La inversión socialmente responsable en Europa se encuentra aún en una fase muy incipiente y las iniciativas para impulsarla se centran tanto en el lado de la oferta (bancos, gestoras de fondos…) como en el de la demanda (inversores, universidades, entidades sociales…). En la Unión Europea, su impulso ha tomado fuerza desde el año 2011, entendida, más que como una actividad, como un proceso de responsabilidad social empresarial. En este sentido, la Unión Europea ha recibido ya más de 20 planes nacionales sobre su implementación en los distintos países: aún espera recibir el plan español, que el Gobierno ha sometido a consulta pública y que los expertos esperan que sea últil para consolidar el proceso de la ISR en España.
En este trabajo de impulso, Pedro Ortún, ex director de Empresa e Industria de la Comisión Europea, destaca dos iniciativas comunitarias que tratan de trabajar en la ISR como instrumento de impulso para el crecimiento económico sostenible europeo. La primera de ellas, la Directiva sobre información no financiera, o ESG (medioambiental, social y de gobierno corporativo) acordada a mediados de abril y votada por el Parlamento, que se publicará en los próximos meses y entrará en vigor en otoño. “La Directiva es muy útil porque es un instrumento básico para fomentar la toma de conciencia por parte de todos los actores para reorientar el destino de los fondos de pensines y de inversión, y del ahorro en general, hacia las inversiones más sostenibles y que contribuyan más y mejor a la recuperación y redinamización de la economía europea, creando empleo, en los próximos meses y años”, destacó, en el marco de la semana de la ISR que organiza Spainsif en Madrid.
Aunque critica que en ocasiones el contenido es algo confuso –en cuanto a identificar las empresas de interés público a las que someter su contenido y en cuanto a usar términos como «should, may, could» (debería, podría, en inglés) que pueden no suscitar actuaciones coherentes-, Ortún espera que, con una voluntad positiva, su trasposición a los estados miembros sea útil. Y también espera que se impulse una mayor sensibilización para el ciudadano como consumidor e inversor para que éste dé prioriad a las empresas que cumplan esos criterios.
En segundo lugar, destaca una segunda comunicación, del pasado 27 de marzo, sobre soluciones de financiación de inversión a largo plazo, un proceso que tilda de largo pero que ya ha generado un Libro Verde y algunas comunicaciones. En la de marzo, Ortún explica que habló de un tema clave: “La recuperación de la economía europea necesita de un enfoque distinto. Los fondos deben realizar una financiación más importante de la que han hecho hasta ahora, adoptando una perspectiva de más largo plazo y más cercana a la regeneración y reindustrialización del sistema productivo, facilitando la creación de pymes, la formación de trabajadores en todos los niveles…”. El texto incide en la necesidad de destinar más recursos, tanto privados como públicos, a la I+D+i, una innovación, tanto tecnológica como no tecnológica, más cercana a los mercados y positiva para las empresas y la sociedad.
“Las inversiones han de enfocarse más al largo plazo, ser más sostenibles y promover la integración de los segmentos de la sociedad europea, y los inversores han de ser más pacientes y no exigir rendimiento inmediatos”, explica el experto, mencionando la reciente comunicación comunitaria. “Cualquier inversión con un tiempo de retorno mayor a lo normal será buena para la economía y la sociedad”, porque este tipo de inversión será más comprometido y responsable. “Estamos en un periodo muy importante en la construcción europea, en la consolidación de la economía europea y española, hay mucho que hacer, y el sector ISR es fundamental”.
El experto señala que la tendencia es imparable y que los grupos políticos que constituirán el próximo Parlamento europeo tienen ideas con ese objetivo de hacer una economía europea más sostenible, con visión a largo plazo y con capacidad de generar empleo para los jóvenes, fomentando las inversiones más dilatadas en el tiempo. “Es una prioridad”. En este sentido, apela a la asociación española, Spainsif, a tomar las riendas para ayudar a instaurar este enfoque de inversión más largoplacista y sostenible en España, implicando al sector bancario, asegurador y del mundo de la gestión, con un abanico de medios de sensibilización, promoción y análisis.
El trabajo de Spainsif
Comentando esas actividades de Spainsif, y considerando como guías esa Directiva de información no financiera de la Comisión Europa, el Libro Verde de la inversión a largo plazo y los principios de la ONU sobre inversión responsable, Inés García-Pintos, presidenta de Spainsif, comenta que la asociación lleva los últimos años trabajando en analizar las consecuencias en términos de rentabilidad que aportan estas inversiones responsables, esto es, en la relación de recompensa del mercado, en cómo se retribuyen las iniciativas con criterios de ESG. “Es una tarea compleja y titánica, pues la inversión en Europa es aún pequeña pero sin ella tendríamos menos legitimidad. Es importante que el inversor final valore la inversión con estos criterios”, dice.
De hecho, desde el lado de la demanda están trabajando con las asociaciones de consumidores para dar a conocer este tipo de inversiones al particular, para lo que han creado un vídeo y un manual. Desde el lado de la oferta, han trabajado con Inverco para actualizar la circular de los fondos con políticas ISR, que databa de 1999, y siguen trabajando con la CNMV para ir más allá. Spainsif publicará el 25 de junio una tabla en la que aparecerán todos los fondos ISR para que los inversores puedan tener información de primera mano, una lista no disponible hasta ahora. También darán acceso a los folletos de los fondos, donde han de incluirse estas políticas de inversión (también en el simplificado, en el KID), según la nueva Circular.
Con respecto a la directiva de transparencia e información no financiera europea, Spainsif está debatiendo internamente con las distintas asociaciones para recoger las visiones de los distintos grupos, y de momento circunscriben esa transparencia e información no financiera a los vehículos de inversión más que a las empresas. Por el momento.