Unespa ha publicado su informe anual ‘Estamos Seguros 2017’, donde se hace una radiografía de la actividad aseguradora española en el año 2017. Desde la entidad aseguran que la importancia económica del sector asegurador está íntimamente relacionada con su papel como inversor institucional, aunque no es éste el único campo en el que se muestra.
A 30 de junio de 2017, las inversiones totales del sector asegurador eran de 287.774 millones de euros, lo cual representa en torno al 27% del PIB. La porción más relevante, en torno a 127.000 millones de euros, correspondía a deuda pública española que es, por lo tanto, el principal beneficiario de la política de inversión del seguro español.
La estrategia de inversión del sector asegurador español viene muy condicionada por su modelo de negocio, basado en la comercialización de productos con garantía de tipo de interés a vencimiento. Esta garantía es lo que hace que la renta fija ocupe un lugar tan importante en la política inversora del sector. De hecho, si se observan las cifras que sobre la materia publica el supervisor europeo EIOPA (referentes al año 2016), se aprecian con claridad las diferencias que existen entre mercados; diferencias que en el caso español se concretan sobre todo en su vocación inversora por la renta fija.
En comparación con los principales países del Espacio Económico Europeo (EEE) y con el propio EEE en su conjunto, la cartera de inversiones del seguro español aparece como especialmente dedicada a la renta variable y con una importancia relativamente menor de las inversiones vinculadas a productos en los que el tomador asume el riesgo de la inversión o unit linked.
El ritmo inversor del sector asegurador puede derivarse de las Estadísticas Financieras de la Economía Española publicadas por el Banco de España. Esta estadística analiza los flujos financieros de los sectores institucionales, y entre ellos por lo tanto las entidades aseguradoras, desde la óptica del valor en balance pero también, que es lo interesante a efectos de estas notas, estimando las transacciones netas en cada periodo, es decir, la diferencia existente entre la adquisición y la enajenación de activos.
Los datos históricos de esta estadística, que abarcan una serie bastante larga (desde enero de 1995 a septiembre de 2017, en el momento de redactar estas notas) apuntan a que el ritmo histórico de adquisición neta de activos financieros del sector asegurador equivale a un 1,15% del PIB. Dicho de otra forma, la actividad del seguro como inversor institucional moviliza cada año 1,15 puntos de PIB hacia la inversión estable y a largo plazo.
De este 1,15% del PIB que invierten las entidades aseguradoras cada año la parte fundamental, 0,8 puntos de PIB, se refiere a títulos de renta fija a largo plazo, reflejo una vez más del modelo de negocio del sector, basado en compromisos a largo plazo con garantías financieras mínimas, que generan un flujo de inversión constante en productos de renta fija a plazos largos.
Como se puede apreciar en las cifras europeas, una de las características específicas del seguro español es que comparativamente tiene una cartera de inversión inmobiliaria algo más importante de la que se observa en otros mercados.
La información publicada por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) a este respecto introduce el importante matiz de aquello que está siendo soportado por la inversión inmobiliaria. En tal sentido, se distingue entre el valor que garantiza compromisos del seguro de vida, de los seguros distintos del de vida, los valores que están adscritos a fondos propios para la cobertura de compromisos como el capital de solvencia, y otros elementos no clasificados. De esta manera, se puede tener una visión completa no sólo del patrimonio inmobiliario de las aseguradoras, sino del uso que éstas hacen del mismo.
Por zonas geográficas
A 30 de junio de 2017, el valor de mercado de los inmuebles en poder de las aseguradoras rondaba los 10.400 millones de euros, de los cuales aproximadamente la mitad (5.500 millones) estaban situados en la provincia de Madrid. El segundo territorio en volumen era la provincia de Barcelona, con algo más de 2.100 millones de euros. Ambas provincias se encuentran muy por encima de todas las demás, ya que en la provincia de Vizcaya, que es la tercera, la inversión era de 357 millones de euros. Aunque con menor volumen, la inversión inmobiliaria del seguro española alcanza también a localizaciones en el extranjero, entre las que destaca Portugal, con 57 millones de euros; Reino Unido, que acumula 35 millones de euros; e Italia, con 24 millones.
Los estándares europeos de Contabilidad Nacional por sectores institucionales anotan las indemnizaciones de seguros no vida como una de las principales transferencias corrientes recibidas por dichos sectores institucionales de la economía.
Esto permite estudiar el papel que tienen estos seguros como estabilizadores de la situación económica. En estas notas se han tenido en cuenta dos sectores: las familias y las empresas no financieras; si bien las ratios calculadas, que siempre han sido estimadas en relación con las indemnizaciones no vida, lo han sido sobre magnitudes diferentes: en el caso de las familias se ha tomado como referencia su renta disponible; mientras que en el caso de las empresas se ha realizado sobre su valor añadido.
Los datos así expresados muestran una tendencia muy estable. La tasa que suponen las indemnizaciones no vida recibidas por las familias en relación con su renta disponible se sitúa históricamente por encima del 2% y, de hecho, su promedio histórico es del 2,14%. Por lo que se refiere al peso de las indemnizaciones no vida sobre el valor añadido generado por las empresas españolas, esta ratio se sitúa históricamente en el 1,03%.
Si se realiza una comparación en el ámbito europeo, se aprecia que, en lo que se refiere a la importancia de las indemnizaciones no vida para las familias, España está situada en un lugar bastante elevado. La ratio histórica española es la novena del ámbito europeo.