La inversión sostenible no es una moda y ha llegado para quedarse. Son ya mayoría las voces que aseguran además que las gestoras que no la abracen quedarán fuera de juego, pero también son conscientes de que la nueva normativa que se avecina en materia ESG supondrá importantes cambios en su negocio, y posiblemente también un aumento de costes. Sea como fuere, las gestoras ya se están moviendo para no quedarse rezagadas.
“El que no haga ESG no podrá seguir en la industria de fondos. Vemos la tendencia como una oportunidad para producir diferenciación en la filosofía de las gestoras”, explicaba Guillermo Hermida Lazcano, CIO para Iberia de CaixaBank AM, en el marco del evento “Regulación, consolidación y otras tendencias en la gestión de activos” organizado hace unos meses por KPMG. “En unos años ni siquiera lo mencionaremos porque estará incluido en todas gestoras. Sin la ESG será difícil sobrevivir en el negocio porque es hacia dónde va todo”, corroboraba Sol Hurtado de Mendoza, directora general en España y Portugal de BNP Paribas AM. Y las entidades se están moviendo en este sentido.
“Santander como grupo está muy comprometido con todo lo relacionado con la ISR, y lo estamos impulsando a todos los niveles. Tenemos una oferta de fondos y activos potentes, queremos llegar a 4.000 millones de euros a finales de este año, con un equipo encargado de esta metodología y la idea es llegar a todos fondos con estos criterios”, explicaba José Mazoy, CIO de Santander AM.
“El año pasado lanzamos una política global de sostenibilidad y estamos preparados para 2020, con todos nuestros fondos abiertos que aplican ya criterios ASG, pues toda información adicional de una empresa o gobierno ayuda a tomar mejor decisiones, independientemente de que dé más o menos rentabilidad”, añadía Hurtado de Mendoza explicando el caso de BNP Paribas AM. “Es crucial el diálogo con las empresas, un diálogo abierto para explicar hacia dónde queremos que vayan y cambiar el futuro” añadía, y defendía también la transparencia: “Di lo que haces y haz lo que dices”.
Para Aitor Jáuregui, managing director de BlackRock Iberia, el riesgo es dejar fuera la ESG de la organización, y mencionaba la reciente carta de Larry Fink en la que advertía sobre cómo todo esto se puede traducir en una reasignación de capital en la industria, en función de las decisiones que adopten los directivos de las compañías: “La sostenibilidad debe estar integrada en todo el proceso de inversión y no es una tendencia de corto plazo”, decía. En el caso de su gestora, las medidas van desde ofrecer soluciones de inversión y productos con esta perspectiva hasta adoptar compromisos: en gestión activa, han integrado la sostenibilidad en todos los procesos de inversión, y se han comprometido a excluir de las carteras a los productores de carbón térmico y a las firmas en las que más del 25% de sus ingresos procedan de esa fuente; en indexación, además de crear nuevos productos, trabajarán mano a mano con proveedores de índices para ofrecer más soluciones de inversión para sus clientes; y además se comprometen a ser más transparentes sobre el sentido de su voto en las juntas de las compañías en las que invierten: “Vamos a exigir mucho más a las compañías en las que invertimos”, decía.
El impacto
La visión más pragmática la ponía Ángel Martínez Aldama, presidente de Inverco, que analizaba el impacto derivado de la regulación que se avecina: “Va a haber costes de implementación de la normativa porque las entidades han de transformar sus procesos internos de riesgo y selección de activos, contratar a expertos, hacerse con nuevas herramientas…”, decía.
En este sentido pedía “un puerto seguro en la regulación ESG”, terreno en el que aún hay incertidumbre en aspectos como la inclusión del riesgo de sostenibilidad -que debe ser integrado en los procesos de las entidades al igual que se gestionan otros riesgos, como el de contraparte-, las nuevas normas de reporte o el deber de las gestoras de explicar a los clientes algunas realidades, como el hecho de que se reduzca el universo de inversión.
También se mostró cauto ante el moderado interés que hay en nuestro mercado: “España es un país donde el 20% de los activos está en manos de institucionales y son éstos los que realmente están concienciados en materia ESG, frente al 80% restante. Un reciente informe del Observatorio Inverco menciona que el 82% de los partícipes no conoce o no invierte en fondos ESG y la mitad solo invertiría si ofrecen igual o mayor rentabilidad que los fondos convencionales”.
Pero desde las gestoras creen que el interés está ahí, y es creciente: “Antes veíamos solo cariño con nuestras propuestas; ahora vemos cariño y además inversión”, decía Hurtado de Mendoza desde BNP Paribas AM.
“No hay evidencias sobre el impacto en la rentabilidad, porque no hay metodología contrastada sobre sus efectos pero lo que sí es cierto es que desde el punto de vista de la demanda, los inversores institucionales quieren más fondos que tengan estos criterios y las nuevas generaciones son mucho más conscientes del cambio climático”, añadía Mazoy.