El momento en el que los inversores compran o venden sus fondos de inversión puede ser determinado con precisión teniendo en cuenta la psicología del inversor y sus sentimientos en cada momento, según el estudio encargado por el Deutsche Asset & Wealth Management Global Financial Institute.
Así, tan sólo en algunos países, como Luxemburgo e Irlanda, aspectos como la regulación favorable hacia los fondos de inversión son claves en los flujos de los fondos. En el resto de países, los movimientos de los fondos responden a aspectos relacionados con el comportamiento financiero (behavioural finance) de los inversores. En este sentido, hay dos emociones que pueden explicar, en gran medida, la volatilidad en los mercados financieros y también en los flujos de entrada o salida de los fondos de inversión: la paciencia (o impaciencia) y el miedo a las pérdidas.
En primer lugar, la paciencia, o capacidad de esperar el logro de un objetivo de inversión, es una virtud de inversores en países como Alemania, Suecia, Holanda o Suiza. Son inversores que esperan más tiempo que otros antes de alterar su comportamiento con respecto a sus decisiones de inversión en fondos. Al otro lado están los inversores latinoamericanos y de la Europa periférica: los chilenos son los menos pacientes (solo con excepción de los rusos), seguidos de los italianos, españoles y griegos. Los inversores mexicanos también son impacientes, según el ranking elaborado por el autor del estudio, y eso se nota a la hora de explicar la volatilidad en los flujos de fondos. Según el estudio, la impaciencia es un factor que explica un mayor comportamiento de trading, o inversiones más cortoplacistas en fondos, en lugares como México, Chile o la Europa periférica.
Pero también un segundo factor que lo explica: el miedo a las pérdidas. Así, una caída del 10% en el valor de un activo produce emociones más intensas que unos beneficios del 10%. De hecho, las entradas y las salidas en los fondos de inversión fluctúan en mayor grado en aquellos lugares en los que los inversores son más cautelosos con respecto a posibles pérdidas, como es el caso de Hong Kong, Tailandia y Corea del Sur. “En países con ciudadanos con mayor aversión a las pérdidas –que reaccionan más tanto a las subidas del mercado como a las caídas- las salidas y entradas en fondos serán mayores, por lo que la relación entre los retornos y los flujos también será más intensa”. Por eso, la volatilidad de los retornos también es mayor en esos lugares.
En un documento escrito por Thorsten Hens, profesor de la Universidad de Zurich y científico en el campo de la psicología del comportamiento financiero (behavioural finance), Hens compara y analiza los flujos de entrada y salida en los fondos de inversión en más de 35 países. Hasta ahora, aunque se sabía que el desarrollo de activos bajo gestión varía considerablemente según el país, sólo se disponía de datos precisos de Estados Unidos.
El impacto de la crisis
En todos los países analizados, a partir de 2007, la crisis financiera ha tenido un claro impacto en la psicología de los inversores. “Además de la paciencia o el miedo, otros factores han entrado en juego desde entonces, como una creciente ansiedad debido a la continuidad de la incertidumbre y una posible falta de liquidez”, dice el estudio. De ahí que, desde entonces, se hayan comprado menos fondos pese a la recuperación de los retornos.