Después de que el mercado bursátil estadounidense cerrase el año con rentabilidades de doble dígito por tercera vez consecutiva, su tendencia alcista continuada entró en punto muerto a raíz de las preocupaciones de los inversores sobre los posibles cambios en el plano de la política monetaria en un contexto en el que las presiones inflacionistas y las variantes del COVID-19 están lastrando la incipiente recuperación de la economía. En consecuencia, los inversores en renta variable continúan mostrándose recelosos, mientras que aquellos centrados en la percepción de rentas prosiguen su búsqueda de rendimientos.
En este contexto, ¿dónde podrían los inversores encontrar oportunidades en 2022? A esta pregunta han respondido los gestores de carteras, estrategas y directivos de Natixis Investment Managers y de sus firmas de inversión afiliadas. Y, en términos generales muestran un “optimismo prudente” de cara a 2022, ya que consideran que estamos ante un posible año de transición para los mercados. En líneas generales, los gestores prevén que la volatilidad continuará, así como un aumento de la inflación, unos rendimientos reales de los bonos del Tesoro en terreno negativo, el surgimiento de oportunidades a escala internacional y una mayor demanda de estrategias ESG.
Para Lynda Schweitzer, vicepresidenta, gestora de carteras y codirectora de renta fija global en Loomis Sayles, la clave para este año será identificar oportunidades en mitad de un entorno volátil. “2022 seguramente será un año de transición para los mercados mundiales a medida que el mundo continúa su reapertura tras la crisis provocada por el COVID-19 en 2020”, afirma Schweitzer.
En este sentido explica: “Los principales catalizadores de la recuperación mundial asíncrona continuarán siendo parecidos a los del año pasado: el COVID-19, la inflación, las disrupciones en la cadena de suministro y los temores sobre el crecimiento de China. Pese a ello, este año la nueva dinámica será la retirada de los estímulos por parte de los bancos centrales de todo el mundo. La inflación ha sorprendido al alza en la mayoría de regiones, aunque en distinta medida. A medida que nos adentremos en 2022, obtendremos más pruebas sobre el probable grado de persistencia de la inflación. Ello repercutirá tanto en las expectativas de inflación a largo plazo como en la capacidad de reacción de los bancos centrales La interpretación y posterior descuento de ambos factores por parte del mercado seguramente generará volatilidad en las clases de activos de la renta fija mundial, incluidos los diferenciales de crédito, los tipos y las divisas”.
Jens Peers, CEO y CIO de Mirova US, coincide en que las incertidumbres persistirán este año, pero también las oportunidades y, en particular, entre los títulos de renta variable sostenible. El ejecutivo considera que tendremos un año positivo a la par que volátil. “Se espera que los sectores cíclicos registren rentabilidades superiores tanto en la renta variable como en la renta fija, donde priorizamos la deuda de alto rendimiento en detrimento de la de grado de inversión y la deuda subordinada. Los planes de inversión en infraestructuras previstos, sumados a los compromisos suscritos en la COP26 para alcanzar una economía con cero emisiones netas de carbono en muchos de los principales países del mundo, también deberían conllevar una aceleración del crecimiento en el mercado primario de bonos verdes. En cuanto a la renta variable, consideramos que las oportunidades más atractivas residen en el sector bancario, en los títulos cíclicos expuestos a los grandes planes de recuperación basados en las infraestructuras, incluidas las infraestructuras verdes y las energías renovables, y en los sectores de comercio electrónico minorista, fintech, vehículos eléctricos y salud. En vista de las diferencias en el plano de las valoraciones, esperamos que los mercados europeos tengan un rendimiento superior a los estadounidenses, y también se identifican más oportunidades en los mercados emergentes”, afirma.
A la hora de hablar de oportunidades, Jack Janasiewicz, estratega jefe de carteras y gestor de carteras en Natixis Investment Managers Solutions, insiste en la renta variable. En su opinión, a lo largo del año las incertidumbres del mercado se irán disipando y el crecimiento, el consumo y los beneficios serán buenos motivos para tomar algo más de riesgo orientando las carteras a la renta variable.
“En vista de la existencia de catalizadores que posibilitan un régimen de mayor crecimiento del PIB nominal, al menos durante 2022, podríamos volver a darnos cuenta de que subestimamos la flexibilidad y el dinamismo emprendedor de las compañías estadounidenses. Además, en vista de que los rendimientos continúan situándose notablemente por debajo de las tasas de inflación prevista a largo plazo, ¿en qué otras clases de activos podríamos invertir si no? Así las cosas, el razonamiento según el cual la renta variable constituye la única alternativa viable a la hora de invertir (un concepto conocido en el mundo anglófono como There Is No Alternative o TINA) mantiene toda su vigencia”, señala Janasiewicz.
En este sentido, una de los sectores que ha recuperado atractivo es el sector financiero europeo, según Daniel Nicholas, gestor de carteras de clientes en Harris Associates. Para el gestor, la oportunidad está en aquellos títulos que estén bien posicionados para generar rentabilidad superiores y positivos en el futuro debido a tres factores: el aumento de tipos de interés, el nivel de capital y la expansión de los márgenes.
“Creemos que la combinación de crecimiento del PIB y presiones inflacionistas impulsará los tipos de interés a niveles más altos durante los próximos años. Prevemos que la subida de los tipos de interés acentuará el nivel actual de rentabilidad de cada uno de nuestros títulos del sector financiero”, aclara el gestor sobre el primero de estos factores.
Siguiendo la tendencia que venía del año pasado, los activos reales también serán una buena opción para las carteras de este año, según François Collet Gérant, gestor de fondos en DNCA, dado el sólido crecimiento y dinamismo positivo que están experimentando esta clase de activos a corto plazo. Sobre ello, Collet afirma: “Pese a que las perspectivas económicas continúan siendo halagüeñas, las condiciones financieras deberían empezar a resultar menos favorables. En este contexto, nuestra asignación de activos debería priorizar los activos reales a corto plazo que cuenten con una prima de riesgo atractiva. En el plano de la renta variable, ello implicará reforzar la asignación a las bolsas europeas y emergentes. En renta fija, conllevará aumentar la asignación a la deuda pública emergente y a los bonos vinculados a la inflación”.
Por último, Philippe Barthelot, CIO de mercados de crédito y monetarios en Ostrum Asset Management, señala que 2022 también será un año de transición para el crédito, ya que “pasaremos de unos pasaremos de unos rendimientos ultrarreducidos a unos rendimientos bastante reducidos… otra vez”. Según indica su valoración, todo dependerá de las decisiones que los bancos centrales adopten y en la medida en que sigan o no la hoja de ruta que han ido comunicando.
“La calidad crediticia seguirá mejorando, con un mayor número de mejoras que de rebajas de las calificaciones (a lo que se suma una cobertura de intereses en máximos históricos), y la tasa de impagos permanecerá por debajo del 2% en Europa y EE. UU. Este pilar fundamental sumamente positivo se ve amenazado por unas valoraciones elevadas y por una oferta neta que será mucho mayor en el segmento del crédito con grado de inversión respecto a sus niveles del año pasado. Ante la reducción del apoyo de los bancos centrales y el probable aumento de la volatilidad debido a la errática evolución de los tipos de interés, el reducido umbral de rentabilidad conlleva que el crédito resulte más sensible ante cualquier acontecimiento negativo. Los rendimientos reales negativos, que muy a menudo respaldan a los activos de riesgo (como quedó acreditado en 2021) solo pueden evolucionar en una dirección: al alza”, argumenta.
Ahora bien, concluye advirtiendo que los principales riesgos para su hipótesis principal serán una inflación descontrolada y el mercado chino de alto rendimiento, “con especial hincapié en el sector inmobiliario”, matiza.