La industria financiera y de inversión norteamericana está dando un paso atrás en su compromiso con las cero emisiones netas. En concreto, Morgan Chase, Citigroup, Bank of America, Goldman Sachs, Wells Fargo y Morgan Stanley, así como BlackRock anunciaron recipiente su salida de la iniciativa Net-Zero Banking Alliance (NZBA), una coalición respaldada por las Naciones Unidas que buscaba alinear las actividades financieras con el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para 2050.
En respuesta, la alianza Net Zero Asset Managers (NZAM) anunció la suspensión temporal de su actividad con el fin de someterse a una revisión para garantizar que la iniciativa “siga siendo relevante en el nuevo contexto mundial”. Sin embargo, según la experiencia de Robeco esta no será una tendencia generalizada dentro de la industria y confía en que mantengan su compromiso, pese a la mayor incertidumbre a corto plazo sobre sostenibilidad. Muestra de que no todo está perdido es que, a pesar de abandonar esta alianza global, muchas de las entidades han manifestado su intención de continuar apoyando a sus clientes en la transición hacia una economía baja en carbono, aunque de manera independiente y sin estar vinculadas a compromisos internacionales específicos.
El desencadenante
Sobre qué ha provocado esta situación, Robeco explica que la carta que se envió el 20 de diciembre a 60 gestoras de activos de EE.UU. fue uno de los principales detonantes de los acontecimientos de las últimas semanas. “En la carta, enviada por el Comité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre el Poder Judicial, se preguntaba a los destinatarios acerca de su relación con las iniciativas NZAM y Climate Action 100+. El Comité considera que una posible implicación en dichas iniciativas podría ser constitutiva de infracción de las leyes antimonopolio y de incumplimiento de las obligaciones fiduciarias. En la investigación en curso del Comité, las iniciativas NZAM y Climate Action 100+ se califican como un ‘cártel del clima constituido por activistas medioambientales de izquierdas y grandes instituciones financieras’ que ‘ha conspirado para obligar a las compañías estadounidenses a descarbonizar sus carteras y alcanzar las cero emisiones netas’”, explican
desde Robeco.
Por otra parte, y debido a presiones políticas similares, los seis principales bancos de Wall Street se han retirado de una iniciativa de cero emisiones netas para entidades bancarias y la Reserva Federal ha decidido recientemente abandonar la Network for Greening the Financial System (NGFS), una red mundial de bancos centrales contra el cambio climático.
Cambio de escenario
En Robeco, celebran la revisión que ha anunciado la NZAM, puesto que permitirá al grupo pulir su estrategia de cara a 2030. Según valora la gestora, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo, el panorama en materia de políticas es muy diferente del que era en 2020 y 2021, cuando los inversores, las compañías y los gobiernos adoptaron masivamente compromisos para lograr las cero emisiones netas. Dichos compromisos representan un 93% del PIB mundial y un 88% de las emisiones mundiales.
“En general, los gobiernos no han cumplido sus compromisos. A pesar de los progresos notables realizados en países como el Reino Unido, las políticas gubernamentales están provocando que el mundo se precipite hacia un aumento de la temperatura de 2,9 grados. Además, las recientes Conferencias de las Partes sobre el Clima no han logrado avances significativos; las principales jurisdicciones, como la UE, están frenando sus ambiciones ecológicas; y el pronunciado incremento del proteccionismo comercial está limitando la adopción de tecnologías verdes”, reconocen desde Robeco.
Para la gestora es llamativo que, durante el mismo periodo, los inversores con un compromiso de cero emisiones netas registraron progresos positivos. De hecho, la mayoría de las entidades de inversión, incluida Robeco, registran impresionantes cifras de descarbonización de las carteras, del incremento del 40% o más. “Evidentemente, esto no ha ido de la mano de una reducción de las emisiones en la economía real, ni de políticas climáticas más ambiciosas. En este contexto, conviene detenerse un momento y reflexionar sobre el papel de los inversores en el avance de la sociedad hacia las cero emisiones netas”, matizan.
Expectativas y hoja de ruta
Según la experiencia de Robeco, las iniciativas en materia de cero emisiones netas empezaron con mal pie.: “La presentación de la Glasgow Finance Alliance for Net Zero (GFANZ) durante la COP26, que tuvo lugar en la ciudad escocesa en 2021, se celebró y consideró como un punto de inflexión en un momento en el que había 130 billones de dólares en capital privado listo para invertirse en la transición a las cero emisiones netas. No obstante, se sobredimensionaron las expectativas de que los inversores lograrían encaminar la sociedad al objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 grados, y no se prestó mucha atención al papel fundamental de los gobiernos”.
Por eso, de cara al futuro, consideran que estas iniciativas seguirán el mismo patrón que la mayoría de las curvas de aprendizaje: se producirá un pico de expectativas sobredimensionadas seguido de un abismo de desilusión antes de pasar a una rampa de consolidación que se encamine a la productividad.
“Nuestros estudios e interacciones con clientes demuestran que los inversores implicados en la causa de las cero emisiones netas (que representan en torno al 40% del mercado) adoptan una perspectiva a largo plazo y mantienen su compromiso. La ciencia no ha cambiado, así que no desvían el rumbo. Lo que cambia y evoluciona son las tácticas y las herramientas: esta es la rampa de consolidación que forma parte de la curva de aprendizaje. Por ejemplo, la estrategia inicial de descarbonizar las carteras ha demostrado limitaciones claras, y ahora se está amplificando y reforzando con modelos de financiación de la transición basados en análisis climáticos prospectivos”, concluyen desde Robeco.