En Reino Unido, a partir de 2018, los pisos con una calificación energética de E o F, es decir, los niveles más bajos de la escala de eficiencia, no podrán ser vendidos ni alquilados. En Holanda, los fondos de inversión tienen prohibido por ley invertir en empresas que comercialicen armas controvertidas, según la lista publicada por la Unión Europea que define exactamente esta categoría.
Éstos son para Ramón Esteruelas, especialista de producto de fondos ISR de BNP Paribas Asset Management, dos ejemplos sencillos de que la inversión socialmente responsable no es una moda. Convencidos de que una empresa que invierte conforme a los parámetros de ISR es una empresa comprometida con su rentabilidad a largo plazo, los equipos de las gestoras están incluyendo cada vez más una parte de análisis no financiero que en los últimos años no ha dejado de ganar peso en las decisiones de inversión.
“No es filantropía ni es ética. El dinero y la generación de capital siguen siendo el objetivo número uno, pero la mayor conciencia de algunos inversores hacen que a la hora de invertir no se tenga solo en cuenta la parte financiera, sino que se evalúe también el impacto ambiental, el impacto social de la actividad de una compañía o incluso cómo de comprometido están sus gestores. ISR es dar sentido al ahorro”, explica en una conferencia a clientes en Madrid.
Y por si fuera poco, tal y como reflejan los ejemplos de Holanda o Reino Unido, es la propia regulación la que está dando un impulso definitivo a este tipo de gestión y borrando para siempre la etiqueta de ‘moda pasajera’.
Goldman Sachs y Morgan Stanley
“Es probable que en cinco años, esto ya no se llame inversión socialmente responsable, sino inversión. Goldman Sachs, Morgan Stanley o Citi, por nombrar algunos de los brokers más grandes de Wall Street, tienen ya equipos denominados ESG research, que se dedican a realizar análisis no financiero de las compañías que cubren. ¿Se han vuelto filántropos?”, se pregunta Esteruelas.
La respuesta es rotunda: no, no se han vuelto filántropos. Lo hacen obligados por la demanda de sus clientes, la conciencia sobre todo de los inversores institucionales y por la regulación.
El problema, para el gestor de BNP Paribas, radica en que muchos inversores aún creen falsamente que para realizar inversiones ISR tienen que sacrificar rentabiliad. “Todavía hay clientes que piensan que para tener un impacto social o ambiental positivo tiene que ceder parte de su patrimonio y no es así en absoluto. El objetivo sigue siendo hacer crecer el ahorro, pero de la forma correcta”, dice el gestor.
El fondo soberano noruego, que tiene 800.000 millones de dólares en activos bajo gestión, ha hecho el cálculo de lo que le cuesta excluir a empresas con las que éticamente no están conformes (como tabacaleras). En 2016, el hecho de excluir empresas basándose en criterios morales les restó un 1,1% de rentabilidad.
“Si lo miramos a 10 años, esta no es una cifra grande. Pero la cuestión de fondo aquí es sólo la exclusión de empresas en función de sus actividades, no es invertir de modo socialmente responsable en su totalidad. Este tipo de gestión ha evolucionado más allá”.
Desde BNP Paribas AM aconsejan que la ISR no se haga únicamente desde un punto de vista cuantitativo, es decir, solo teniendo en cuenta el rating de inversión socialmente responsable de una agencia especializada. Esteruelas argumenta que estas calificaciones a menudo no tienen en cuenta las especificidades de cada sector.
Estrategias temáticas
“Por ejemplo, en el sector bancario es más importante el factor de gobernanza que el medioambiental. Lo mismo sucede con los valores de los sectores de consumo básico, es la parte social la que tiene más peso. Por eso es importante añadir a esto el análisis cualitativo”, dice.
A finales de junio de 2016, había 158.000 millones de euros invertidos en fondos de inversión socialmente responsable en manos de particulares. Los clientes institucionales suponen una cifra mayor, pero la combinación de ambas y el interés que despierta este tipo de gestión también apuntan que ya se ha superado la moda y va más allá.
Sin ir más lejos, Fortis, la filial de banca privada de BNP Paribas en Bélgica tiene aproximadamente el 30% de sus activos en estrategias que incluyen criterios ISR. En Francia los fondos de BNP que más se han vendido a particulares en 2016 son dos fondos de estas características: uno sobre la temática de crecimiento y envejecimiento de la población, y otro sobre la temática del agua.
El primero tiene 1.200 millones de euros en activos bajo gestión y arroja una rentabilidad anualizada desde 2011 de entorno al 12% libre de comisiones, batiendo al MSCI Europa.
“Como vemos, la inversión socialmente responsable es cada vez más importante dentro de la industria y los fondos temáticos, según nuestra experiencia, son los más demandados”.