendido el concepto, toca explicar las ventajas y esas, en opinión, de Amaya empiezan por la transparencia y los costes. “Lo más atractivo de un ETF para un inversor particular es el coste porque los gestores activos cobran entorno al 1,5% de comisión y eso está comiéndose parte de la rentabilidad que obtenga el fondo. En un ETF la comisión puede ser del 0,7% y se obtiene el mismo retorno que registre el FT100 o del Ibex 35”
Sin embargo, la evolución experimentada en el último año no deja indiferente a nadie. Los datos avalan que todo se mueve en la dirección de la gestión pasiva que ya representa el 15% del total de la inversión en fondos, según datos de Mornigstar. Según las previsiones de ETF Securities, en Europa, la inversión en ETFs alcanzará 1,6 billones de dólares en 2020. Con todo, Amaya se muestra convencida de que la mejor estrategia es la que combina ambas formas de gestionar. “No hay ningún gestor que pueda batir al S&P 500, si quieres apostar por el índice estás mil veces mejor en un ETF que lo replique que con un gestor activo”.
Quizás la clave está en tener claro en qué activo se quiere invertir porque, como nos argumenta Maya, “si se tiene claro en qué se quiere invertir el 100% se puede poner en ETFs, de hecho, lo que observamos es que cada vez los gestores construyen más carteras sólo con ETFs”. En cuanto al riesgo, cree que es el mismo que se puede correr en un fondo de inversión porque al fin y al cabo “es lo mismo”.
Las claves del producto
En los cursos de formación que imparte, es esencial transmitir a los profesionales la diferencia entre la réplica física y la sintética, las dos formas que tiene un ETF de replicar un subyacente. En la réplica física, el ETF replica la rentabilidad del índice invirtiendo en la totalidad o en una parte de los componentes del mismo. Por otro lado, un ETF sintético replica la rentabilidad del índice usando contratos de swap. Esto significa que los ETFs sintéticos tienen una cesta de valores que puede no estar relacionada con el índice que siguen.
Los ETFs, que invierten en índices, commodities, renta fija o divisas son el tipo más frecuente de ETP (Exchange Trade Product) pero también hay otras dos categorías: los ETCs (Exchange Traded Commodities o Currencies) y los ETNs (Exchange Traded Notes) Los primeros permiten el acceso a la inversión en una materia prima o una divisa concreta, como el maíz o la soja, y no en una cesta compuesta por varias como sucede en el caso de un ETF a los que se les exige una determinada diversificación. “Aunque no son UCITS y no están bajo esta regulación europea, son elegibles como tales. Así, si un cliente quiere una exposición al oro puede usar nuestro ETC en su fondo”, explica Amaya. Los ETNs, por su parte, no son fondos y no poseen directamente ningún título. Se trata de una nota similar a un bono cuyo principal sigue el comportamiento de un índice determinado. Como los demás instrumentos de deuda, representa una promesa (que no una garantía) por parte del emisor de devolver el principal.