El último informe elaborado por MillTechFX, firma especializada en la prestación de servicios de cambio de divisas, ha revelado que los retos en materia de cambio de divisas para los gestores de fondos se están intensificando con la creciente amenaza de que los movimientos de las divisas afecten negativamente a la rentabilidad de sus inversiones.
Según el estudio MillTechFX FX Survey 2022: The intensifying FX challenges for fund managers, en que han participado 250 responsables de la toma de decisiones financieras en las gestoras de fondos, la exposición a las divisas de los activos en moneda extranjera, a las comisiones de gestión y el capital de los inversores ha aumentado en los últimos años. En concreto, un 70% de los encuestados afirma que el número de inversiones transfronterizas en sus firmas había aumentado en los últimos cinco años, mientras que el 66% experimentó un aumento de los inversores en moneda distinta. Además, un 93% reconoció que la gestión de las divisas en los fondos son una parte fundamental para su negocio.
“La volatilidad ha dominado el mercado de divisas en lo que va de 2022, impulsada por la alta inflación, la subida de los tipos de interés y las cuestiones geopolíticas. En consecuencia, la gestión del riesgo de divisas se ha convertido en una prioridad estratégica para los gestores de fondos que necesitan proteger sus rendimientos frente a los movimientos de las divisas”, afirma Eric Huttman, director general de MillTechFX.
Según la experiencia de esta compañía, las gestoras de fondos están dedicando considerables recursos a las divisas, y más de la mitad de ellos asignan al menos tres personas a actividades relacionadas con las divisas. A pesar de esto, la encuesta muestra que solo el 15% dijo que su configuración era la mejor de su clase, mientras que el 33% dijo que estaba por debajo de la media o era la peor de su clase.
En este sentido, las conclusiones muestran que el mayor reto al que se enfrentan los responsables de las finanzas en las gestoras de fondos al tratar con las divisas es la fragmentación de los servicios (35%). Le siguen la obtención de líneas de crédito (34%), el cálculo de costes (33%) y la previsión de la exposición (28%). En lo que respecta a sus operaciones de divisas, los mayores obstáculos a los que se enfrentan los gestores de fondos son demostrar la mejor ejecución (43%) y obtener cotizaciones comparativas (40%).
Además, ante el importante crecimiento de la ISR, el 58% de los gestores de fondos afirmó que sus contrapartes de divisas deben tener sólidas credenciales ESG, mientras que el 36% dijo que era una consideración importante. En cambio, solo el 6% de los encuestados dijo que este criterio no formaba parte de sus procesos de toma de decisiones.
«A pesar de esta amenaza, los gestores de fondos están luchando con una serie de problemas cuando se trata de su configuración de divisas, como la mejor ejecución, las ineficiencias operativas, la transparencia y la gobernanza. Esto ha llevado a la gran mayoría de los responsables de la toma de decisiones financieras a explorar nuevas tecnologías y a tratar de adoptar la digitalización en un intento de racionalizar los procesos operativos. De cara al resto de 2022 y más allá, animaríamos a las empresas a poner en marcha los procesos adecuados ahora y a buscar soluciones alternativas basadas en la tecnología que puedan ayudarles a lograr la mejor ejecución y a proteger su negocio durante estos tiempos turbulentos”, añade Huttman.
La necesidad de gestionar todo lo que tenga que ver con las divisas de los fondos de forma eficiente ha provocado nuevas tendencias, como la automatizacón. Por ejemplo, el 84% de los responsables de la toma de decisiones financieras reconoce que está buscando nuevas tecnologías y plataformas para automatizar sus operaciones de divisas, mientras que el 32% afirmó que la automatización de los procesos manuales era el factor más importante en términos de gestión de divisas.
Por último, la encuesta refleja que todavía existen algunos obstáculos a la externalización para muchos gestores de fondos. Entre ellas, la percepción de falta de control (41%), los altos costes (36%) y la integración (35%).