La Financière de l’Échiquier (LFDE) se suma a la iniciativa Climate Action 100+, la primera alianza de inversores mundiales que promueve compromisos de colaboración con los mayores emisores de gas de efecto invernadero del mundo. En línea con los objetivos del Acuerdo de París, este proyecto busca alentar a las empresas a reducir sus emisiones de gas de efecto invernadero, mejorar su gestión climática e incrementar la transparencia de su información climática.
Esta iniciativa recoge a 410 inversores (41.000 millones de dólares en activos gestionados) comprometidos con un diálogo directo con 160 empresas que realizan el 80% de las emisiones mundiales. “El cambio climático es una fuente de riesgos para las empresas, especialmente para las que más emisiones realizan. Fomentar su compromiso a favor del clima es una de nuestras principales responsabilidades como inversores”, asegura afirmó Sonia Fasolo, gestora de ISR. Climate Action+ es una iniciativa lanzada con el respaldo de los Principios para la Inversión Responsable (UN PRI), a los que LFDE se adhirió en 2008.
Cambio climático, un desafío para Lagarde
“El cambio climático es uno de los aspectos relevantes en la inversión responsable que es, ante todo, cuestión de sentido común”, recuerdan desde LFDE. Los factores ESG ofrecen oportunidades a las empresas, pero también suponen riesgos, por ello, “todo buen gestor” debe tenerlas en cuenta. Esto permite tener una visión de las empresas desde todas las perspectivas.
LFDE cuenta con una política de exclusiones estricta donde quedan fuera de sus fondos las armas controvertidas, la producción de carbón térmico y el tabaco. Además, sus fondos ISR, como el Echiquier Positive Impact Europe y Echiquier Major SRI Growth Europe, cuentan con una política de exclusión más restrictiva y descartan, por ejemplo, a los productos de energías fósiles. Asimismo, se evitan empresas con malas calificaciones ESG ya que “presentan riesgos extrafinancieros considerables”.
“La gestión de activos va a desempeñar un papel fundamental al orientar los capitales hacia las empresas que están dando forma al mundo del futuro. Al prever los riesgos de transición y los riesgos físicos relacionados con el cambio climático a los que pueden estar expuestas, las empresas se aseguran su perdurabilidad y sus resultados futuros», asegura Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l’Échiquier.
En este entorno, cabe destacar el reto que Christine Lagarde ha aceptado al suceder a Mario Draghi. La nueva presidenta del BCE ha puesto en valor la lucha contra el cambio climático y ha sentado las bases de su mandato en dos ejes: llevará a cabo una revisión estratégica de la política del BCE. “Una forma de decir que es necesario hacer inventario de las decisiones de la institución desde la crisis de 2008, así como de su impacto en la economía, tanto si ha sido positivo como si ha causado efectos adversos”, añaden desde LFDE.
“Cabe imaginar, por ejemplo, que se reformulará el objetivo de la inflación, que el mandato del BCE integrará el desafío del cambio climático, puesto que dicha institución no puede dejar de actuar sobre la inflación, mediante los costes agrícolas y los de la energía, sobre todo, de la vivienda. Sería original, porque, por una parte, se intentaría limitar la subida de las temperaturas y, entre ellas, la del clima social, mientras se favorece la de los precios. Esperemos que, con el tiempo, esta nueva máxima no se incluya en el repertorio de los banqueros centrales, y que la institución consiga compaginar política monetaria y desafío climático, alcanzando un 2% de inflación, mientras contribuye a que el calentamiento global se limite a dos grados Celsius”, subraya De Berranger.