La confianza de las aseguradoras en la obtención de las rentabilidades ha caído por segundo año consecutivo, de acuerdo con la última encuesta a inversores institucionales de Schroders. La mitad de las aseguradoras encuestadas afirma no confiar en que cumplirán sus objetivos de inversión, mientras que sólo el 51% espera alcanzar sus expectativas de rentabilidad.
Estos datos contrastan con los de años anteriores, donde las compañías esperaban cumplir sus objetivos de rentabilidad en un 54% en 2018 y un 61% en 2017. Una tendencia a la baja que refleja un contexto macroeconómico más incierto, en el que las aseguradoras esperan que la rentabilidad de sus inversiones se vea cada vez más afectada por la política y los acontecimientos mundiales, así como por una desaceleración económica mundial, según recoge el informe.
“Las aseguradoras podrían experimentar un déjà vu en 2020, pues muchas de las incertidumbres geopolíticas de hace un año continúan, por lo que no es sorprendente que esto siga afectando a su confianza inversora”, apunta Gavin Ralston, responsable de gestión de activos de seguros de Schroders.
Sin embargo, a pesar de estos retos, el 57% de las aseguradoras (el mismo porcentaje que hace un año) espera alcanzar una rentabilidad media anualizada en sus inversiones de entre 5-9% en los próximos cinco años, por debajo del 65% de las aseguradoras que esperaba esas rentabilidades en 2017. De media, el informe apunta al sector seguros como el menos optimista dentro de los inversores institucionales a nivel global.
Las aseguradoras europeas son las más optimistas, con un 10% que espera obtener rentabilidades superiores al 10% anual en el próximo lustro. En cambio, ninguna compañía de Asia-Pacífico espera obtener retornos tan elevados, solo un 2% de las de Norteamérica y un 7% de Latinoamérica.
Además, la encuesta refleja que un 70% de estas empresas se sintieron cómodas invirtiendo a través de nuevos instrumentos financieros y clases de activos, frente al 66% de hace un año. Esta tendencia hacia la diversificación se ve reforzada en un 36% con la expectativa de aumentar sus asignaciones a activos privados en más de un 5% en los próximos tres años, debido a la necesidad de diversificar sus carteras y generar mayores retornos, que son los principales impulsores de este cambio, de acuerdo con los datos de Schroders.
Dentro de los activos privados, “se prevé que el private equity y las acciones de las empresas de infraestructuras generen las rentabilidades más elevadas en los próximos 12 meses”, declara el informe. Además, la deuda privada y el private equity son las clases de activos a las que las aseguradoras prevén asignar más dinero en los próximos tres años. “Los activos privados, en particular los de capital riesgo y los de infraestructuras, son cada vez más demandados, con el estímulo añadido de un mejor tratamiento fiscal en Europa para las inversiones de capital a largo plazo”, añade Ralston.
Por otro lado, la sostenibilidad gana relevancia entre las compañías de seguros. Más de tres cuartas partes de los encuestados, un 78%, esperan que desempeñe un papel más importante en sus carteras durante los próximos cinco años. En este sentido, “la renta variable sigue siendo la clase de activo que se considera más adecuada para implementar la sostenibilidad en la cartera”, subraya el informe.
A esto hay que sumar que el cambio climático es considerado, a día de hoy, el compromiso más importante, por delante incluso de las estrategias corporativas y el soborno y la corrupción, lo que refleja el mayor interés de los reguladores en la forma en que las aseguradoras gestionan los riesgos de sostenibilidad.
“El enfoque en la sostenibilidad no es una moda. Es un tema clave para los reguladores y las aseguradoras, por lo que los gestores de activos deben tomar nota de ello. Deben trabajar en coordinación con sus clientes de seguros para ayudarles a navegar en este contexto económico incierto, al tiempo que aumentan su exposición a activos privados y cumplen con sus objetivos de inversión sostenible”, concluye Ralston.